El índice de inflación en la zona euro volvió a batir un récord en agosto al llegar a 9.1%, en un contexto de disparada de los precios de energía y de los alimentos por la guerra en Ucrania, que ya ejerce una fuerte presión sobre el Banco Central Europeo (BCE).
La inflación ya había pulverizado récords en julio al alcanzar 8.9%, pero en agosto mantuvo la tendencia y alcanzó el 9.1% entre los países que utilizan la moneda común.
De acuerdo con la oficina europea de estadísticas Eurostat, se trata del nivel más elevado registrado desde el inicio de la serie histórica, en enero de 1997.
Este escenario coloca las miradas sobre el BCE, que tiene en agenda una reunión el 8 de septiembre en la que se espera un anuncio de aumento de la tasa básica de interés. El BCE ha tenido siempre como meta para la eurozona una inflación "próxima pero inferior a 2%".
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En julio, el BCE dio un tímido paso al elevar la tasa básica de interés de 0.0% a 0.5%, pero ahora la presión es mayor para una intervención más enérgica.
En un mensaje a la prensa, el presidente del Bundesbank (el Banco Central alemán), Joachim Nagel, expresó la urgencia de que el BCE "actúe decisivamente", y añadió que de lo contrario las expectativas de inflación podrían "afianzarse permanentemente por encima de nuestra meta del 2%".
"Necesitamos una fuerte subida de tipos de interés en septiembre. Y se esperan más pasos en las tasas de interés en los próximos meses", añadió el funcionario.
Por su parte, el experto Jack Allen-Reynolds, economista de la consultora Capital Economics, indicó que la inflación interanual de agosto "y la probabilidad de que siga aumentando añaden presión sobre el BCE para acelerar el ritmo" de endurecimiento monetario.
En su opinión, "el balance de probabilidades se inclina hacia un aumento de 75 puntos básicos en la próxima semana" en la tasa de interés de referencia.
Allen-Reynolds advirtió que la tendencia sugiere que la inflación de la eurozona alcanzará el 10% "antes de fin de año".
Pisar el freno
En tanto, Bert Colijn, economista del banco ING, se cuestionó "cuánto necesita el BCE para pisar el freno", aunque también se preguntó "cómo responderá después de esto, si de hecho los signos de dificultades económicas se vuelven más evidentes".
La economía de la eurozona se está "desacelerando rápidamente" y añadió que "en este punto quizá ya esté en una contracción".
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La tendencia al alza en la inflación comenzó a manifestarse claramente en noviembre pasado, y desde entonces no ha cesado de crecer.
De los componentes de la inflación, la energía experimentó en agosto un aumento de 38.3%. Aunque constituyó el principal factor, representa un leve retroceso con relación al mes de julio, cuando exhibió un 39.5%.
En tanto, el sector de alimentos (que se mide en conjunto con el tabaco y el alcohol) experimentó en agosto un aumento de 10.6%, sobre un 9.8% en el mes anterior.
De las principales economías de las eurozona, Francia experimentó la menor inflación interanual, con 6.5%, seguida por Alemania (8.8%) e Italia (9.0%). En tanto, España registró un 10.3% y Bélgica 10.5%. A su vez, Estonia (25.2%), Lituania (21.1%) y Letonia (20.8%) exhibieron los peores indicadores.
Toda la Unión Europea (UE) atraviesa una grave crisis del sector energético por el explosivo aumento del precio de la electricidad al consumidor.
Este escenario se explica por la drástica reducción de las entregas de gas de Rusia a países europeos, en respuesta a las sanciones adoptadas por la UE a raíz de las operaciones militares rusas en Ucrania.
Ese conflicto también tiene consecuencias en materia de seguridad alimentaria, ya que a raíz de la guerra se limitó en forma dramática la capacidad ucraniana de exportar sus granos y cereales.