El gobierno había advertido que el número de febrero no sería bueno. Pero el 6,6% mensual anunciado este martes, más alto de lo que esperaba el oficialismo, marca un récord: por primera vez en más de treinta años, desde septiembre de 1991 para ser precisos, la inflación anualizada supera el 100%. Una de las más altas del mundo.
Un 102,5% después de un 94,5% el año pasado, no parece un salto importante. Salvo que pasar a un alza de precios anual de tres dígitos remite a una época de inflación incontrolada que terminó, en 1992, con una terrible devaluación, seguida por la implementación del sistema de convertibilidad entre el peso y el dólar que duró diez años y colapsó estrepitosamente con la crisis del 2002 y una nueva devaluación.
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Sin pensar en estos antecedentes, la inflación de febrero preocupa porque atestigua una aceleración del alza de los precios que puede volverse incontrolable, con las dificultades que uno imagina para el argentino de a pie.
El gobierno del presidente Alberto Fernández había estimado en el presupuesto nacional de 2023 un índice anual muy inferior, de 60%.
Esta inflación incontrolada, también complica los planes del ministro de Economía, Sergio Massa, que le apostaba a una baja progresiva del índice inflacionario, y a una estabilización en un 3% mensual en abril para candidatearse a las presidenciales de octubre.