La sostenibilidad ha dejado de ser una moda para las empresas en el mundo. Ahora es una exigencia. Y esa es también la realidad de El Salvador y no solo por un tema moral y de solidaridad con todos los demás habitantes del planeta, sino como un elemento de ventaja competitiva y monetaria para las compañías que deciden hacer de la sostenibilidad uno de los centros de su operación.
Eso es lo que expusieron representantes de dos de las empresas más grandes en El Salvador: Industrias La Constancia y Walmart, que han comprobado las ventajas de hacer de sus operaciones algo más sostenible para el medio ambiente. Lo hicieron en el marco de un conversatorio organizado por la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas), titulado “Tendencias para la Sostenibilidad para el año 2024”.
“No hacemos sostenibilidad. Es nuestro negocio”, explicó Javier Benavídez, gerente de esta área en La Constancia, quien habló de tres grandes ejes de su estrategia. El primero es convertir a esta temática en parte del corazón de la compañía, no como un complemento. “Podemos decir que comenzamos esto como una especie de filantropía, pero luego comprendimos que nos daba múltiples ventajas para nuestro modelo de negocio”, comentó.
Así, su departamento está conectado con todas las áreas productivas de La Constancia, a las que alimenta de nuevas ideas y de las que recibe retroalimentación. Esto también le permite implementar el segundo pilar, que es la medición de los procesos. “Lo que no se mide no se mejora”, sentencia el ejecutivo.
Su empresa es capaz de saber que, por ejemplo, en sus tres plantas hay entre un 97 y un 99 % de reciclaje del agua utilizada, o que han podido convertir en resina reutilizable 29 millones de libras plásticas desde 2020 (en torno al 25 por ciento de sus botellas está hecho con este material) o que han reparado más de 500 hectáreas en el volcán de San Salvador para que cuenten con una mayor capacidad para captar agua y se convierta en el lugar de recarga hídrica más eficiente de San Salvador.
Este último proceso forma parte de su proyecto más emblemático de sostenibilidad: Iskali, que forma parte integral de su proceso. Es desde este espacio del que la compañía extrae el agua para sus tres tipos de bebidas, que se producen en tres diferentes plantas. Todas forman parte de la cuenca del volcán.
“Esta parte del volcán es el área con mayor potencial de recarga hídrica. No lo elegimos al azar. ¿Dónde se aprovechará más la inversión, dólar por dólar? En el sitio con mayor capacidad para captar agua”, comenta Benavídez.
Tomás Regalado, presidente de Fundemas, tomó posesión de la palabra y añadió que este trabajo no solo se hace en función de reducir los costos para la empresa.
“En este proceso, por ejemplo, es necesario calcular cuánta agua hay en el subsuelo, cuánta agua está lloviendo, y cuánto ayudan a recolectar, para que la comunidad donde ellos están también tenga agua”, dijo Regalado.
“De nada sirve producir todo ahora y no poder hacerlo en 10 años”, añadió Benavídez, parte de la centenaria La Constancia, que tiene como uno de sus lemas principales “Por otros 100 años más”.
Benavídez aseguró que el tercer pilar son las alianzas, incluir a sus proveedores y socios en los esfuerzos de sostenibilidad, tanto captando fondos para los programas que ya están en marcha, como Iskali, sino motivando a que eficiente sus procesos. Eso es lo que ha hecho La Constancia con International Transport Logistics (ITL), uno de sus principales proveedores de transporte, que trabajará en la restauración y conservación de 15 hectáreas de bosque nebuloso degradado en la ladera sur-sureste del Picacho, volcán de San Salvador.
La Constancia tiene entre manos otros proyectos interesantes, aunque todavía se encuentran en pañales. Uno de los más interesantes es la entrega de los desperdicios de un material llamado arena de filtración, que sirve en el proceso cervecero para separar los sólidos de los líquidos. Esta tiene una vida útil. Antes, cuando se terminaba, iba directo al botadero. Ahora se lo están donando a una cooperativa ganadera en Chalatenango.
Esta la ha estado depositando en un solar de 10 manzanas de terreno desértico. La arena filtrante ha servido como abono y le ha posibilitado a la tierra acumular humedad, lo que ha hecho posible que se siembren 700 árboles de limón, que ya producen.
Walmart, la sostenibilidad de un gigante
Para Walmart, no solo se trata de sostenibilidad, sino de regeneración, dijo Claudia de Ibáñez, representante de país para la multinacional en México y Centroamérica. Por eso, comenta, tienen ambiciosas proyecciones para el futuro, pues las acciones están planeadas para comenzar ahora, pero ya se contempla lo que pasará, por ejemplo, en 2050. La idea es llegar a los “cero desechos”.
En esto la compañía ha sido pionera y con las estrategias más simples. Una de las más conocidas es “Sin bolsas por favor”, que consiste, simplemente, en dejar de entregar estos implementos plásticos gratis con cada compra. El impacto es enorme, tanto como la cadena de supermercados; solo en 2023 se ahorraron 55 millones de bolsas, lo que se traduce en 261,000 kilogramos de plástico virgen o en 4,260 barriles de petróleo, la materia prima con la que se producen.
Otro programa, también muy simple, consiste en las campañas de reciclaje: la colocación de contenedores afuera de todos sus supermercados para que los ciudadanos puedan arrojar desechos separados en diferentes materiales, como el papel, el plástico, el vidrio y el metal.
Walmart tiene el conteo de lo que han ayudado a recuperar: el equivalente a 46,000 barriles de petróleo (en el caso del plástico); también se ha evitado la tala de 87,380 árboles (en el caso del papel).
Otros proyectos, como el Banco de Alimentos, también han servido para que aquellos productos que cuentan con algún desperfecto, como latas golpeadas, ya no se desechen, sino que se donen a familias necesitadas. Se trata de números importantes, pues Walmart ha entregado más de 4 toneladas de alimentos aptos para el consumo humano a más de 40,000 salvadoreños. Para ello, han contado con la colaboración de 60 instituciones, lo que ha permitido que las donaciones lleguen realmente a quien lo necesita.
“Uno de los riesgos de este tipo de programas es que se entregue la comida a personas que no lo necesitan y lo pueden vender en el mercado negro. Por eso damos alimentos aptos para el consumo humano, pero no para la venta”, dijo Claudia de Ibáñez. Para el Banco de Alimentos, Walmart cuenta con la colaboración de varios de sus proveedores.
Integrar a las pymes
Pero uno de los procesos más interesantes de Walmart tiene que ver con sus proveedores catalogados como pymes, a los que están ayudando a formalizarse. También a incluir procesos de sostenibilidad en su producción, lo que ya se ha convertido en un requisito para que alguien colabore con un gigante como la cadena de supermercados.
“Muchos creen que es imposible ser proveedor de Walmart cuando se trata de una pequeña empresa. Tampoco es fácil, pero nosotros los ayudamos a hacerlo si están dispuestos a dar este paso adelante”, comentó.
Haydee Trigueros, directora ejecutiva de Fundemas, insistió en este punto que es importante que las grandes empresas compartan sus procesos de sostenibilidad con compañías más pequeñas, que no cuentan con los recursos para realizar las investigaciones pertinentes.
“Realmente cada vez más una pyme que quiera entrar a una cadena de valor, a un eslabón de estas empresas grandes, va a tener que trabajar estrategias de sostenibilidad. Para crecer hay que ser sostenibles”, acotó Trigueros.