Una oenegé que apuesta por la salud mental frente a la violencia en América Latina y una organización de Brasil que lucha por la inclusión fueron distinguidas en la edición 2023 del foro de Davos, Suiza.
Glasswing, una organización nacida en El Salvador y que opera en 12 países principalmente latinoamericanos, ayuda a superar mentalmente situaciones de violencia.
"Si llegas al hospital porque has sido apuñalado te curan, te cosen y te vas. Sin embargo hay un montón de consecuencias de haber sido apuñalado que no son necesariamente la herida física", dijo a AFP la salvadoreña Celina de Sola, que trabaja en países como Honduras o Guatemala.
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La oenegé, que tiene cerca de 600 empleados y miles de voluntarios, recibió el premio a la innovación social por parte del Foro Económico Mundial (WEF).
Junto a los programas de educación y salud, Glasswing da formaciones en salud mental a los que trabajan en hospitales, escuelas, cuerpos de policía y administraciones públicas y también a los que auxilian a migrantes que pasan por la frontera entre México y Estados Unidos.
"En vez de sacar a una niña de la escuela (si tiene dificultades), la maestra tiene herramientas para manejar esa situación y entender que a lo mejor a no comió o viene de un contexto difícil de su casa", dijo De Sola.
Por su parte el WEF reconoció también este año como Young Global Leader (joven líder global) a Luana Génot, una de las caras visibles del antirracismo en Brasil y directora del Instituto Identidades do Brasil (ID_BR), que lucha por la inclusión de más negros y indígenas en puestos de liderazgo en las empresas.
"La gran propuesta de nuestra institución es evitar la pérdida de talento", dijo Génot a AFP, preocupada por los profesionales que abandonan América Latina por cuestiones raciales o de género.
La oenegé moviliza a formadores para enseñar antiracismo e inclusión en el mercado de trabajo.
"Las empresas están desperdiciando mucho talento de negros e indígenas porque la primera barrera de la persona negra es el color de piel", asegura Génot que recuerda que en Brasil, aunque cerca del 55% de la población es negra o indígena, solo un 5% está en cargos de liderazgo.