La Fundación Poma conmemoró 40 años de trabajo e impacto social en El Salvador. A lo largo de su trayectoria, la organización ha impulsado programas efectivos en las áreas de salud, educación y cultura, y ha tenido participación y liderazgo activo en otras reconocidas instituciones.
“Nuestros antecesores, especialmente mi padre Luis Poma, se caracterizaron por su visión, por su talento para crear proyectos innovadores no solo desde el punto de vista empresarial, sino también social. Ellos infundieron en nuestra familia la convicción de que, como empresarios, nuestro propósito va más allá de los negocios y debe incorporar como eje fundamental el desarrollo social”, afirmó el presidente de la Fundación, Ricardo Poma, durante el acto de conmemoración.
Por eso, a lo largo de su historia, la organización y sus programas han evolucionado para atender de manera oportuna las necesidades del país. Por ejemplo, en la década de los ochenta, la familia Poma se unió a la creación de la Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo Humano (FUSAL). Desde entonces, la Fundación Poma ha acompañado los esfuerzos de FUSAL y ha ampliado su intervención en salud a otras áreas como la Primera Infancia.
Esta Fundación también ha transformado vidas en temas de educación, con los reconocidos Certámenes de Lenguaje, Literatura y Ortografía, que iniciaron en 1989, y que se prolongaron durante 20 años.
Uno de los proyectos más visionarios y reconocidos en la trayectoria social de Ricardo Poma es la creación de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), en 1994, y que a la fecha cuenta con más de 2,650 graduados.
En efecto, a partir de 2007, la Fundación amplió su impacto en educación y creó diferentes fondos de becas para facilitar a jóvenes con fuertes deseos de superación y limitados recursos económicos la oportunidad de cursar estudios técnicos o universitarios. Con esta iniciativa se ha beneficiado a más de 3,000 jóvenes.
Según la visión de la Fundación, el arte y la cultura también son ejes para el desarrollo social del país, por eso, en 2003, creó el Teatro Luis Poma, que “ha marcado un antes y un después en la historia del teatro salvadoreño por medio de una cartelera ininterrumpida, un enfoque en la accesibilidad de los espectáculos y una agenda de oportunidades para la profesionalización artística”, de acuerdo con el empresario.
También han trabajado para impulsar una cultura de medición del bienestar entre actores locales y otras organizaciones. A través de su alianza con la entidad internacional Social Progress Imperative, en 2014, y la posterior creación del Centro de Progreso Social, en 2016, ha promovido el uso del Índice de Progreso Social, una herramienta integral de evaluación del desarrollo.
Libro conmemorativo
Como parte de la celebración de sus cuatro décadas de trayectoria, Fundación Poma publicó el libro “40 historias de bienestar y progreso social”, caracterizado por la recopilación de historias de éxito de algunos de los participantes de los programas sociales y sus familias, así como la experiencia de aliados que han trabajado junto a la Fundación.
“Este libro honra el trayecto que hemos realizado juntos y reconoce la determinación de cada persona para alcanzar su propósito. Deseamos que esta publicación signifique una fuente de inspiración para el presente y de esperanza en el futuro”, manifestó Ricardo Poma.
Algunos de los participantes de la publicación compartieron sus historias en un conversatorio durante el evento conmemorativo. Tal es el caso de Lorena Juárez, escritora, dramaturga y docente, que reconoció el impacto que el programa cultural de la Fundación, el Teatro Luis Poma, ha tenido en su trayectoria profesional, como ganadora del V Premio Ovación, y en el ámbito cultural de El Salvador.
Por su parte, Ernesto Orellana, graduado del Centro ¡Supérate! Fundación Poma y graduado de ESEN, agradeció a la Fundación por creer en los salvadoreños e invertir en el área de educación, y aseguró que, sin estos proyectos, su vida, la de sus hermanos y las de más salvadoreños no serían transformadas.