Entre abril y diciembre del 2023, el Gobierno de El Salvador aumentó en $1,097.76 millones la deuda con el Fondo de Pensiones. Solo en el último mes del año, la cifra creció en $89 millones.
Según comenta el economista e investigador Carlos Argueta, esta cifra es más del doble que lo que se pedía prestado antes de la reforma de pensiones, aprobada en diciembre de 2022. “El fondo no es de hule”, escribió el economista en su cuenta de X, haciendo referencia a que es un ritmo de crecimiento que amenaza la sostenibilidad del fondo de pensiones.
“Esto amenaza la seguridad social de las generaciones futuras”, añade. Las previsiones son las peores, considerando que se vaticinaba que con el ritmo de toma de años anteriores, en torno a los $500 millones, el fondo se quedaría vacío en un corto tiempo.
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¿A qué se debe esta aceleración en el crecimiento de la deuda de pensiones? Una explicación podría achacarse al aumento del 30% en las pensiones entregadas a partir de la entrada en vigencia de la reforma. Sin embargo, las cifras no cuadran, pues un aumento de esa magnitud de los $500 millones (aunque los cálculos son mucho más complejos) se colocaría en $150 millones. La cifra a finales del año debería estar por debajo de los $700 millones. Hay, por tanto, un inexplicable excedente.
Para la economista Tatiana Marroquín, si el Estado continúa tomando del fondo de pensiones a este ritmo, $1,100 millones al año, pronto se quedará sin nada. Esto es porque todas las cotizaciones que los trabajadores actuales pagan a las AFP se calculan en unos $700 millones (ese es el promedio de crecimiento de los activos del fondo por año). Haciendo una operación sencilla, el fondo se va iría quedando, por ejercicio, con un faltante en torno a los $400 millones.
Marroquín señala que ahora es muy difícil hacer un cálculo sobre la sostenibilidad del fondo, pues la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) no actualiza la información relacionada con pensiones desde abril de 2023.
“Es difícil saber con tan poca información que tan debilitado está el sistema de pensiones”, sentencia.
Pero, echando mano de los promedios de crecimiento anual, es posible suponer que todo el patrimonio es de unos $15,000 millones. A estos hay que restarle la cifra de la deuda de pensiones total, que es de casi $9,500 millones. Por tanto, del fondo, actualmente, solo restan unos $5,500 millones. Si cada año se retiran $1,100, ¿cuánto tiempo puede durar?
Otro aspecto a señalar es el destino de ese dinero. ¿Es posible estar seguro que es para pagar las pensiones del viejo sistema, de INPEP y el ISSS? Ya expertos en la materia lo cuestionan. Uno de ellos es Patricio Pineda, de la Mesa del Trabajo por una Pensión Digna.
“Estamos entrando ya en un lapso en que está peligrando realmente la sostenibilidad del sistema”, dijo Pineda a finales de 2023. Cuando pronunció sus palabras, todavía no se habían publicado las cifras de noviembre, cuando se cruzó el umbral de los $1,000 millones.
Todo este análisis no se puede realizar sobre cifras concretas. Eso, para el economista Carlos Argueta, es preocupante en sí mismo. Argueta le da seguimiento a la información relacionada con pensiones desde 2016. No recuerda una época en que una actualización se haya tardado tanto como ahora, cuando estamos arribando a los 9 meses.
“Lo más probables es que sea adrede. No hay como mucha justificación para que esto ocurra. Se podría decir que es porque está en transición, pero uno de los mandatos de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) es publicar la información relacionada con los sujetos supervisados, en este caso, las AFP”, comenta Argueta.
Otro aspecto preocupante es que, con el crecimiento de la deuda de pensiones, el porcentaje del PIB que representa la deuda también se va para arriba. Si se suma a la deuda general la deuda de pensiones (algo que el Ministerio de Hacienda no hace desde la reforma), se concluye que, actualmente, la deuda constituye un riesgoso 87.7 % del PIB.
“La trayectoria es insostenible con un crecimiento lento del PIB (2 %) y baja inflación”, comenta el economista Rafael Lemus.
Es un círculo vicioso: que un país presente niveles de deuda tan altos lo vuelve menos apetecible para el financiamiento y, sobre todo, para la inversión extranjera directa, uno de los aspectos de los que más ha adolecido la presente gestión.