Para la Corporación de Exportadores de El Salvador (COEXPORT) la del ferri entre El Salvador y Costa Rica no fue una oportunidad perdida. Según Silvia Cuéllar, presidenta de la entidad, que el proyecto se haya echado a andar aunque sea por unos meses es evidencia de su viabilidad.
“Es una experiencia muy buena porque nos comprueba que tenemos las condiciones adecuadas para tener el ferri que tanto hemos pedido”, manifiesta y señala al hecho de que dos gobiernos, como el tico y el salvadoreño, se hayan puesto de acuerdo en adecuar infraestructura para un esfuerzo como uno de los “grandes logros”.
Ambas naciones adecuaron sus puertos para recibir al barco. Sobre todo del lado costarricense, para el que se construyó una zona especial en el Puerto de Caldera, pues se trata, a diferencia de la local La Unión, de una terminal con mucho movimiento de barcos.
También contó con el apoyó coordinado entre gremiales de exportadores, pues COEXPORT colaboró con su par de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (CADEXCO), con la que incluso realizó conferencias de prensa en conjunto.
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Para Cuéllar, el proyecto nunca fracasó, sino que necesitaba de un poco más de tiempo para que madurara. Sin embargo, a la empresa que llevaba a cabo los traslados, Blue Wave Corporation, le salió un negocio mucho más lucrativo en Ucrania en comparación con las pérdidas que le significaba la operación entre ambos países.
Para la directiva, la imposibilidad de llegar a un acuerdo para lograr una tarifa competitiva condenó el negocio. Y fue ese argumento el que, precisamente, exhibieron sus detractores: llevar por tierra un contenedor de El Salvador a Costa Rica cuesta un promedio de $1,400 dólares. Solo la tarifa del ferri se colocó entre $1,145 y $1,360, a lo que había que sumar unos $900 del traslado de la ciudad al puerto correspondiente.
En ese punto, reconoce que, quizá, se cometió un error en concreto: lanzar el proyecto demasiado pronto, cuando todavía no estaba sensibilizado el mercado. La empresa que manejaba el barco no comprendió que debía bajar sus precios. Tampoco entendieron esto las compañías que se dedicaban al transporte por tierra desde las plantas hasta los puertos. Que uno y otro nunca hayan dado su brazo a torcer para lograr una tarifa realmente competitiva hizo que los exportadores decidieran no usar la herramienta.
“El exportador mismo ha dicho siempre que el ferri es algo que esperan. Por eso se hizo esta apuesta. En cada reunión decían ‘lo quiero’. Pero hay que comprender que no pueden usarlo si no les salen las cuentas”, dice Cuéllar.
Para la presidenta de COEXPORT, quizá hizo falta un esfuerzo mayor de sensibilización, en el que se desarrollaran más reuniones y más acercamientos entre los dos protagonistas (además de los exportadores), del negocio. Un sector de los transportistas de carga internacional incluso vieron al ferri como una competencia, no como una oportunidad para aprovechar.
“Yo lo dije desde el principio. Ese era un proyecto que nació muerto… Subía demasiado los costos y hacía, prácticamente, un viaje en paralelo con el que se hace por tierra. No entrañaba ninguna ventaja”, comentó para el Diario de Hoy el presidente de la Asociación de Transporte Internacional de Cargas (ASTIC) de El Salvador, Raúl Alfaro, uno de los principales críticos de la medida.
Ferry | El ferry entre El Salvador y Costa Rica no termina de zarpar
Según la presidenta de COEXPORT, el proyecto todavía no puede darse por muerto y buscan que otra empresa se haga cargo. Dice que las lecciones aprendidas en este ejercicio facilitarán que el negocio, esta vez sí, logre zarpar.
En una hipotética futura oportunidad, dice, se espera implementar el modelo “door to door”, es decir que, para hacer uso del ferri, el exportador solo tenga que pagar una factura. Que la empresa manejadora de la nave se encargue también de los traslados por tierra. O también que las empresas transportadoras cubran este viaje y el del ferri en un solo cobro.
“Eso es una de las cosas que más pidieron en las reuniones. Esperamos que el proyecto se retome porque hay muchas lecciones aprendidas”, dice Cuéllar.
Para la líder de COEXPORT, otra manera de que el ferri se convierta en un buen negocio es que, a Costa Rica y a El Salvador, se le sume, por ejemplo, Guatemala y Panamá.
Este último país estaba en el horizonte de la anterior manejadora del ferri, Blue Wave Corporation, para adicionarse a su ruta. La idea adquirió mayor intensidad cuando se cerraron las fronteras por las protestas antimineras en el país canalero. Sin embargo, nunca se concretó. Hoy, el barco viaja a Ucrania.
| La inversión para una idea de larga data |
| Costa Rica aportó $2 millones para este proyecto, que había intentado ponerse en marcha desde 2015. La idea era tener una vía de transporte más ágil que la terrestre para exportaciones a la región centroamericana. En El Salvador, por otro lado, no se tuvieron que hacer adecuaciones demasiado importantes, pues esa terminal recibe pocos barcos cada semana. Lo común es que su muelle esté vacío. Por otro lado, el representante de Blue Wave Corporation, Michael Volks, dijo que la inversión para traer la embarcación desde El Mediterráneo a Centroamérica implicó una inversión de $1 millón. “Desde un principio nos quedaba claro que esto va a tardar unos cuatro meses de fase de arranque, porque es una nueva modalidad, que algunos tal vez tienen sus reservas y quieren entender mejor cómo funciona; y otros que simplemente tienen que adaptar toda la cadena logística”, respondió ante la pregunta de si traer dos furgones era rentable. La operación duró exactamente cuatro meses. |