El fenómeno climático de El Niño, declarado desde julio y ligado normalmente a un aumento de las temperaturas globales, podría agravar en América Latina la malnutrición en algunos países y elevar el riesgo de enfermedades como la chikunguña o el zika, advirtió recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La agencia sanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un informe sobre los riesgos sanitarios mundiales ligados a El Niño en el que cita Centroamérica y el norte de Suramérica entre las regiones en “alto riesgo” de sufrir problemas de salud ligados al fenómeno climático.
En particular, la OMS alerta sobre la situación que podrían afrontar el norte de Perú, Colombia y Venezuela, así como Surinam, Guyana, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua.
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El aumento de la malnutrición podría ir ligado a un descenso de las cosechas, ya que se teme que las mayores sequías que podría haber en la zona afectarán la plantación de maíz y legumbres para la cosecha veraniega, aumentando los precios de estos alimentos básicos que ya de por sí están en niveles elevados en casi todos los países.
En este sentido, el informe explica que “las lluvias por debajo del promedio pueden interrumpir las operaciones de siembra y afectar el desarrollo de los principales cultivos de maíz y frijol de la primera siembra de 2023”, las cuales, agrega, son las que por lo general se cultivan en los meses de mayo y junio y se cosechan desde agosto.
Además, añade que si las condiciones secas impactan negativamente en la producción agrícola y, con esto, se elevan los precios de los granos, podría limitarse “aún más el acceso a los alimentos para los hogares vulnerables”.
Su relación con la inseguridad alimentaria
El punto anterior está ligado estrechamente con el tema de la nutrición y de la inseguridad alimentaria en la región, pues las constantes subidas en los precios de los alimentos, de hecho, provocó que millones de centroamericanos enfrentaran dificultades para comprar comida durante el 2022, una realidad que podría agravarse con la influencia de El Niño.
La Red Global Contra las Crisis Alimentarias (GNAFC, por sus siglas en inglés) señaló en un informe de mayo que, solo en El Salvador, hasta un 66% de los salvadoreños, que equivale a poco más de 4 millones de habitantes, sufrieron estas dificultades para comprar sus alimentos.
Otras organizaciones locales, como el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), han afirmado que es urgente que se tomen medidas para abordar, por lo menos, el tema económico y evitar que se desate una situación de hambre.
Aún así, Danilo Pérez, director ejecutivo de esa entidad, dijo recientemente que “es un hecho que ya hay hambre en los cinturones de pobreza en el país, pues manejamos la información de que hay personas o familias que pasan hasta cuatro días sin comer”.
De acuerdo con encuestas publicadas por instituciones como la UCA o Fundaungo, más de la mitad de los salvadoreños ha disminuido la cantidad de comida que consume debido a los altos costos, los cuales podrían agravarse si disminuye la producción agropecuaria.
En este punto, asociaciones de agricultores han alertado que, debido a la influencia de El Niño y a la sequía que ha pronosticado la ONU para el período agosto-octubre, la producción de granos podría enfrentarse a una pérdida de entre 6 y 8 millones de quintales, principalmente de maíz y frijol.
Con esto, según la Mesa Agropecuaria Rural e Indígena, podría darse ese escenario de incremento de precios y haber una incidencia en los índices de pobreza en el país, debido a que la capacidad adquisitiva podría de las familias se vería afectada.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los altos precios de los alimentos provocarán que en los países en desarrollo, y sobre todo en aquellos que dependen en gran medida de las importaciones, haya un “malestar social y se ralenticen los esfuerzos para combatir la pobreza y la inseguridad alimentaria”.
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Este último punto es preocupante sobre todo porque en El Salvador, de hecho, los índices de pobreza y pobreza extrema aumentaron en el último año, según datos oficiales de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2022.
Según ese documento, los niveles de pobreza total en el país llegaron a un 26.6% del total de salvadoreños en 2022, mientras que la pobreza extrema alcanzó hasta un 8.6% de la población del país.
El factor sanitario
Por otro lado, la subida de las temperaturas y el hecho de que con la sequía aumenten los almacenamientos de agua en las viviendas podrían contribuir a la proliferación del mosquito aedes, transmisor de enfermedades como el zika o la chikunguña, en los países latinoamericanos citados por la OMS.
La escasez de agua y el aumento de precios de ésta podrían además agravar las necesidades humanitarias en zonas como Colombia y Venezuela
De acuerdo con los meteorólogos, El Niño podría contribuir a un tiempo más seco de lo habitual en Centroamérica, norte de Brasil, Colombia, Venezuela y norte de Perú, mientras que podría aumentar la humedad del clima en el extremo sur brasileño, Chile, noroeste de Ecuador y Perú, norte de México, Paraguay y Uruguay.
El informe de la OMS recuerda que El Niño dura como promedio un año con su inicio hacia abril y su pico de influencia entre noviembre y febrero, pero en ocasiones se puede prolongar más.
La OMS subraya que la mayoría de los modelos meteorológicos predicen que en esta ocasión El Niño persistirá como mínimo hasta finales de 2023.
Otros riesgos sanitarios ligados a El Niño incluyen posibles aumentos de casos de cólera (también debido a la escasez de agua), de malaria y de enfermedades evitables con vacunación como la meningitis en regiones como África.