En el Área Metropolitana de San Salvador hay más empleo informal que formal. Así lo concluyó la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) que, mediante un estudio de prospección laboral, halló que la poca oferta laboral que se encuentra en el sector formal conlleva algunas desigualdades.
De las 13,279 vacantes analizadas en el estudio, 9,260, es decir el 69 %, son plazas permanentes. Mientras que el restante son empleos por proyectos o temporales. Pero, las vacantes permanentes en el sector formal requieren como mínimo bachillerato, pero no bachillerato general solamente. Hay empresas que buscan bachilleres técnicos o incluso que los aplicantes sean estudiantes, egresados o graduados universitarios.
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“Lo anterior significa que, en el mercado laboral de las condiciones exigidas para empleo permanente, un tercio requiere como mínimo educación técnica o universitaria y otro tercio requiere como mínimo bachillerato completo, quedando solamente un tercio sin mayor requerimiento de escolaridad o escolaridad menor a educación básica”, explica el estudio.
Pero las empresas no solo exigen niveles de escolaridad específicos. Al menos ocho de cada diez vacantes tanto en empleo permanente como temporal, las empresas buscan que el posible empleado tenga como mínimo un año de experiencia en el rubro o sector que aplica. Y si son plazas especializadas como técnicos, profesionales, académicos u otros afines, la exigencia de experiencia es de al menos tres años.
Ahora bien, ¿qué buscan las empresas cuando anuncian sus plazas vacantes? El estudio encontró que las principales competencias que requieren son el dominio técnico y conocimientos sobre el área laboral u ocupación a desempeñar. Asimismo, hay otras competencias comunes, como lo son la responsabilidad; la comunicación efectiva; el trabajo en equipo; la orientación al logro y la gestión por resultados; el dominio de aplicaciones ofimáticas (mayormente procesadores de palabras, hojas de cálculo y formato de presentación y diseño digital de contenido); el dominio de otro idioma (mayormente inglés); la capacidad de resiliencia ante el trabajo bajo presión, el cumplimiento de metas y la disponibilidad de horarios, entre otros.
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Frente a las competencias exigidas, ¿cuánto pagan las empresas? La realidad en el Gran San Salvador es que en la medida en que las empresas requieren niveles superiores de educación como técnicos, universitarios o postgrados la paga es mejor.
“Ganan en promedio hasta cinco veces más que los ocupados como trabajadores no calificados, trabajadores de los servicios o vendedores de comercio y mercados, oficiales, operarios o artesanos, entre otros”, agrega el estudio.
Esto significa que, en el AMSS, un trabajador no calificado puede ganar, por ejemplo, $300, y uno calificado $1,500 o más.
Pero, ¿cuántos son trabajadores no calificados en el AMSS? Según los datos para el año 2020 de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM) de la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC), de 774,778 ocupados en el AMSS, el 14.31 % son trabajadores no calificados. Luego, el 33.14 % son trabajadores de servicios o vendedores de comercio y mercados; el 0.93% son agricultores y trabajadores calificados; el 18.41 % son oficiales, operarios o artesanos.
Además, el 9.64 % se desempeñan como operadores de instalaciones, máquinas y montadores; el 2.98 % de los ocupados laboran en el sector gubernamental (desde militares hasta el resto de empleados públicos); el 7.11 % son profesionales, científicos e intelectuales; el 5.85% son técnicos y profesionales de nivel medio y el 7.63% son empleados de oficina.
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“Lo anterior implica que, al menos siete de cada 10 ocupados en el AMSS se encuentren en condiciones laborales no adecuadas o precarias en torno a las prestaciones”, cita el estudio. Esto debido a que, del total de personas ocupadas en el AMSS, solo tres de cada diez cotizan pensiones y Seguro Social y, el resto yace en el sector informal.
“Los trabajadores informales, las mujeres, los jóvenes y las personas de menores calificaciones han sido desproporcionadamente afectados por la contracción del empleo”, publicó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su reporte de 2021 “Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe”. Y aunque en El Salvador se han creado varias políticas gubernamentales en aras de reducir el empleo informal como la Ley de Fomento, Protección y Desarrollo de la Micro y Pequeña Empresa o la Política Nacional de Empleo Decente para 2017 - 2030, entre otras normativas, varias de estas se comenzaron a aplicar hasta dos años después, de acuerdo a la OIT.
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Y de las 13 políticas que la OIT identificó hasta 2019, la mayoría fueron hechas para “realizar emprendimientos por cuenta propia, en su mayoría de subsistencia”, es decir no para crear empleo formal.
¿Qué ocurre con la juventud?
De acuerdo al estudio, al menos dos de cada 10 jóvenes de entre 18 y 29 años no acceden a educación ni empleo en el AMSS. Y de los que sí logran conseguir un empleo, seis de cada diez son hombres y cuatro son mujeres.
“Tampoco escapan las otras disparidades, como las de pobreza monetaria, inseguridades alimentaria y local, en acceso a salud, educación y empleo, en condiciones laborales según sexo y edad, etc”, agrega el estudio en torno a las dificultades de los jóvenes habitantes en el AMSS.
Este hecho ha llevado a que un tercio de los jóvenes encuestados para el estudio tengan la intención de emprender un negocio propio. Un 50 % en continuar sus estudios hasta la universidad. Y el 20 % restante tienen en mente la opción de emigrar como alternativa para su desarrollo y bienestar. Algunas de las dificultades que perciben los jóvenes en el mercado laboral son: los estigmas sociales, la gran demanda en el mercado laboral, la poca oferta de empleos integrales y las dificultades de traslado, entre otros.