Tras vencerse el plazo de la recompra de bonos que el presidente Nayib Bukele anunció el lunes pasado, los inversionistas que tienen en sus manos los papeles de deuda de El Salvador decidieron venderle al gobierno solo $133 millones de los primeros $800 millones en bonos que vencen en enero de 2023.
Esto representa apenas el 16% de la deuda total que el gobierno tiene que pagar en enero próximo, con lo cual, para esa fecha tendrá que disponer de $666.9 millones y así saldar su deuda.
El gobierno, además, logró recomprar $432.5 millones de otros $800 millones que deben pagarse en 2025. Este monto representa un 54% del total y, según los economistas, era predecible que la mayoría de los tenedores de este bono decidiera venderlos pues persisten las dudas de que el gobierno tenga la capacidad para pagar esa deuda llegado ese momento.
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En total son $565.5 millones en bonos que los inversionistas decidierion venderle al Gobierno a un precio más bajo del que lo adquirieron.
Este monto es un 35% del total de la deuda en bonos que juntos significan un pago de $1,600 millones.
El presidente de la República, Nayib Bukele publicó en su cuenta de Twitter que la operación ha representado un ahorro de $275 millones. “El Salvador completó con éxito la primera operación de compra anticipada de bonos con vencimiento en 2023 y 2025; logrando recomprar bonos por más de $565 millones”, tuiteó Bukele.
El ahorro se obtuvo debido a que el gobierno propuso pagar menos por estos bonos. Por el bono 2023 ofreció pagar solo el 91% mientras que por el bono 2025 ofreció pagar un 54% de su valor nominal.
Así, los inversionistas del bono 2023 estuvieron dispuestos a venderle $179 millones, pero fueron aceptados $133 millones y de esos, al pagar solo el 91%, el monto se redjo a $121.1 millones.
Sobre el bono 2025, se ofertaron $432 millones y se aceptó la misma cantidad, pero al haber propuesto pagar solo un 54% de ese monto, el monto que el gobierno tuvo que pagar fue solo de $233 millones.
Sin embargo, el economista Rafael Lemus dijo que aunque esta operación significa un ahorro para el gobierno, “el problema fiscal de El Salvador queda intacto”.
Esto debido a que al no lograr recomprar toda la deuda en bonos, sobre todo la de 2023, el gobierno tendrá que disponer de más de $600 millones en enero del próximo año en momentos en que no cuenta con suficiente capital y sus fuentes de financiamiento se acortan cada vez más.
Al lanzar esta propuesta de compra de bonos, el gobierno planteó que solo contaba con $360 millones para la compra de estos bonos, un dato que alarmó a las agencias de calificación crediticia pues demuestra un mayor riesgo de impago de las obligaciones de deuda del país.
Esos $360 millones que ha usado para esta operación son, además, capital obtenido de las reservas internacionales (Derechos Especiales de Giro otortados por el Fondo Monetario Internacinal), es decir que ha sacado dinero de sus ahorros de emergencia para hacer esta operación.
Para Bukele, la operación fue tan exitosa que ha decidido lanzar otra oferta de recompra de bonos dentro de 8 semanas, cuando solo le quede un mes hábil para redimir la deuda total a los tenedores de bonos.
El economista Lemus contrasta que pese a que Bukele llama a esta operación un “ahorro”, en realidad esto reduce su liquidez.
Fuentes bursátiles habían advertido que los inversionistas no estaban interesados en comprar el bono 2023, pues ya faltan pocos meses para que se cumpla el plazo en el que deben recibir la totalidad del dinero que prestaron.
Solo los tenedores de bonos 2025 estaban más interesados en vender al gobierno, debido a que ha aumentado la incertidumbre de que el gobierno no tenga dinero llegada esa fecha.
En la mira de las calificadoras
El Salvador está en la mira de las agencias de calificación crediticia que ya rebajaron su nota al país y que además han advertido que pueden degradarla mucho más tras conocer los resultados de esta recompra de deuda.
Esta recompra de deuda es considerada por los inversionistas como el reconocimiento de que el gobierno no tiene suficiente dinero para pagar sus deudas.
La recompra de deudas es un mecanismo financiero que se ha usado en Grecia, en Argentina y otros países que han alcanzado elevados porcentajes de deuda y llegado al nivel de impago.
El Salvador está a pocos peldaños de un impago.
Hace seis días la agencia Fitch Ratings degradó la calificación del país a “CC” justamente advirtiendo el mayor riesgo de que el gobierno no pueda pagar el bono de 2023.
Un día después la agencia Standard & Poor’s advirtió con rebajarla en los próximos meses si aumentaba el riesgo tras esta recompra de deuda.
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Pero además del pago de este bono las calificadoras de riesgo tienen al país en observación dada la alta concentración de poder que tiene ahora Bukele, así como su intención de reelegirse como presidente para un periodo más pese a que seis artículos de la Constitución lo prohíben.
Los tenedores de bonos de 2025 podrían vender sus papeles ya antes de que pueda haber un futuro impago.
Lemus cree que después de esta recompra las calificadoras de riesgo revisarán nuevamente a la baja las perspectivas del país sobre todo porque esta maniobra tiene un “impago implícito” de los tenedores de bonos.
Estas deudas fueron adquiridas en gobiernos anteriores y pese a que fueron compromisos adquiridos por otros presidentes, es el Estado el que asume este pago. El no hacerlo significa un deterioro en la confianza de los inversionistas y el cierre de puertas para obtener financiamiento importante en los próximos años.