El Salvador es el segundo país de Latinoamérica con la más baja cobertura de pensiones en adultos mayores de 65 años, pues menos del 20% de ellos cuenta con una pensión asegurada para su vejez, según un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El estudio, denominado “Envejecer en América Latina y el Caribe” solo ubica a Honduras antes que El Salvador mientras que en otras naciones como Perú, Paraguay, Colombia, Argentina, Chile y Brasil la cobertura previsional alcanza más del 50%.
De acuerdo a este estudio, en promedio, el 69% de las personas mayores de 65 años recibe una pensión, lo que representa un importante aumento respecto al 46% de hace 20 años.
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Los datos muestran que alrededor del 48% de los mayores de 65 está cubierto por sistemas de pensiones contributivos y el 21% restante se cubre por medio de transferencias no contributivas (las aporta el Estado)
El Salvador, sin embargo, está por debajo del promedio regional pues solo uno de cada cuatro personas logrará tener una pensión al final de su vida productiva, de acuerdo a estudios similares hechos por organizaciones como Fundaungo y Fusades.
Y es precisamente esta la mayor preocupación que ha tenido estas asociaciones sobre el sistema, sobre todo ahora que el gobierno quiere hacer nuevamente cambios a este esquema.
Desde 1998 el sistema previsional del país es de carácter contributivo, es decir que cada trabajador aporta dinero para su futura pensión y recibe un monto de acuerdo a lo que pudo ahorrar en sus años de trabajo. En otros países, se combina un sistema contributivo con uno no contributivo, en donde el Estado otorga ingresos a las personas mayores bajo determinados requisitos.
La economista Tatiana Marroquín expresó en agosto que el gran problema del sistema de pensiones de El Salvador sigue siendo la baja cobertura pues pese a que al día de hoy se sigue discutiendo quién tendría que administrar las pensiones (si el gobierno o la empresa privada), la profesional señaló que no es este el problema.
“Pueden haber problemas en quién lo administra, pero el problema más grande del sistema de pensiones es que la mayoría de la población ni siquiera vamos a aspirar a una pensión”, dijo durante una entrevista radial en esa oportunidad.
El estudio del BID señala que las estrategias para alcanzar una cobertura elevada se han basado en la ampliación de las prestaciones no contributivas, como el caso de Bolivia, que ha logrado una pensión universal a través de programas de pensiones no contributivas Renta Dignidad aunque no siempre estos ingresos sean suficientes para la calidad de vida de las personas.
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En El Salvador el gobierno anterior implementó el programa Pensión Básica Universal que entregaba $50 a las personas adultas mayores que no cuentan con un ingreso fijo.
Sin embargo este pago no se ha entregado por varios meses durante la administración de Nayib Bukele y no hay información de que el gobierno destine fondos para este rubro en el presupuesto general del próximo año.
No obstante, economistas como Rafael Lemus han señalado que implementar una pensión universal para toda la población adulta es un desafío a las finanzas públicas, pues requiere de una solvencia económica que actualmente el país no tiene. Más bien, sus finanzas se encuentran cada vez más débiles debido a un alto endeudamiento que sobrepasa el 80% de todo lo que el país produce.