El Salvador está en riesgo de convertirse en “un infierno fiscal” de acuerdo con un ránking, elaborado por The 1841 Foundation, en base a información del Fondo Monetario Internacional (FMI y del Banco Mundial).
“Los infiernos tributarios tienen en general una voracidad fiscal alta, pero además son estados que brindan muy poca seguridad jurídica. Hay estados con impuestos altos, pero que funcionan bien y, de hecho, en el ránking aparecen abajo, como Dinamarca o Irlanda”, explica a EFE el abogado argentino Martín Litwak, fundador y presidente de The 1841 Foundation.
Según el experto, los “infiernos fiscales” ahuyentan inversiones y empujan a los ciudadanos a irse de su país o a mudar su capital a otras jurisdicciones que ofrecen mayor seguridad jurídica y que, en muchos casos, han sido tachados de «paraísos fiscales».
La primera edición de este índice coloca a doce países -ocho de ellos latinoamericanos- en la categoría de “infiernos fiscales”, sobre un total de 94 países incluidos en el ránking, mayormente de América y Europa.
Bielorrusia, Venezuela y Argentina encabezan el ránking de “infiernos fiscales”, junto a Rusia, Ucrania, Nicaragua, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Haití, Honduras, México y Surinam.
El índice tiene en cuenta datos cuantitativos, como la presión tributaria, inflacionaria y de la deuda, e indicadores cualitativos, como la estabilidad política y la eficacia del Estado.
El estudio identifica a otros catorce países en “riesgo” de convertirse en un “infierno tributario”, entre los que están Ecuador, Brasil, El Salvador, Guatemala, India, Paraguay, Colombia y Armenia. Luego le sigue un gran conjunto de países “normales”, entre los que Chile figura como el mejor ubicado de los latinoamericanos y España se sitúa a mitad de tabla, en el puesto 50.
La primera edición de este índice, elaborado por The 1841 Foundation, coloca a doce países -ocho de ellos latinoamericanos- en la categoría de “infiernos fiscales”, sobre un total de 94 países incluidos en el ránking, mayormente de América y Europa.
El lote ‘infernal’ lo componen Bielorrusia, Venezuela, Argentina, Rusia, Ucrania, Nicaragua, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Haití, Honduras, México y Surinam.
El índice tiene en cuenta datos cuantitativos, como la presión tributaria, inflacionaria y de la deuda, e indicadores cualitativos, como la estabilidad política y la eficacia del Estado.
Entre los infiernos fiscales, de hecho, hay países con impuestos bajos y altos, pero, según el informe, “todos tienen gobiernos de baja calidad, alta corrupción y discrecionalidad, una gestión económica pobre e instituciones débiles”.
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Los creadores ponen en entredicho la “cruzada” de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) contra los “paraísos fiscales”.
Litwak, experto en planificación patrimonial y fiscalidad internacional, señala que, en general, los países latinoamericanos están más arriba en la tabla que los europeos porque muchos de estos últimos están «bajo la red de contención jurídica de la Unión Europea».
El estudio identifica a otros catorce países en “riesgo” de convertirse en un “infierno tributario”, entre los que están Ecuador, Brasil, El Salvador, Guatemala, India, Paraguay, Colombia y Armenia.
Luego le sigue un gran conjunto de países “normales”, entre los que Chile figura como el mejor ubicado de los latinoamericanos y España se sitúa a mitad de tabla, en el puesto 50.
En este grupo de países “normales” hay incluso algunos, como Bahamas, Panamá y Trinidad y Tobago, que la Unión Europea (UE), por el contrario, incluyó hace un mes en su lista actualizada de países y territorios “no cooperadores a efectos fiscales”.
En esta lista de la UE hay, por ejemplo, países con un tipo impositivo nulo o solo nominal del tributo sobre sociedades, algo que coloquialmente se denomina «paraísos fiscales».
“Que una jurisdicción sea un paraíso fiscal en sí mismo no tiene nada de malo, más allá de que haya gente que los puede usar abusivamente. En cambio, los infiernos fiscales son siempre malos”, afirma Litwak.
El punto es que The 1841 Foundation rechaza iniciativas de organizaciones como la UE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o el G20 que, a su juicio, promuevan la “cartelización fiscal” -fijar un nivel mínimo de impuestos- y el “debilitamiento” de los derechos de privacidad y de propiedad de los individuos.
El mes pasado, tras años de intensas negociaciones para reformar el sistema fiscal internacional, 136 miembros de la OCDE acordaron, entre otros puntos, que las empresas multinacionales estén sujetas a un impuesto mínimo del 15 % a partir de 2023.
“La OCDE promueve una cartelización fiscal y eso va en contra de las libertades individuales de las personas y de los países”, asevera Litwak.
Para el abogado argentino, “el camino correcto es luchar contra los infiernos tributarios, no contra los paraísos fiscales”.
“El paraíso fiscal es una posible respuesta a la existencia de infiernos tributarios. Sin infiernos tributarios no hay paraísos fiscales. Lo que está haciendo la OCDE es luchar contra el resultado. Pero mientras no se eliminen los infiernos tributarios, van a seguir surgiendo alternativas, como las criptomonedas o la evasión”, advierte Litwak.