"El crecimiento anual de las remesas será de 6% en promedio, siendo El Salvador el más bajo y Nicaragua el de mayor crecimiento", dice un reciente informe de Diálogo Interamericano sobre las remesas familiares en América Latina y el Caribe para 2024.
Según los datos del estudio, de los países de Centroamérica, el que más crecerá en remesas este año es Nicaragua (13%), seguido de Guatemala (9%), Honduras (4%) y El Salvador el 3%.
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Antes de la pandemia, el país había mostrado un crecimiento del 5%, incluso en 2020. La excepción fue en 2021 que -por el efecto rebote de la economía- crecieron un 27%; pero en 2022 y 2023 la tasa fue del 4%, detalla el análisis.
De hecho, también los datos del Banco Central de Reserva (BCR) han mostrado una desaceleración en el flujo de las remesas este año, lo cual no es buena noticia para una economía que depende altamente de las remesas para sostenerse, pues representa más del 24% del Producto Interno Bruto (PIB).
La estadística del BCR indica que a julio 2024 el país recibió $4,756.3 millones en remesas. En julio fueron $704.29 millones de ingresos, lo que representó un crecimiento de solo 1.85 % respecto a junio, mientras que en julio del año pasado el crecimiento fue de 7.64%.
En lo que va del año, las remesas han reflejado caídas en tres meses: enero (0.36%), marzo (4.85%) y junio (3.67%).
El informe de Diálogo Interamericano indica que el país cerró el 2023 con un ingreso de $8,187 millones en remesas y prevé que este año sean $8,465.4 millones.
VER: Remesas y exportaciones no están creciendo a buen ritmo
Remesas y migración
El análisis elaborado por Manuel Orozco y Patrick Springer explica que los flujos de remesas a Centroamérica entre 2024 y 2027 "experimentarán un crecimiento modesto asociado a una migración más lenta".
En el documento se agrega que, según datos de encuestas realizadas en los países del Triángulo Norte y Nicaragua, la intención de migrar se ha reducido, reflejando aproximadamente los niveles previos a la pandemia. Los cuatro países representan aproximadamente el 15% de toda la migración de América Latina y el Caribe, menciona.
"En el futuro cercano, el crecimiento de las remesas se asemejará al de los períodos anteriores a la pandemia de COVID-19, ya que los factores demográficos que impulsan el crecimiento posterior a la pandemia ya no están presentes. Por ejemplo, una vez que la población migrante alcanza aproximadamente el 17-20 por ciento de la población de los países de origen, la emigración y las remesas tienden a disminuir", dice en el informe.
Y añade: "Como resultado de esta disminución de la migración, tienden a producirse cambios en el crecimiento de las remesas".
Pero además los autores indican que el envío promedio de remesas seguirá siendo bajo, por debajo del 3% anual, debido al aumento del desempleo y del costo de vida. En ese sentido, juega un papel importante la economía de Estados Unidos, donde residen la mayor parte de migrantes de los países de la región, ya que más del 80% de las remesas se originan en la nación norteamericana, mientras que el 17% proviene de Europa y el resto del mundo, y el 3% son remesas intrarregionales.
"Si bien las tasas de desempleo se han mantenido históricamente bajas y la economía pospandémica en Estados Unidos se ha caracterizado por una escasez de mano de obra (un factor de atracción para la migración), el ajuste monetario por parte del Sistema de la Reserva Federal puede tener efectos sobre el empleo en el corto plazo. Por lo tanto, el envío promedio de remesas se mantendrá por debajo del 3% anual debido a un aumento esperado del desempleo y del costo de vida pospandémico", plantean Orozco y Springer en el estudio.
Por lo tanto, consideran que en Centroamérica el crecimiento de remesas se situará en un 5% anual durante los próximos tres años y representa un retorno a los niveles anteriores a la pandemia. "Los factores económicos negativos también seguirán reduciendo los volúmenes de remesas enviadas en los próximos años, a medida que los migrantes se enfrenten a la macroeconomía de la inflación en Estados Unidos", acotan.
En el documento se detalla que los salvadoreños en el exterior ascienden a 1,423,146, la mayoría en Estados Unidos. Entre los cuatro países centroamericanos (Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador) suman más de 6.5 millones de migrantes, de los cuales más de 4.8 millones envían remesas a sus países de origen.
También se dice que el año pasado, la migración de América Latina y el Caribe a Estados Unidos creció más del 6%, pasando de 36.9 millones a más de 45.3 millones de migrantes. "Estados Unidos sigue siendo el destino de uno de cada cinco migrantes en todo el mundo y, como resultado, se están encontrando más migrantes en todo el país que en cualquier otro momento de la historia reciente", afirman los autores.
Y explican que el crecimiento reciente de los migrantes de América Latina proviene en gran medida de estados frágiles que atraviesan crisis sociales, políticas o económicas. Entre esos países se encuentran Cuba, Haití, Nicaragua, Venezuela, Guatemala y Honduras, pero mencionan que tras los picos alcanzados por estos países después de la pandemia, se ha observado una tendencia a la baja en las llegadas a la frontera a corto plazo.
De acuerdo al análisis, entre más personas migran, más aumentan las remesas hacia esos países.
En 2024, las ocho nacionalidades que más llegadas han tenido a la frontera han sido de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México y Nicaragua, los cuales captan más del 80% de los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe, dice en el documento. En particular, menciona Nicaragua y Haití, donde las remesas aumentaron como resultado del agravamiento de sus crisis políticas en ambos países desde 2021.
"Dentro de la comunidad migrante centroamericana, más del 70% de esta población envía remesas a su país de origen. Como resultado, cualquier aumento en la población migrante necesariamente genera nuevos remitentes que amplían el grupo de quienes ya envían dinero a sus países de origen. Es probable que el número de remitentes disminuya debido a una combinación de factores, incluidas las medidas de cumplimiento de la ley y el crecimiento demográfico", amplían los autores.
Otro dato que incluye el estudio es que la tecnología de pago prevalece cada vez más, principalmente en transferencias digitales convencionales y la proyección es que tenga un crecimiento anual del 3%. El uso de la moneda digital sólo dependerá del poder adquisitivo y la capacidad de diversificación de la riqueza de los migrantes, dice en el análisis.