"Somos un país que no es autosostenible en el tema de los alimentos. Ni siquiera producimos los alimentos que consumimos más… frijoles, maíz, tomates, papas, cebolla, güisquil", dijo el primer mandatario Nayib Bukele en la cadena nacional transmitida este viernes 5 de julio. Lo hizo en el bloque en el que se refirió a la crisis de aumentos de precios en verduras en El Salvador, una que no comenzó la semana recién pasada, sino desde la tercera de junio.
Con estas palabras, aceptó que en esta nación, de la que es presidente desde hace más de 5 años y un mes, hay un problema con la producción de alimentos. En El Salvador, al menos desde octubre de 2022, la comida aumenta con mayor velocidad sus precios que el resto de productos porque es un país dependiente: buena parte de lo que consume proviene de fuera de nuestras fronteras. Así, se suma, a la local, la inflación de las naciones de origen.
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"Si en el resto de países hay sequías, conflictos políticos, fenómenos climáticos que afectan la producción. Si ocurren factores en el lado de la oferta, no solo en la producción, sino en la distribución, eso nos va a golpear directamente. Somos demasiado dependientes de la importación", dice la economista Lorena Valle Cuéllar.
En la cadena estaba presente el viceministro de Agricultura, el diseñador gráfico Óscar Domínguez, quien se limitó a anunciar la implementación de nuevos agromercados, en los que se ofrecerían productos a precios menores que en los tradicionales. Bukele lanzó varias preguntas acerca de una gráfica con un comparativo presentado por el funcionario, pero no le pidió cuentas de lo que está haciendo el ministerio que dirige (es el encargado de Despacho) para incentivar una mayor producción.
Según Luis Treminio, presidente de CAMPO, el primer mandatario se limitó a ejercer un acto de "matonería", al amenazar a los comerciantes, especialmente a los importadores, de que los precios debían comenzar a bajar al día siguiente (el sábado 6 de junio), pues, si no, enfrentarían consecuencias.
"Lo que podemos decirle al presidente es que primero debería garantizar la producción agrícola. Con decretos y amenazas no va a lograr bajar los precios. El problema que tenemos es estructural", comenta Treminio.
Baja producción como principal factor
El nuestro es un país que produce un porcentaje pequeño de su comida. Y esto es especialmente grave en las hortalizas, que se deben importar. Un 80 % de estas provienen de Guatemala.
Según el "Anuario de Estadísticas Agropecuarias El Salvador 2022-2023", del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en ese ciclo, nuestra nación produjo, por ejemplo, 170,000 quintales de papa. Una cifra pequeña si se toma en cuenta que hay unos 6.3 millones de habitantes. Es decir que se produjeron, en todo un año, menos de tres libras de papa por persona. El resto se debe importar.
Esa es la tendencia de otras hortalizas, que se pueden consultar en detalle en la gráfica de abajo. La verdura de producción más baja es el ejote, con apenas 1.29 libras por habitante en todo el ciclo 2022-2023.
Es obvio que, al prescindir de una cadena logística de transporte, cuando un país es productor de algo, esto va a tener precios más accesibles para la población. Ya se mencionó que Guatemala es el país de origen del 80 % de las hortalizas consumidas en El Salvador.
Por eso, un guatemalteco paga mucho menos que un salvadoreño por los mismos productos. Incluso estos son de mayor calidad porque son más frescos y han pasado por menos manos, según comentan David García y Rocael Méndez, pertenecientes a la Red de Productores del departamento de San Marcos, en el occidente del hermano país.
El Diario de Hoy comparó los precios de varios productos en ambos países, tomando en cuenta los informes de monitoreo de precios de los ministerios de Agricultura y Ganadería. Las dos instituciones lo hacen con el valor mayorista, con el que se compra en grandes cantidades en sus dos grandes centros de abasto urbano, La Tiendona (El Salvador) y La Terminal (Guatemala).
Para este estudio, se hizo el cálculo dividiendo el precio mayorista por unidad verificada, para así contar con las mismas medidas para ambos países. Por ello, los precios aquí presentados son menores que los que paga el consumidor final.
Así, verificó que en El Salvador se llegan a comprar hasta un 69 % más caros, como en el caso del ejote: cuesta $1.33 por libra, mientras que la misma cantidad se adquiere por $0.79 en Guatemala. El resto de productos se pueden ver en la gráfica de abajo.
Pero El Salvador tampoco es soberano en el tema de los granos básicos. Por ejemplo, necesita más de 30 millones de quintales de maíz para abastecer a personas y animales. La previsión para el presente ciclo agrícola es de 12.9 millones, según CAMPO. De allí que se debe importar desde otros mercados, especialmente, Estados Unidos.
El Salvador fue, en 2023, el país que más maíz importó per cápita desde el gigante norteamericano (el mayor productor global) en todo el mundo, 1.88 quintales por cada habitante.
Sin políticas claras en el tema agropecuario
En el quinquenio anterior de Nayib Bukele, El Salvador careció de una política clara en la materia. Cuatro personas se sentaron en la silla del ministro de Agricultura y el periodo anterior terminó como ha comenzado este: sin un titular en el cargo.
Actualmente, Óscar Domínguez funge como encargado del Despacho. Este también fue la quinta persona en ocupar el puesto de viceministro en el quinquenio pasado. Desde el sector de productores agropecuarios adolecen esta falta de continuidad.
Luis Treminio, de CAMPO, también señala la poca apertura de oídos mostrada por la administración de Bukele, en lo que es idéntico a sus predecesores. Por ejemplo, insiste en que es necesaria una "política nacional agropecuaria", que establezca los parámetros que se han de seguir independientemente del titular o del gobierno en turno. Para el líder gremial, también es necesario que trate de incidir en los precios desde el lado de la producción y se tomen medidas para incentivarla.
"Al presidente se lo dijimos desde marzo de 2022, que exonerara del IVA a los insumos agrícolas y que la Asamblea Legislativa estableciera un mecanismo de importación directa desde el Estado, para tener precios más accesibles y, por tanto, menores costos. Decidió ignorarnos. Incluso disminuyó la única ayuda directa que daba, con una tarjeta agrícola más escasa que el paquete agrícola", dice.