El presidente de la República, Nayib Bukele, aseguró este jueves que pedirá que se derogue la Ley de Prohibición de la Minería Metálica, pues su gobierno ha mostrado el interés porque esta industria se retome en El Salvador.
Dicha ley fue aprobada en abril de 2017. Fue un auténtico hito que dotaba de seguridad jurídica a las comunidades salvadoreñas cercanas a potenciales yacimientos de diferentes metales, cuya extracción podría contaminar su medio ambiente.
"Lo vamos hacer bien y vamos, no a cuidar el medio ambiente, vamos a mejorar el medio ambiente", dijo el mandatario el primero de diciembre a preguntas de la prensa sobre una publicación suya en redes sociales, en la que afirmó la semana pasada que era "¡Absurdo!" que en su país estuviera prohibida esta actividad.
El mandatario agregó que "han confiado en nosotros en las otras reformas que hemos hecho, (...) confíen en nosotros en esto" y "si lo hacemos mal, nos castigan en las elecciones".
De acuerdo con Bukele, cuya partido Nuevas Ideas (NI) tiene los votos para derogar la prohibición de la minería en cualquier momento, en el territorio salvadoreño existirían, además de yacimientos de oro, metales de la cuarta y quinta "revolución industrial".
Dijo que en sus estudios han identificado cobalto, litio, níquel y "tierras raras que son utilizadas para la electrónica avanzada", además de platino, iridio, tantalio, titanio, galio y germanio, entre otros.
La promesa de limpiar los ríos de El Salvador con fondos de la minería
En una conferencia conjunta con Sergio Díaz-Granados, presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Bukele aseguró este jueves que, con el dinero producido por la minería metálica en El Salvador, el país tendría la posibilidad de "limpiar" sus ríos contaminados que, según él (sin citar una fuente), conforman el 95% del total del agua en El Salvador.
De esta manera intenta contrarrestar los señalamientos de sectores de la sociedad civil, que han mostrado su preocupación por el enorme riesgo medioambiental que representa una actividad como la minería metálica, que cuenta con agresivos métodos de extracción y que, por su misma naturaleza, genera un gran volumen de residuos imposibles de tratar.
En El Salvador, es especialmente delicado por su pequeño territorio y por la gran densidad de su población. Contaminar una sola fuente agua es afectarle la vida a miles de salvadoreños.
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"La preocupación es, bueno, si ya estamos contaminados al 95%, imagínese si lo contaminamos más. Entonces vamos a quedar 97 o 98% contaminados. Pero la realidad es que cuando uno tiene el 95% contaminado no debería de estar enfocado en salvar el 5% restante, sino en recuperar el 95% que se perdió... Lo único que podemos hacer es invertir miles de millones de dólares en limpiar las aguas contaminadas... necesitamos recursos que fácilmente se pueden sacar de la minería", comentó Bukele.
Las palabras del presidente contrastan con las políticas de su gobierno, que no han estado enfocadas, precisamente, en la conservación del ambiente. Según las palabras de su ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López, al inicio de su primer periodo, el énfasis iba a estar en aprobar con celeridad los permisos medioambientales para dar inicio a obras, no en asegurarse de la conservación del medio ambiente.
Bukele aseguró que iban a obtener los recursos de la minería porque, en El Salvador, hay $3 billones en oro, además de otros materiales como "en galio, el tantalio o el zinc". Eso, también sin dar cuenta de su fuente de información (algún estudio producido por su gobierno o por alguna otra institución). Esto mientras ecologistas han advertido del riesgo para los salvadoreños que pueden ver afectadas directamente sus vidas si se contaminan sus fuentes de agua.
El mandatario recordó que, este miércoles, se inició el proceso de limpieza en el lago de Coatepeque, que se "ha contaminado durante los últimos 100 años". Se usarán unas boyas que, en unos meses, eliminarán, según el político, el 50% de la contaminación. Un proyecto que ha coincidido con sus intenciones de volver a permitir la minería metálica en El Salvador.
Uno de sus principales financistas
Además del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), El Salvador ha tenido en el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) a su principal financista multilateral.
En la conferencia en la que compartieron cartel Bukele y el presidente de la entidad, Sergio Díaz-Granados, destacaron que, en apenas año y medio, el CAF ha apoyado al gobierno en 11 proyectos, entre los que se encuentran el programa de Telemedicina del Hospital El Salvador y la modernización de la infraestructura aeronáutica, con la construcción del Aeropuerto del Pacífico, mejoras en el equipamiento del Aeropuerto de Ilopango y el levantamiento del aeródromo regional de Tonalá, en Sonsonate.
Además, destacaron la construcción de un cable submarino, que "conectará El Salvador con Panamá, garantizando soberanía digital, mayor capacidad y velocidad de internet, y atracción de inversiones”, según Bukele.
El CAF, además, proporcionó una Carta de Crédito Standby (SBLC) de $200 millones para servir de segunda garantía a a la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC) de Estados Unidos, que le sirvió de "fiador" al gobierno de El Salvador para obtener un crédito a bajos intereses del banco JP Morgan. Fueron $1,000 millones usados para la recompra de bonos de octubre.
La SBLC que otorgó el CAF se utiliza como "segunda fuente de pago", lo que significa que el banco cancelará esa suma solo si el cliente no puede cumplir con sus obligaciones financieras.