El aumento de algunos puntos porcentuales al Impuesto al Valor Agregado (IVA) se vislumbra como una posibilidad a asumir por el Gobierno salvadoreño en un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), entidad con la que está negociando desde 2021 para obtener fondos a una baja tasa de interés. Esto es porque la institución exige de los Estados el compromiso de ordenar sus finanzas, bajando sus gastos y aumentando sus ingresos.
Desde 1995, el IVA en El Salvador (ese impuesto que todo ciudadano paga cuando compra desde una gaseosa hasta un carro) es del 13 %. Públicamente (aunque no oficialmente), se ha barajado esta posibilidad, que le puede significar al Gobierno salvadoreño unos $256 millones al mes por cada punto porcentual aumentado, si se toma en cuenta la recaudación de 2023.
Uno de esos momentos en los que se puso sobre la mesa fue cuando el expresidente del Banco Central de Reserva (BCR), Carlos Acevedo, lo mencionó en una entrevista matutina. Es decir que, si se aumenta en dos puntos porcentuales, la administración de Nayib Bukele recibirá unos $512 millones extra al mes. Si se aumenta en tres, $758 millones.
LEA MÁS: Salvadoreños eliminan alimentos de su dieta ante el aumento de precios
Y un acuerdo con el FMI se ha vuelto una obligación para el Gobierno de El Salvador, que, según lo expresaron algunos inversionistas a Bloomberg, lo ha puesto como una de las condiciones en la emisión de $1,000 millones en bonos.
Si para octubre de 2025 no lo ha logrado, tendrá que aumentar en 4 puntos porcentuales el interés pagado a los inversionistas, es decir, que se convertirá en el 16 %. Una deuda que se sale de toda proporción, incluso en el caso de aquellos países que han tenido que adquirir fondos con dos dígitos de interés, como Venezuela o Egipto.
Pero, ¿qué repercusiones traerá para el salvadoreño un ajuste como este? “Si eso lo analizamos en el contexto en el que estamos, donde hay un alza en los precios de los alimentos y de muchos bienes básicos, implica un incremento en el costo de la vida mayor al que ya hemos visto”, comenta la economista Lorena Valle Cuéllar.
Uno de los efectos inmediatos de un aumento al IVA es el de un incremento en la inflación, es decir, el ritmo con el que suben los precios. En El Salvador de hoy, esto es especialmente delicado para los sectores más pobres: Los precios en los alimentos suben con mayor rapidez que en el resto de productos.
Al menos desde octubre de 2021, la inflación de los alimentos ha sido mayor a la general en cada uno de los meses. El punto más grave de esta tendencia se registró en diciembre de 2022, cuando la de la comida superó al promedio en 5 puntos porcentuales al llegar al 12.23 %. Es decir que, si una libra de frijoles costaba $1 a inicios de diciembre, para el final del mes ya había alcanzado los $1.12. Esta tendencia no se ha registrado con ninguna otra categoría de productos, ni siquiera con las bebidas alcohólicas y el tabaco o los restaurantes y hoteles, que no son esenciales para la vida de una persona. Alguien puede dejar de distraerse, pero no de comer.
“En El Salvador, no hay excepciones en ningún producto para el pago del IVA, eso es lo que lo hace tan buen recaudador de impuestos… es el impuesto por excelencia para recaudar por El Salvador”, comenta el economista Luis Membreño. Según los datos del Banco Central de Reserva (BCR), en 2023, casi uno de cada dos dólares ingresados al Estado provinieron del IVA.
LEA MÁS: Así se mira la canasta básica en El Salvador, pesada en gramos
El impacto en la pobreza
En El Salvador, los alimentos aumentan con mayor velocidad sus precios que el resto de productos porque es un país dependiente: buena parte de lo que consume proviene de fuera de nuestras fronteras. Así, se suma, a la local, la inflación de las naciones de origen.
“Si en el resto de países hay sequías, conflictos políticos, fenómenos climáticos que afectan la producción. Si ocurren factores en el lado de la oferta, no solo en la producción, sino en la distribución, eso nos va a golpear directamente. Somos demasiado dependientes de la importación”, dice la economista Lorena Valle Cuéllar, y recuerda lo sucedido a finales de 2023, cuando un conflicto en Guatemala impidió que llegaran a El Salvador cargamentos con frutas y verduras. Los precios se fueron a las nubes.
La comida es lo más básico. Tan es así que la pobreza relativa se mide con la imposibilidad de adquirir, para una familia, dos canastas básicas en un mes. Y es por eso que, a mayor inflación, mayor crecimiento en los índices de pobreza. Y, por consiguiente, un alza al IVA tendrá efectos parecidos.
Esto lo sostiene el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) en un estudio titulado “Cómo afecta al bienestar de las personas un aumento en la tasa del IVA”, publicado en diciembre de 2018.
Allí se estableció que, si el IVA pasaba del 13 % al 15 %, aumentaría en un 1.37 % los índices de pobreza extrema (cuando una familia no puede adquirir una canasta básica al mes) y, en un 1.05 %, la pobreza relativa. Si se traslada a las cifras de El Salvador actual, esto se traduce en que, si el IVA sube en dos puntos porcentuales, al menos 87,000 personas caerían en la pobreza extrema de golpe.
“Debe señalarse que las jefas de hogar son las más vulnerables frente a la medida de incremento del IVA, ello puede deberse a restricciones más fuertes en relación con el mercado laboral, activos e, incluso, más dependientes a ingresos por remesas que cada vez, en el tiempo, puedan ser menores”, sostiene el estudio.
Desde algunos sectores de la sociedad civil, se ha planteado que se debe excluir del pago del IVA a los alimentos, algo que se aplica en otros países de la región. Sin embargo, para el economista Luis Membreño, no habría mucha diferencia, pues los alimentos corrientemente se adquieren en el mercado informal y, por lo tanto, no pagan IVA. Pero el resto de la cadena (como, por ejemplo, el transporte), sí lo hace, por lo que este aumento sí se terminan trasladando a los precios finales.
Una pobreza subestimada
En Latinoamérica, el instrumento principal para medir la pobreza es la canasta básica. Si una familia no es capaz de adquirir dos de estas en un mes, entonces es considerada en pobreza relativa. Si no puede comprar ni siquiera una, la calificación es de pobreza extrema.
Como ya publicó El Diario de Hoy, la de El Salvador es, por mucho, la más limitada de toda Centroamérica y no representa una dieta saludable para ninguna persona. Presenta escasez en proteínas, pues, además de los frijoles, los únicos alimentos que las contienen son la leche líquida, el huevo y la carne.
Pero las cantidades son insuficientes: para el huevo, son apenas 28 gramos de su peso en crudo, menos que el más pequeño encontrado en el mercado. Es tan chico que su tamaño se compara al de una moneda de 25 centavos de dólar. Si se diera una actualización al instrumento aumentarían, de golpe, los índices de pobreza.