Los precios de los alimentos en El Salvador están experimentando un aumento más rápido en comparación con otros países de la región.
El mes de mayo no fue la excepción y el país presentó el mayor porcentaje de aumento de las naciones del istmo y República Dominicana (considerada políticamente como parte de este) en este rubro (a excepción de Nicaragua, que todavía no ha publicado sus datos).
Los precios de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas en El Salvador, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Banco Central de Reserva, se alzaron en un 0.48 % de abril a mayo, lo que es casi el doble de lo registrado por el segundo país en el podio, Guatemala, con el 0.2 %. El resto de la lista es de naciones con bajadas en los precios, lo que se conoce como deflación (una inflación negativa).
Honduras tuvo una reducción del 0.38 % de los precios de los alimentos en su territorio; República Dominicana, del 0.67 %; y Costa Rica, de un sólido 0.86 %.
Se trata de una tendencia histórica, algo que se puede comprobar en los datos de diciembre de 2023. Los precios de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas en El Salvador aumentaron un 3.98% respecto a los de noviembre, según el IPC del BCR. Es decir que, de cada $100 gastados en alimentos, los salvadoreños tuvieron que destinar casi $4 extra de un mes a otro.
Nicaragua fue el segundo país de la región en el que la comida se volvió más cara con mayor velocidad en diciembre de 2023 respecto a noviembre. Pero este aumento fue de 2.69%, más de un punto porcentual menos que en nuestra nación. El resto de países mantuvo niveles iguales o inferiores al 2%.
En El Salvador, los alimentos aumentan su precio con mayor velocidad que la inflación general, en una tendencia mantenida desde octubre de 2022.
El pico máximo de este problema se registró en diciembre de ese año, cuando el aumento en la inflación de la comida fue de casi cinco puntos porcentuales que la media del resto de rubros.
LEA MÁS: El abandono al productor local impacta en alza de precio de alimentos
Que la inflación de los alimentos sea mayor que la general es problemático para un país como El Salvador, pues, como el resto de América Latina, mide su pobreza a través de la imposibilidad de adquirir la canasta básica. Por lo tanto, cada vez que los alimentos suben de precio, más personas entran en esta categoría.
“Si hablamos de alimentos, están entre 35% y 40% más caros, eso ya no baja, ya lo que subió la comida en promedio ya no va a bajar. Si tu ingreso no subió el 40%, quiere decir que perdiste poder adquisitivo… Si para una persona que andaba cerca de la línea de pobreza sus ingresos no subieron, quiere decir que ha pasado a ser pobre”, comentó Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva, en el marco de una entrevista televisiva en diciembre de 2023.
La comida en El Salvador se ha encarecido a pasos agigantados. Es un hecho: solo basta comparar el precio de la canasta básica de inicios de 2021 ($199.24) con el último dato disponible, el de abril de 2024 ($255.21) para verificar que un ciudadano común debe destinar más de $55 extras hoy que hace dos años para comida elemental. Esos $55 extras son el 15% de un salario mínimo en el ramo de servicios, el más alto entregado en el país.
Para el economista Alfonso Goitia, existe una displicencia por parte del Gobierno central con el tema, sobre todo si se toma en cuenta que no existe, siquiera, la intención de establecer una política agraria integral, que garantice, al menos, que el país pueda producir todos los granos básicos que consume.
La caída en la producción ha sido drástica de unos años para acá. Según la Asociación Cámara Salvadoreña de Medianos y Pequeños Productores Agropecuarios (CAMPO), cayó en más de 10 millones de quintales de 2021 a 2023.
Eso es el resultado del impacto en los productores locales de mayores costos en los insumos, del aumento en el valor del alquiler de la tierra y de los embates del cambio climático. Mas, para Goitia, desde el Gobierno ya conocen estos factores.
“Creo que no se puede ocultar esa displicencia cuando tuviste, en los últimos cuatro años, cuatro ministros de Agricultura y cinco viceministros. ¿Cómo vas a construir una política agraria si no tienes la capacidad de manejar la institución encargada?”, dice Goitia.
Por eso no extraña que en nuestro país circule cada vez más el maíz importado desde Estados Unidos, que representa una competencia desleal con el productor local. Debido a los millonarios subsidios destinados al agro en el gigante norteamericano, quien importa maíz gasta menos en comprarlo allá y traerlo hasta un mercado local que quien siembra.
“Desde el Gobierno se jactan diciendo que El Salvador ahora es un país independiente, que es soberano. Pero en el tema de la alimentación no hay soberanía”, dice Carlos Rodríguez, coordinador nacional del Frente Nacional Agrario.