La canasta básica alimentaria representa el costo de adquirir los “alimentos que satisfagan las necesidades de energía de la población, manteniendo un perfil nutricional adecuado y en coherencia con los hábitos de alimentación”. Esta es la definición dada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de Naciones Unidas.
En la práctica, la canasta básica sirve para establecer las líneas de la pobreza en los países. Si una familia no es capaz de adquirir dos de estas en un mes, entonces es considerada en pobreza relativa. Si no puede comprar ni siquiera una, la calificación es de pobreza extrema. Sin embargo, dado su uso, la misma puede parecer una idea abstracta, como tantos conceptos económicos que pululan en los medios de comunicación para hablar de algo tan etéreo como la macroeconomía.
El salvadoreño no sabe, en general, cómo luce una canasta básica. En redes sociales, abundan opiniones que indican que es la carreta del súper mercado y se exige a sectores pobres consumir menos. ¿Tiene el lector idea de cuáles alimentos conforman una canasta básica en El Salvador? ¿En qué cantidades?
$327
Este es un estimado ya con los descuentos de ley del salario mínimo en El Salvador.
$256.74
Es el costo de la canasta básica urbana actualizado en enero de 2024.
78 %
Actualmente, una persona que gana el salario mínimo debe gastar 3 de cada 4 dólares percibidos en la canasta básica.
Una imagen vale más que mil palabras
Este trabajo es una respuesta a esta omisión. El Diario de Hoy buscó la información oficial del Banco Central de Reserva (BCR) sobre los productos que la integran y la cantidad en gramos diaria de cada uno para una sola persona. Si bien los productos son 22, para armar una canasta básica en la zona urbana solo basta cumplir con las cantidades para 11 grupos: grasas (margarina o aceite), frutas (guineo, plátano o naranja), verduras (güisquil, papa, cebolla, tomate, repollo o chile verde), leche líquida, carnes (res, cerdo o pollo), huevo, arroz, azúcar, tortillas, pan francés y frijoles. Para el campo, es justamente la misma, con la excepción de las verduras y el pan francés.
Actualmente, el BCR calcula el precio de la canasta básica urbana en $256.74, que se establece a través del consumo diario por persona más un 10 % del costo por cocción, lo que se multiplica por 30 días y por el promedio de miembros de una familia en El Salvador, que el Estado coloca en 3.73.
Para este trabajo, se buscaron cada uno de estos grupos de productos y se pesó en las cantidades exactas en gramos reflejadas por el BCR, lo que se puede consultar en la imagen de abajo. También pueden verse las fotos del pesaje individual de cada alimento aquí.
Da cuenta de su escasez en proteínas, pues, además de los frijoles, los únicos alimentos que las contienen son la leche líquida, el huevo y la carne. Pero las cantidades son insuficientes: para el huevo, son apenas 28 gramos de su peso en crudo, menos que el más pequeño encontrado en el mercado. Es tan chico que su tamaño se compara al de una moneda de 25 centavos de dólar.
En el caso de la carne, para este ejercicio se escogió el pollo. Son 60 gramos, un poco más que la octava parte de una libra. Dos onzas. Una piernita es suficiente para cubrir el requerimiento. Para hacerse una idea, 60 gramos equivalen a la mitad de la carne incluida en una hamburguesa pequeña en cualquier restaurante de comida rápida. Y la leche, es lo contenido en una taza diminuta para café.
Yensi Torres es una nutricionista con larga trayectoria. Para El Diario de Hoy, analizó la conformación de la canasta básica. Concluyó que es suficiente para cubrir el metabolismo basal de una persona (en torno a 1200 calorías), es decir, aquello que requiere para mantener andando los procesos básicos de su cuerpo, como respirar o que su corazón lata. La canasta básica no basta para aportar la energía que requieren las actividades diarias de un individuo, sobre todo uno que trabaja duro.
El otro punto señalado es el del porcentaje que en esta dieta tienen las proteínas. En su trabajo profesional, Torres recomienda un 20 % de estas en la alimentación diaria, es decir, una quinta parte. Para las 1200 calorías que aporta la canasta básica actual, los gramos de proteína deberían ser 60 en total.
No nos referimos a lo que pesa el alimento, sino a la cantidad de proteínas que posee. Cada onza de pollo tiene siete gramos de proteína. La nutricionista analizó el contenido de todos los productos y concluyó que para llegar al mínimo recomendado era necesario aumentar la carne (res, cerdo o pollo) en 2.5 veces, es decir, que sean 150 gramos al día, unas cinco onzas.
“Hay que disminuir también el exceso en harinas refinadas y azúcar, que aportan mucha glucosa, pero muy poco de otros nutrientes. En mi opinión profesional, considero que los cambios deberían hacerse por ese rumbo para que la canasta básica aporte, realmente, un mínimo digno”, dice Torres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que los adultos no deben consumir más de 60 gramos de azúcar al día y recomienda, en cambio, una ingesta de entre 25 y 30 gramos. Esto disminuye las posibilidades del aparecimiento de enfermedades ligadas a la alimentación, como la diabetes.
La necesidad de actualizar
Según Danilo Pérez, del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), y Otto Rodríguez, exvicepresidente del BCR, la conformación de la canasta básica ha permanecido sin cambios desde hace décadas. Mucho ha llovido desde entonces y ya no representa los hábitos alimenticios del salvadoreño. Una adecuada, calculan, superaría los $500 al mes.
En un sondeo en el mercado central de San Salvador, los consultados se sorprendieron al enterarse de las porciones tan ínfimas de pollo o huevo que conforman la canasta. También de que no se incluyan alimentos tan comunes como el queso.
“La canasta básica no es digna porque omite que los parámetros de consumo han variado. Sabemos por estudios de aproximación lo que está consumiendo la población, pero no tenemos una encuesta de escala nacional sobre el tema”, comenta Pérez, del CDC.
Con el establecimiento de la CEPAL de su metodología para medir la pobreza relativa y extrema en América Latina como la imposibilidad de adquirir la canasta básica, esta ha perdido su función de conformar un mínimo alimentario para una población.
“Si se suma un solo producto a la canasta básica, su precio va a aumentar. De golpe va a subir el número de personas en pobreza extrema. Eso, políticamente hablando, no es conveniente para los gobiernos. Sin embargo, adecuarse a la realidad permite, siempre, tomar mejores decisiones”, añade Pérez.