Las lluvias que han roto el clima seco en los últimos días en El Salvador podrían hacer pensar que lo peor respecto a la agricultura y la ganadería en nuestro país se ha terminado. Sin embargo, los líderes de las gremiales que aglutinan al sector no son tan optimistas, por lo que recomiendan a los productores del área central y occidental sembrar hasta mediados de junio.
Esto es porque una transición entre los fenómenos de El Niño y de La Niña y el momento justo en el que uno se retirará y llegará el otro, auguran otro año de pérdidas para los agricultores y ganaderos.
“Estas lluvias que están cayendo no son parte propiamente del invierno”, comenta Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO). Tanto el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) de El Salvador como la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, sigla en inglés) de Estados Unidos, auguran que El Niño, que provoca escasez de precipitaciones, se extenderá hasta mediados de año, incluso hasta el mes de julio.
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Por lo tanto, mayo no será un mes lluvioso, propicio para la siembra, según lo comenta Treminio y otros líderes gremiales. De allí que se aconseja no comenzar a sembrar sino hasta la segunda semana de junio, cuando, también, la tierra ya habrá recibido suficiente humedad para recuperar sus nutrientes. Pero, aún así, el éxito no está asegurado.
“Los dos extremos no nos favorecen. Cuando necesitemos el agua, no la tendremos, debido a El Niño. Y cuando ya no la necesitemos, la tendremos en exceso, debido a La Niña”, dice Luis Treminio. Puede provocar pérdidas tan marcadas como las vividas el año pasado, cuando se vivieron las peores cosechas en más de una década. Y si La Niña inicia a mediados de julio o inicios de agosto, el exceso de lluvias podría afectar la siembra en la zona oriental, pues en esta parte del país acostumbran iniciar tarde.
Este clima de incertidumbre también puede desincentivar la producción. Y este es un signo que ha marcado al país desde hace tiempo. Según los datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), obtenidos mediante su Encuesta Nacional Agropecuaria de Propósitos Múltiples, en El Salvador cada vez se siembra menos superficie.
El último periodo para el que se tienen datos es el ciclo agrícola 2022-2023, en el que se sembraron 376,733 manzanas de maíz, un poco más que en 2021-2022 (376,229), pero mucho menos que hace una década, cuando en el país se lograron cultivar 406,089 manzanas. El año en el que más se sembró fue 2014-2015, cuando se rozaron las 450,000 manzanas.
Al tomarse a través de una encuesta, podría no ser un dato exacto, pues no cuadra con lo recogido por CAMPO, a la que pertenecen decenas de miles de pequeños productores y lleva el monitoreo más confiable del cultivo de granos básicos en El Salvador. Por ejemplo, según esta gremial, en 2021-2022, cuando se tuvo una cosecha récord de 28.65 millones de quintales, se sembraron 420,000 manzanas de terreno. Un par de ciclos más tarde, la superficie había caído a las 292,000 manzanas, es decir, un 30 % menos. En concordancia, la producción fue de 17.2 millones, un 40 % menos.
Las medidas estatales
Para los líderes gremiales, una buena medida que podría tomar el gobierno para paliar la situación es la entrega de un mejor paquete agrícola, que provea en cantidad y calidad lo necesario para sembrar una manzana de terreno, que es, corrientemente, lo máximo que siembra un agricultor en pequeño.
Por ejemplo, el actual incluye 25 libras de semillas, cuando una parcela de esta extensión exige 30. Hay, por tanto, un déficit de 5 libras. Otro tanto pasa con el abono: se necesitan 8 sacos, pero el Estado solo provee uno.
Los líderes indican que algo conveniente sería la entrega de dos quintales de abono. Lo otro es la semilla que se entrega, que debería ser diferenciada para cada zona del país y para la situación en específico. Por ejemplo, para las zonas occidental y central, debería ser resistente a la sequía. Para la oriental, con la llegada de La Niña, debe contar con resiliencia al exceso de agua.
“La apuesta debería hacerse por las variedades criollas, que proveen un grano mucho más nutritivo y pueden dar un mayor rendimiento”, sostiene, por su parte, Héctor Aldana, dirigente de la Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA).