En el país, 61 de cada 100 personas empleadas no tienen un contrato de trabajo, de acuerdo al estudio Dinámica laboral y exclusión social en El Salvador, presentado ayer por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
"Encontramos que la mayoría de la fuerza de trabajo ampliada salvadoreña se encuentra en algún grado de exclusión social; por un lado, ocasionado por un mercado laboral que genera pocas oportunidades de empleo y las que genera son mal remuneradas, precarias y con pocas garantías para la población trabajadora", destacó María José Erazo, una de las investigadoras.
La investigación -elaborada también por Saira Johanna Barrera, Daniela Fernanda Murcia y Waldir de Jesús Lázaro- la cual comprende la década de 2009 a 2019 también encontró que más de la mitad de la población salvadoreña (56%) no cotiza en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS); que 73 de cada 100 ciudadanos no reciben aguinaldo y que 58 de cada 100 trabajan en condiciones peligrosas.
A eso se suma que la mitad de la fuerza de trabajo ampliada (49%) cayó en exclusión primara en esa década de estudio. "Lo que indica que sus condiciones laborales y económicas provenientes del empleo eran precarias, en lo relacionado a un aspecto como el salario, algo que es clave pues el 61.6 % de esta población no pudo cubrir sus necesidades básicas con los ingresos de su trabajo en el mismo período", dice en el estudio.
También indica que en el mercado laboral del país las personas asalariadas son las que tienen mejores condiciones laborales, en comparación con las personas en autoempleo; pero apunta que incluso dentro de los mismos asalariados hay diferencias, pues existen factores que los dejan excluidos.
Las exclusiones laborales
Para la medición del Índice de Exclusión Social (IES), que comprende cuatro categorías: mínima, flotante, latente y consolidada, las cuales se miden según la situación de desventaja para la persona trabajadora, la investigación tomó en cuenta la Población Económicamente Activa (PEA) y Población Económicamente Inactiva (PEI), que incluye el trabajo doméstico, y la han denominado Fuerza de Trabajo Ampliada (FTA).
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Así, por ejemplo, una mujer integrante de la fuerza de trabajo ampliada tiene una probabilidad del 36 % de encontrarse en una situación de exclusión social consolidada solo por ser mujer, mientras que la probabilidad para los hombres es del 29%, explicaron las investigadoras durante la presentación del estudio.
Asimismo, una persona joven tiene un 40.3 % de probabilidad de encontrarse en exclusión consolidada, mientras que las personas adultas y adultas mayores poseen una probabilidad del 27.3 % y 25.7 %, respectivamente.
Indicaron que cada año de escolaridad adicional reduce en un 0.77 % la probabilidad de estar en una situación de exclusión.
También las mujeres que realizan trabajo de cuidado no remunerado exclusivamente tienen mayor probabilidad de encontrarse en exclusión social consolidada, con un 36.6 %; las personas desocupadas con 34.4 % y las personas que trabajan por cuenta propia con 32.9 %. Y la probabilidad de que una persona asalariada esté en la misma situación es del 31.2%.
Según el estudio, en 2019 el IES en El Salvador era de más del 49%, lo cual significa que 49 de cada 100 personas de la fuerza de trabajo ampliada estaba en Exclusión social ya sea latente o consolidada.
"La investigación realizada evidencia el impacto del modelo económico neoliberal en la participación de la población trabajadora en la sociedad y demuestra que tener empleo no es condición suficiente para la inclusión social, y que las condiciones en las que se insertan las personas en el mercado laboral son determinantes para que estas superen o no la exclusión primaria", dice en el estudio.
Añade que los hallazgos enfatizan "la debilidad que ha mostrado el Estado para garantizar el goce de derechos que fortalecen la ciudadanía social".