El pasado primero de enero de 2023, El Salvador cumplió 21 años desde que adoptó de manera oficial el dólar estadounidense, en un proceso que se ejecutó bajo la Ley de Integración Monetaria (LIM) que, en su momento, llegó a ser rechazada por la población salvadoreña.
Lo anterior porque la adopción de la nueva moneda supuso un gran estrés a nivel social, sobre todo, porque los salvadoreños tuvieron que educarse y aprender, poco a poco, cuáles eran los valores de conversión entre el colón y el dólar.
Debido a que el dólar equivale (todavía) a 8.75 colones, durante mucho tiempo la población siguió pensando en colones y calculando sus gastos en ingresos en la moneda salvadoreña, aunque con el paso del tiempo, y el ingreso cada vez más fuerte de dólares a la economía (a través de las remesas), el uso del dólar fue más aceptado.
Para analizar cuál ha sido el camino de ese proceso, más de dos décadas después, es que el investigador del Observatorio de Políticas Públicas (OPP) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), Claudio De Rosa, presentó ayer el libro titulado 21 años de Dolarización en El Salvador: Mitos y Realidades.
En dicha publicación, el investigador aborda los principales objetivos que perseguía la dolarización en el país, así como también los resultados que pueden analizarse ya varios años después.
Una de las conclusiones más importantes a las que llega el análisis es que, en definitiva, el haber introducido esa moneda en el país ayudó a que la tasa de inflación se estabilizara y se mantuviera cercana a la estadounidense, pues ese fue uno de los objetivos, precisamente.
Si se revisan los datos reflejados en la publicación, los cuales están basados en información oficial del Banco Central de Reserva salvadoreño y del gobierno de Estados Unidos, puede notarse cómo en los años anteriores a la entrada en vigencia de la LIM, la tasa de inflación en el país estaba por las nubes, sobre todo, durante la década de los años 80.
Por ejemplo, el dato más antiguo que se refleja en el libro data de 1984, y en ese entonces la inflación en Estados Unidos rondaba los 4.3%, mientras que El Salvador estaba arriba del 9%. No obstante, la diferencia no se amplió sino hasta 1985, cuando el índice se disparó por encima del 31% en el país, mientras que en la economía estadounidense se situó en los 3.6%.
Los años siguientes, aunque mostraron una mejoría en términos inflacionarios, también estaban muy por encima de la inflación del país norteamericano, pero a partir de 2001, el panorama cambió.
Los datos de estos últimos 21 años reflejan cómo la inflación salvadoreña se mantuvo estable, algo que el investigador De Rosa reconoce y señala que no ha sido sino hasta los últimos dos años que el tema se ha colocado en la palestra nacional.
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Esto se refiere a que, luego de la pandemia de Covid-19, las acciones de los gobiernos y la alta demanda de bienes provocó un colapso mundial y disparó los índices inflacionarios, un fenómeno que no fue ajeno a El Salvador, sin embargo, el porcentaje del país se mantuvo, en todo momento, por debajo del estadounidense, pues en los peores picos de inflación en ese país se situaron hasta en más del 9%, mientras que en El Salvador, la cifra más alta que se alcanzó fue de 7.76% en junio de 2022.
Sin embargo, De Rosa señala que no es posible afirmar que la inflación en el país pudo haber sido peor en los últimos años si se hubiera continuado solo con el colón, pues antes de la LIM, existió el denominado como régimen cambiario, el cual, de haberse ejecutado de manera eficiente, probablemente también hubiera ayudado a mermar dichos índices.
Por ello, el economista y exministro de Hacienda en el país, entre 1994 y 1999, Manuel Hinds, señala que “a pesar de todos los problemas financieros en el mundo, incluida la inflación y las altas tasas de interés que ha fijado últimamente la Reserva Federal en Estados Unidos, El Salvador está muy estable”, algo que atribuye a la dolarización, una ley que fue propuesta por él durante el período en que fue titular de Hacienda.
Asimismo, Hinds afirma que el libro publicado por De Rosa “ha salido en el tiempo adecuado, pues luego de 20 años es un período amplio y suficiente para determinar cómo ha sido la experiencia con la dolarización en el país”, un aspecto que puede resumirse en que los objetivos se han cumplido.
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Sin embargo, el tema de la inflación no fue el único objetivo que se buscó con la dolarización en el país, sino también el reducir las tasas de interés y ampliar los plazos para los créditos en el país, algo que según la publicación de De Rosa se ha logrado en los 21 años que lleva de vigencia el dólar en el país, pues a la fecha dichas tasas rondan los 6.35% y hasta un 71.6% de los créditos corresponden a plazos de entre 5 y 20 años.
Desdolarizar no es una opción
Otro de los puntos que destaca el libro es que si se revirtiera la LIM y se desdolarizara el país, el costo sería muy alto para la economía nacional, sobre todo porque el abaratamiento que han tenido los créditos también se revertiría e implicaría, además, un problema para las generaciones más jóvenes que desconocen todo lo relacionado a la equivalencia del dólar con el colón.