El Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés) refleja la situación delicada que tiene el perfil de riesgo crediticio de El Salvador, mismo que ha ido empeorando particularmente en los últimos siete meses.
El índice de riesgo que tiene El Salvador se colocó en 18.92 puntos hasta el pasado 12 de abril, lo que equivale a 1.57 puntos por encima de Argentina, un país que se ha mantenido con un EMBI bastante alto desde hace casi 20 años, cuando cayó en impago y que ha presentado altos riesgos de volver a caer en crisis; sin embargo, este país tiene a su favor haber cerrado recientemente un acuerdo de refinanciamiento de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Salvador está también solo por debajo de Venezuela en cuanto a riesgo de impago.
El valor del EMBI indica que entre más alto es el número que refleja, más posibilidades hay de que el país caiga en impago con respecto a la deuda soberana y aumenta la desconfianza de prestarle dinero.
Esos 18.92 puntos del EMBI que acumula el país a la fecha son más del doble del índice que reflejaba hace siete meses, ya que a mediados de septiembre de 2021 el índice era de más de 9 puntos.
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Con este alto nivel de riesgo país salvadoreño, los inversionistas en los mercados internacionales, es decir, los tenedores de los bonos soberanos de El Salvador, tienen aún más desconfianza en que se logre honrar los compromisos que tiene el actual gobierno. Uno de los más próximo es el pago de Eurobonos 2023 por $800 millones que vencen en enero del otro año.
En meses anteriores, economistas salvadoreños consultados por El Diario de Hoy han mostrado preocupación debido a que esos $800 millones aún no cuentan con una fuente de financiamiento, la cual debería asegurarse en septiembre de este año, a más tardar.
Sin embargo, aunque el EMBI indique de manera clara el alto riesgo de impago que enfrenta el país, funcionarios del gabinete económico, como el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, y el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Douglas Rodríguez, aseguran que no existe tal riesgo, por lo que el país podrá cumplir sus compromisos.
“El Banco Central de Reserva no mira ningún riesgo de impago, al contrario ve muchas oportunidades que puedan favorecer y que van a ser el alivio para El Salvador”, dijo Rodríguez el 4 de abril en una entrevista televisiva.
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Esas “oportunidades” que señala Rodríguez podrían referirse a la emisión de los bonos respaldados en Bitcoin, los cuales serían una alternativa para adquirir más deuda y que el gobierno podría utilizar ante la desconfianza de los mercados internacionales tradicionales. Sin embargo, el Ejecutivo ha dicho que los fondos serían usados para la Ciudad Bitcoin y comprar más bitcoins.
Al tener un EMBI demasiado alto al país se le dificulta acceder a fuentes de financiamiento, sobre todo, porque la falta de un acuerdo financiero con el FMI por $1,300 millones hace que la confianza de los inversionistas y tenedores de bonos se vea incluso más minada.
Los siete meses de tener un elevado EMBI coincide con los meses que lleva vigente el Bitcoin como moneda de curso legal en el país, una criptomoneda que fue aprobada y que ha sido señalada por distintas voces, entre ellas el propio FMI, debido al alto riesgo que le incorpora a una economía salvadoreña.
Tanto la Ley Bitcoin como otras acciones como el golpe al Órgano Judicial en mayo de 2021, cuando los diputados oficialistas destituyeron a cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema y al Fiscal General, son algunos factores que han desfavorecido la imagen del país en los mercados, pues fueron de los principales detonantes de la caída en el rendimiento de los bonos salvadoreños.
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El estado actual de los bonos
En términos generales, los bonos del país no han logrado recuperarse por lo menos en los últimos seis meses y, salvo algunos como el de 2023 que ha tenido un comportamiento volátil, los demás mantienen una tendencia hacia la baja.
Por ejemplo, el bono pagadero en 2025 ha reflejado que en los últimos seis meses ha tenido más pérdidas que recuperaciones y, hasta el jueves 14 de abril, se encontraba en un valor de $50.2, lo que se traduce en que los inversionistas han perdido hasta $49.8 por cada $100 adquiridos en bonos.
Por su parte, el bono más próximo a vencerse en 2023 ha tenido un comportamiento más inestable y, aunque tuvo leves picos de recuperación a mediados de febrero y a mediados de marzo, hasta el 14 de abril se posicionó en un valor de $77.6, con una pérdida de hasta el 11.5% de su valor en los últimos seis meses.
El rendimiento de estos bonos que están directamente relacionados con el EMBI reflejan cuál es la posición salvadoreña en Centroamérica, región en la que El Salvador supera el índice de los demás países, como en el caso de Guatemala que a la misma fecha se coloca con un EMBI de 2.62 puntos, es decir hasta 7 veces menos que el índice de riesgo de El Salvador.
Mientras que el EMBI de Honduras acumula 5.63 puntos, hasta 13.4 menos que el puntaje salvadoreño; Costa Rica tiene 4.14 puntos y Panamá solo 1.93 puntos.