No es casualidad que el reciente análisis financiero de la firma inglesa EMFI lo haya titulado: “El dinero no crece en los árboles”, pues señala que el gobierno de El Salvador realmente necesita financiamiento por $2,100 millones este año, pero las opciones para obtener créditos a nivel internacional y local cada vez se complican más.
En el documento, con fecha 4 de abril, se plantea que si bien las amortizaciones o pagos de deuda para este año parecen bajas, ya que suman $512 millones, en realidad las necesidades de financiamiento ascienden a $2,100 millones. De esa cantidad, $1,558 millones corresponden al déficit global de este año, pero el gobierno solo presupuestó un déficit de $714 millones, según los datos que plasma la financiera.
El panorama se pone cuesta arriba, ya que de acuerdo a EMFI, el 57% de las fuentes que pueden dar préstamos al país este año corresponde a organismos multilaterales, debido a que a nivel interno cada vez es menos el margen que queda.
A manera de ejemplo, la agencia inglesa menciona que el gobierno intentó colocar $300 millones en bonos para pagarlos en dos años, pero logró que le financiaran $210 millones. Y para hacer esa maniobra la Asamblea oficialista tuvo que aprobar unas reformas que permitieran emitir esa deuda a corto plazo, cuando lo usual es que sea a largo plazo.
“Por lo tanto, parece que hay poco espacio para incrementar el financiamiento interno sin aprobar una reforma de pensiones”, plantea el análisis.
Ante eso, EMFI advierte que para cubrir las necesidades de fondos en 2022, el gobierno lo cubrirá usando reservas internacionales.
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Una de las deudas ineludibles para el gobierno es el pago de $800 millones de eurobonos en enero 2023, lo que pondría en aprietos las finanzas, indica la financiera. “Por lo que las finanzas podrían estar más ajustadas de lo que parece”, apunta.
Los salvavidas del gobierno
De acuerdo al análisis de la financiera inglesa, la administración de Nayib Bukele espera obtener varios créditos de organismos multilaterales, pero aún así no serían suficientes para cubrir las necesidades que hay.
Uno de esos salvavidas sería el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), del cual planea obtener $345 millones en diez préstamos, de los cuales nueve han sido aprobados por la institución y están a la espera de desembolsos.
“No creemos que El Salvador tenga problemas para obtener estos fondos en los próximos meses porque la directiva del BCIE se ha mostrado bastante complaciente con el gobierno salvadoreño, que tiene una participación accionaria del 10.79% en la institución”, señala EMFI.
Agrega que dentro del presupuesto también espera obtener financiamiento de otros multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), el Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional y otros que suman $333 millones.
A eso se añaden los recientes préstamos que la Asamblea oficialista le ha aprobado al gobierno, entre ellos 4 del BID por $535 millones. Pero la financiera destaca que dentro de la estrategia crediticia del BID (de 2021 a 2024) los fondos que planea desembolsar al país “parecen menores”, pues gran parte de los recursos que otorgaría corresponden a repagos.
Para EMFI, hay una razón en la cautela del organismo: “El BID ha mostrado su escepticismo respecto a la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador”.
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Ni el CAF le prestaría mucho
Ante los escenarios adversos para conseguir más créditos, sobre todo porque aún no ha logrado cerrar un acuerdo por $1,300 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno salvadoreño ha recurrido a otros organismos como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), al cual se incorporó como miembro el 10 de marzo pasado, con la idea de acceder a préstamos.
Pero la financiera inglesa duda que ese banco le pueda prestar lo que El Salvador esperaría, pues han revisado los montos que han prestado a países centroamericanos y no son cantidades como, por ejemplo, la que ha estado negociando el país con el FMI.
“Tenemos razones para pensar que el financiamiento a El Salvador sería menor al que recibieron Panamá y Costa Rica porque las multilaterales fueron más flexibles durante la crisis económica por las altas necesidades de liquidez”, dice en el documento.
Por ejemplo, indica que en 2020, debido a la crisis del covid-19, Costa Rica recibió un desembolso de $500 millones y Panamá obtuvo $448 millones.
“Dado que la economía salvadoreña en términos de PIB es más pequeña que el resto de los países mencionados, es probable que el financiamiento sea menor. Estimamos que un préstamo potencial de CAF a El Salvador será de entre $200 y $300 millones”, acota la financiera.
Y remata con que son cautelosos acerca de si esos fondos estarán disponibles este año. De allí que EMFI considera que “el dinero no crece en los árboles”.