En la última crisis bancaria de Estados Unidos, que salpicó también al Viejo Continente, titanes como JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo se han hecho aún más grandes y han aprovechado su fuerza y estabilidad para evitar otras quiebras en los bancos más pequeños.
El último ejemplo se produjo en la madrugada de este lunes, cuando los reguladores de EE.UU. intervinieron el First Republic Bank y llegaron a un acuerdo para vender la mayor parte de sus operaciones a JPMorgan, el banco más grande de EE. UU., por 10,600 millones de dólares, evitando así un colapso caótico que amenazaba con reavivar la reciente crisis bancaria de este marzo.
First Republic, con sede en San Francisco, el segundo banco más grande en quebrar en la historia de los EE. UU., perdió 100,000 millones de dólares en depósitos luego del colapso del otro prestamista californiano, Silicon Valley Bank (SVB). El megabanco dijo que hizo una oferta por First Republic para ayudar a estabilizar el sistema financiero.
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“Nuestro gobierno nos invitó, a nosotros y a otros (bancos), a dar un paso al frente, y lo hicimos”, apuntó el presidente ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon.
Además, a mediados de marzo, Bank of America, Citigroup, JPMorgan y Wells Fargo anunciaron que cada uno realizaría un depósito no asegurado de 5,000 millones de dólares para First Republic, en que junto a siete instituciones financieras consiguieron 30,000 millones de dólares, en un primer intento de rescate que no resultó suficiente.
En un evento en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden elogió la venta diseñada por el gobierno.
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Demasiado grandes para caer
La quiebra de Silicon Valley Bank hizo que muchos estadounidenses temieran por el futuro de sus ahorros y optaran por trasladar su dinero de bancos pequeños a los bancos más potentes de Estados Unidos con la teoría de que estos últimos son “demasiado grandes para caer”.
JPMorgan apuntó que obtuvo alrededor de 50,000 millones de dólares en nuevos depósitos de clientes en pánico que buscaban mover su dinero a un gran banco luego de la crisis de marzo.
Ejemplo de ello es Cameron Hardesty, dueña de la floristería Poppy Flowers, quien contó a The Washington Post que tenía miedo de tener todo el dinero de su empresa en “una sola cuenta” y que dejó SVB y abrió tres cuentas nuevas: una de ellas en JP Morgan, otra en Bank of America y, por último, una en el banco First Horizons.