El crecimiento interanual del Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador en el último trimestre de 2024 fue del 3.4%, con lo que el alza de la economía del ejercicio completo se colocó en el 2.6%, mucho menos que lo vaticinado por el Banco Central de Reserva (BCR) y los organismos multilaterales. El PIB nominal de El Salvador cerró el año pasado en $35,364.97 millones.
Sin embargo, economistas consultados sostienen que ese 3.4% podría considerarse un número inflado, pues es contradictorio que se produzca un crecimiento mayor en un momento de ajuste fiscal como el iniciado a finales de 2024 y no se condice con otros indicadores macroeconómicos registrados en el mismo periodo. Además, se hizo un ajuste a la baja de $162 millones en el crecimiento de 2023, lo que se explicará en el último bloque de esta nota.
Suscríbete para seguir leyendo
Obtén acceso a todo nuestro contenido exclusivo.Continuar leyendo
LEA MÁS: Deuda de 2024 fue del 87.5% del PIB según Hacienda, más que el año de la pandemia
Para el economista Otto Rodríguez, que el último trimestre de 2024 haya contado con mejores números que los dos precedentes (1.86% y 1.18%) es, cuando menos, dudoso. En primer lugar, porque, en vísperas de lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno de El Salvador comenzó con una operación de supresión de plazas importante.
"Todo el último trimestre fue de ajuste fiscal, suena bien raro", indica. El Movimiento de Trabajadores Despedidos (MTD) calculó que el plan contemplaba despedir unas 11,200 personas entre octubre de 2024 y marzo de 2025.
En segundo lugar, porque el ajuste también se tradujo en una disminución en la inversión desde el sector público en temas como nueva infraestructura. De allí, por ejemplo, el bajo crecimiento del sector industria, que se desarrollará con más detalles en una nota aparte.
Rodríguez también ve un desacople entre varios indicadores macroeconómicos y el crecimiento del PIB. Uno de los principales es el del Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE), un indicador mensual compuesto por series de producción sectorial, diseñado para identificar la dirección general de la actividad económica.
En este caso, según los datos del BCR, el crecimiento de los últimos tres meses del año del IVAE fue del 4.89% para octubre, -0.01% para noviembre y el 2.8% para diciembre. Según Rodríguez, tales cifras no se condicen con un crecimiento del PIB del 3.4%.
En un cuadro de análisis publicado en su perfil de X, Rodríguez descubre que el IVAE en los últimos años se ha comportado por encima del promedio del crecimiento del PIB, por lo que lo esperable, teniendo en cuenta el primer indicador en los últimos tres meses del año, es que el crecimiento de la economía se colocara por debajo del promedio del IVAE para ese periodo, es decir, 2.56%.
Rommel Rodríguez, director del Área de Macroeconomía y Desarrollo de FUNDE, está de acuerdo con esta apreciación, pues sostiene que hubo un crecimiento del PIB un poco mayor al de los trimestres anteriores, pero no en la cuantía expresada en los números del BCR.
"Supone un repunte demasiado grande con respecto a las caídas que tuvimos en el segundo y tercer trimestres… mi objeción está sobre todo en el tema de la industria y en el de la agricultura", comenta.
En efecto, el sector agropecuario tuvo un crecimiento de apenas el 0.17% en el cuarto trimestre de 2024. Y el de la industria fue del 2.83%, el primer crecimiento interanual del sector en más de dos años. Sin embargo, le parece que tampoco este crecimiento se condice la realidad, pues incluso el presidente de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Jorge Arriaza, asegura que el sector perdió 10,000 empleos en 2024.
"Para mí es difícil considerar que se ha dado un repunte de ese tipo cuando hay dos sectores tan claves para la economía como la agricultura y la industria, que representan una buena parte de la actividad económica que no se recupera, sobre todo porque son sectores que tienen una producción real, no son servicios, producen bienes, transforman bienes", ilustra el economista de FUNDE.
Los indicadores desacoplados
A Otto Rodríguez también le parece curioso que, aparte del IVAE, hayan otros indicadores que no coinciden con el crecimiento. Uno de ellos el del crecimiento del Valor Agregado Bruto. Como investigador, le ha dado seguimiento a este tema por años.
Por eso, puede aportar una gráfica en la que se relacionan el alza Valor Agregado Bruto y el crecimiento del PIB, entre 2017 y 2019, donde ambas líneas parecen casi idénticas y tienen las mismas magnitudes.

Lo que no ocurre en todo el 2024.

Tampoco coincide el crecimiento del PIB con el consumo privado ni la formación bruta de capital fijo, es decir, la inversión.
Lo único que sí tiene un asidero en la realidad es el buen desempeño del sector de las actividades financieras y seguros, uno que ha mantenido una salud adecuada desde hace tiempo.
"El sector financiero ha sido consistente, ha venido volando, no es que ahora pega un salto", comenta el exvicepresidente del BCR.
Los precedentes y las consecuencias
No es nuevo que desde el BCR se muevan los datos a conveniencia de una narrativa. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, con las cifras de crecimiento del PIB nominal en 2023, para los que, convenientemente, se ajustaron a la baja los registros de los años anteriores. Así lo explicó el economista Luis Membreño a La Prensa Gráfica, pues para obtener ese 3.5% de 2023 el PIB del año anterior se redujo en $500 millones, es decir, el 1.54%.
En esta ocasión, también ha pasado algo parecido. Cuando en abril de 2024 se publicó el PIB correspondiente a 2023, la cifra era de $34,016.62 millones. Ahora, sin embargo, ese número ha cambiado: se ajustó a los $33,853.9 millones, es decir, $162 millones menos, el 0.48% de reducción.
Si se hubiera conservado el PIB original, el crecimiento hubiera sido menor para 2024.
Para Rodríguez, que las cifras emitidas por el BCR dejen de ser confiables es peligroso para el país, pues un indicador económico no es un producto publicitario o la calificación dada al desempeño de un gobierno, sino que es una guía para saber tomar mejores decisiones: conocer donde están los problemas y las potencialidades permite el diseño de políticas públicas eficientes.
Es, para entenderlo en términos humanos, como si una persona se hiciera un examen de sangre para conocer su estado de salud. ¿No sería lo más conveniente que este expresara los indicadores con el mayor rigor posible a fin de que el paciente pueda tomar medidas para revertir lo que está mal? Eso mismo pasa con los países.
El del PIB nominal no ha sido el único indicador que ajustó el BCR para contribuir a una narrativa.
Como lo reportó El Diario de Hoy, también lo hizo con las cifras de la Inversión Extranjera Directa: la institución modificó al alza los números posteriores a mayo de 2021 y disminuyó los de 2020. El saldo de ese año, el de la pandemia, pasó de $293 millones a solo $24 millones.