“Ahora estamos manteniendo una transición a (el fenómeno de) La Niña allá por los primeros 15 días de mayo. Estamos hablando de que tendremos un invierno bastante bueno… el clima, gracias a Dios, según como va la predicción de medio ambiente, vamos rebien”, dijo el encargado del despacho del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el viceministro Óscar Domínguez, en una entrevista televisiva en abril. Así, el máximo encargado del tema en el país, aseguró a los productores locales que este año sería uno tradicional, es decir, uno en el que un agricultor podría empezar a sembrar su maíz en mayo. “Hoy es cuando de invertir y hoy es cuando de sembrar (se trata)”, dijo un optimista viceministro.
Esto contrasta con las recomendaciones dadas a los pequeños productores agrícolas por las gremiales que los agrupan, como la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO) o la Asociación Nacional de Productores Agropecuarios (ANTA), que sugirieron esperar al menos hasta la segunda semana de junio.
Detrás de esto hay una lógica: los primeros cuatro meses del año fueron especialmente calientes, llegando a presentar temperaturas récord en abril. Por eso, la tierra estaba presentando deshidratación. Dada esta circunstancia, era necesario que cayeran las primeras lluvias del invierno para humedecerla y que, así, recuperara sus capacidades productivas.
Con eso en mente, no sería posible comenzar a sembrar como siempre se ha acostumbrado en El Salvador, es decir, en los primeros días de mayo, con el inicio de las lluvias. E incluso no era seguro que las precipitaciones comenzaran a desatarse para esa fecha, ya que debido a El Niño era posible que el invierno se retrasara. Ocurrió justo así, pero con un agravante: que las primeras lluvias fueron seguidas inmediatamente por un temporal.
“Los que cumplieron con nuestra recomendación (empezar a sembrar en la segunda semana de junio), salieron bien. La lluvia se volvió beneficiosa, porque la semilla que sembraron ya germinó y está bastante bien. El MAG ha publicado unas fotos en las que dice que hay daños, pero hay una plantación bastante verde. Es un excelente cultivo”, comenta Luis Treminio, presidente de CAMPO.
Ricardo Sánchez es un agricultor del municipio de Jucuapa, en el actual Usulután Norte. Como casi todos sus colegas, tomó a bien seguir el consejo dado por la gremial CAMPO, de esperar a sembrar. Esto a falta de cualquier otra indicación, una que debía ser emanada desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
“No recuerdo que nos hayan alertado de nada, recuerde que este señor ministro no es muy dado a la comunicación, bueno, ni siquiera es el ministro, sino un encargado de gabinete. No teníamos previsto este fenómeno, que ha sido duro… creí que iba a haber un gabinete renovado a partir del primero de junio, pero nada”, comenta Sánchez, quien lamenta que algunos de sus vecinos en Jucuapa y en el vecino Santiago de María hayan perdido cosechas por sembrar demasiado temprano.
Los afectados por el agua
Los habitantes del bajo Lempa, entre San Nicolás Lempa, San Vicente, y San Marcos Lempa, en Usulután, saben que cuando llueve significa un peligro para sus vidas y para su economía, ya que una vez empieza el invierno el nivel del río sube y les imposibilita obtener ganancias de sus cosechas de milpa y caña.
Y aunque ayer hubo unos rayos de sol, se lograban ver nubes grises que advertían más lluvia. En el suelo había grandes charcos y a los costados del camino distintas cosechas estaban aplastadas o inundadas.
Según los lugareños, la pérdida económica de la siembra de una manzana de terreno equivale alrededor de $200, por lo que estiman que por el cultivo del maíz en esta zona perderían unos $1,000.
Los agricultores comentaron que para muchos esa suma sonará como una pérdida pequeña, pero para ellos, que se les dificulta obtener ganancias, es bastante lo perdido. “Los que lo sentimos somos los más pobres”, expresó Pedro Argueta, un agricultor de la zona, quien forma parte del comité de Protección civil en el lugar.
Estas pérdidas significan mucho más para las personas que no fueron beneficiadas con la nueva tarjeta agrícola del MAG. Un agricultor, quien no quiso ser identificado, comentó que él perdió toda su cosecha debido a la lluvia de estos últimos días.
A él se le dificultará volver a sembrar, pues no cuenta con los recursos para comprar más producto y tampco fue seleccionado para tener la tarjeta de $75 que ofrece el Ministerio de Agricultura.
En la colonia San Jerónimo, la más golpeada en la zona del bajo Lempa por estas últimas lluvias, había alrededor de 27 manzanas de siembra de caña que, según los agricultores, por el momento no corren tanto peligro de perderlas, pero dijeron que de seguir lloviendo sí les afectará en gran medida.
Por las lluvias, incluso los que todavía no han sembrado serán afectados, aunque no tanto como aquellos que sí lo hicieron. Para Julián López, padre de dos niños, la lluvia ocasionó atrasos en la siembra de su maíz, ya que él tenía planeado hacer este proceso el 10 de junio.
Ahora deberá de aguardar más tiempo para que el agua acumulada en la manzana que ocupa para sembrar milpa se distribuya y no dañe su siguiente cultivo. Él espera que, en octubre, tenga ya maíz para comer y comercializar.
El MAG reportó este lunes que 36.2 % de los cultivos de frutas, hortalizas, granos básicos y agroindustria han resultado con afectaciones por las intensas lluvias reportadas desde el 10 de junio.
Eso fue el resultado de las inspecciones en las zonas de mayor producción agrícola, dijo la entidad.
De los cultivos con afectación por lluvias, un 2.3 % tiene una incidencia de 1 %; en un 14.9 % reporta un 25 %, y en un 19 % hay un grado de un 50 %.
El caso del café
Si bien fue posible atajar mayores afectaciones en los granos básicos gracias a la decisión de cultivar más tarde en el año, la del café es una realidad distinta, al tratarse de un cultivo permanente. El exceso de humedad tiene diferentes efectos en la planta.
Según Amílcar Vega, productor cafetalero de Chalchuapa, se volverá un grave problema si continúa lloviendo y se superan los 500 milímetros de precipitaciones. “Hay que poner ese número en contexto, lo normal es que en el país caigan entre 1,800 y 2,000 milímetros en todo el invierno”, comenta Vega.
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Si eso sucede, la planta, cuya prioridad es sobrevivir, comenzará a purgar la floración que ya se había dado y, en el peor de los casos, puede llegar a perder sus hojas.
Para Julio Amílcar Valladares, productor de Santa Ana, el problema podría darse incluso si la planta ya tuviera frutos, pues, al no contar con suficientes nutrientes, pierde tamaño y calidad.
El siguiente efecto de la humedad es la roya, una enfermedad que ha hecho estragos en El Salvador desde hace mucho. Su gravedad es tal que fue debido a un aparecimiento de esta plaga en la primera mitad de la década pasada que la producción nacional cayó después de varios años buenos. Y no se ha vuelto a levantar.
Pero no es necesario que se llegue a esos niveles para registrar afectaciones, pues muchos productores ya realizaron el proceso de fertilización, lo que pudo haberse lavado con el exceso de lluvias.
En el pasado, en los mejores años de la caficultura, lo normal eran tres aplicaciones: al inicio, en la mitad y al final del ciclo.
Según Valladares y Vega, debido a los altos costos que hay y la poca rentabilidad de la actividad, ahora solo se pueden permitir una aplicación. Sin embargo, el exceso de lluvia les obligará a hacer una nueva fertilización completa, que sería lo ideal para reducir las afectaciones. Aunque no todos alcanzan a hacerlo.
“En mi caso, no creo que lo haga, tal vez una vía foliar, una fertilización secundaria. La actividad dejó de ser rentable desde hace tiempo. Resistimos, pero cada vez con más dificultades”, comenta Julio Amílcar Valladares.
Otro reto que enfrenta el café es la falta de mano de obra, que ha sido ocasionada por su mismo declive. Tras los estragos de la roya en 2014, muchas fincas dejaron de operar, dejando sin trabajo a cientos de personas. Estas, por tanto, debieron buscar otras oportunidades e, incluso, migrar. De allí que ahora ya casi no quede nadie disponible.