¿Ha reducido el consumo de combustible en el país tras el encarecimiento en el precio de la gasolina y el diésel? ¿La mayoría de los salvadoreños ha buscado otros medios de transporte tras las alzas? La respuesta es no. La compra de combustible en el país se ha mantenido durante el último año, pese a que los incrementos en los precios no paran.
Los datos de la Dirección de Hidrocarburos y Minas del Ministerio de Economía indican que entre febrero de 2021 y febrero de este año, los salvadoreños han comprado un promedio mensual de 31 millones de galones de combustible en las estaciones de servicio.
Y pese a que el precio del barril de petróleo del año pasado ha sido el más caro desde 2015 -y por consecuencia los hidrocarburos han aumentado de precio en el país- las ventas no disminuyen.
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En agosto de 2021, los salvadoreños pagaron hasta $4 por galón de combustible. Sin embargo, durante ese mes, las estaciones de servicio vendieron 31 millones de galones de combustible, una venta similar a la de los dos años anteriores. Pero esto no significa mucho si se omite compararlo con otros meses en los que el precio del combustible ha sido incluso más caro.
En los primeros meses del 2022, el precio del galón de combustible se acercó a los $5; y los precios de referencia
publicados el 4 de abril han sido los más altos de este año. Pese a estos precios, durante enero y febrero de este año, las gasolineras han vendido 32 y 30 millones de galones de combustible respectivamente.
Para el economista Rafael Lemus, la demanda de combustibles tiene un comportamiento que en economía se le conoce como inelástica. Esto significa que es poco sensible ante un cambio en el precio. Por ejemplo, los productos como el combustible, que el consumidor considera imprescindibles, tienen una demanda más inelástica.
“A estos se les conoce como productos poco sensibles,de baja elasticidad o inelásticos. En este grupo de bienes tenemos: la gasolina, las tortillas, las pupusas, los frijoles y el maíz, entre otros”, explicó.
Y es que siendo el maíz la base de la alimentación salvadoreña, se vuelve un producto poco sensible a los cambios de precio. Aunque estos aumenten, la demanda no varía como sí ocurre con otros productos que no son indispensables como los servicios de paga en la televisión o los celulares.
El economista agrega que para que un producto se vuelva inelástico también influyen otros factores como la actividad económica del momento. “Si hay bastante comercio, transporte de carga, si los colegios, universidades se activan para dar clases presenciales, entre otros”.
En el caso de El Salvador, la actividad económica no se ha paralizado. Tras pasar las olas de contagios más fuertes a causa de la COVID-19, la economía en el país volvió a reactivarse. Y pese al aumento en los combustibles, los usuarios no han decidido optar por otros medios de transporte como los buses.
“A los salvadoreños les resulta imposible tener un transporte alternativo, como sería el transporte colectivo, por la inseguridad, la incomodidad y el mal servicio”.
Según datos del Viceministerio de Transporte (VMT) para 2021, en las calles y carreteras del país circulan 1.4 millones de automotores. De ellos, un millón son vehículos particulares, más de 5,000 son de alquiler (taxis), otros 500,000 son motocicletas y más 12,932 vehículos nacionales.
Sector Industrial redujo compra de combustible
A diferencia de las ventas en las estaciones de servicio, el sector industrial, al que la Dirección de Hidrocarburos y Minas contabiliza en un segmento diferente, sí ha comprado menos combustible en el último año. Por ejemplo, en agosto del año pasado reportó compras de 2.1 millones de galones de combustible. El número no significa mucho si no se compara con los meses desde febrero de 2021 hasta febrero de este año, donde el promedio mensual de compras de combustible en este sector fue de casi 4 millones de galones.
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El año pasado, la actividad industrial en el país arrancó en números negativos debido a los efectos que tuvo la pandemia del COVID-19 desde el 2020. Pero esta logró recuperarse a finales tras el efecto rebote. Esto también se vio reflejado en la compra de combustible.
Según el Cuarto Informe de Desempeño Económico y Normativo 2021, elaborado por la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), en términos generales para la región centroamericana, la economía se recuperó en un 6% con respecto a 2020, y entre dichos países, a excepción de Belice y República Dominicana, son El Salvador y Panamá los que más lograron recuperarse.
Medidas que redujeron los precios
Los combustibles son productos inelásticos, sí, pero también han bajado de precio en las últimas semanas. Esto se debe a que el gobierno ha promovido una serie de medidas para absorber dichos incrementos.
El pasado 13 de marzo, la Asamblea Legislativa aprobó la suspensión por tres meses de dos impuestos al combustible, lo que implicó inicialmente una rebaja en torno a los $0.26 por galón. Esa rebaja se mantiene.
Sin embargo, días después, el presidente Nayib Bukele propuso reducir, durante 15 días y hasta el 4 de abril, un porcentaje de otro impuesto que se paga por cada galón de combustible: El IVA. Pero la medida quedó en el aire luego que los precios de referencias llegaran hasta casi los $5 por galón.
Ante eso, el gobierno pidió a la Asamblea aprobar la Ley Especial Transitoria para Fijar Precios Máximos de los Combustibles sin divulgar un estudio técnico que indique su impacto en las finanzas públicas ni datos de cómo aliviará la carga económica que resienten desde hace meses los salvadoreños.
No obstante, la Ley, que tendrá vigencia para los próximos dos meses, ha dejado los precios del combustible de la siguiente manera: la gasolina especial costará $4.31 en la zona central y occidental y solo cambiará a $4.32 en la zona oriental. La gasolina regular tendrá un precio de $4.15 por galón en todas las zonas del país y el diésel bajo en azufre costará $4.14 en las tres zonas.