La Organización Mundial del Comercio (OMC) redujo drásticamente ayer su previsión de crecimiento del comercio mundial para 2023, en una economía globalmente afectada por múltiples conmociones como la guerra en Ucrania y otros factores de inestabilidad.
“El panorama para 2023 se ha ensombrecido de forma considerable”, declaró a la prensa la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, al presentar las previsiones.
“La economía mundial está confrontada a crisis múltiples. La subida de los tipos de interés lastra el crecimiento en gran parte del mundo”, agregó.
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Los economistas de la OMC esperan un crecimiento del volumen del comercio mundial de mercancías del 3.5% en 2022, ligeramente superior al aumento del 3.0% previsto en abril, pero proyectan un aumento del 1.0% para 2023, cifra en fuerte disminución respecto a la estimación anterior del 3.4% publicada en abril.
En cuanto al PIB mundial, según las nuevas previsiones de la OMC, se espera que el PIB crezca un 2.8% en 2022 y un 2.3% en 2023 (1.0 punto porcentual menos que la previsión anterior para esta última cifra).
En comparación, la OCDE, que ha mantenido su previsión en el 3% para 2022, anunció recientemente que espera un crecimiento del 2.2% el próximo año.
El FMI, por su parte, espera un crecimiento del 3.2% este año y del 2.9% en 2023.
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Más presión al sector
Esta desaceleración en las previsiones de crecimiento en el comercio internacional viene a agregar más presión al sector, el cual ha tenido que enfrentar la crisis en la cadena global de suministros, la cual afectó desde la segunda mitad del año pasado y provocó que las empresas tuvieran que pagar hasta un 500% más en el costo del flete marítimo, principalmente de los que provienen desde Asia.
En este sentido, para el contexto salvadoreño, la problemática no ha pasado desapercibida, pues en meses anteriores gremiales como la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport) o la Cámara de Comercio e Industria salvadoreña (Camarasal) han apuntado cómo esa crisis ha afectado a las empresas en el país, principalmente las que importan y exportan mercadería.
Según comentarios emitidos por la Cámara de Logística de El Salvador (Caloes), esa caída en la proyección "es una desaceleración de las grandes economías que afectará, indudablemente, a El Salvador, pues dependemos de la situación de esas economías”, y apunta que las causas detrás de esa desaceleración obedecen más a situaciones exógenas, como las que detalla la OMC, por lo que se sale de las manos de los operadores logísticos y transportistas de mercaderías en el país.
Aún así, la gremial señala que el sector tratará de dar el mejor servicio y los precios que más se adapten a la situación del mercado, y pese a las previsiones de la OMC.
Con respecto a la disminución de costos en la distribución de mercaderías que en meses anteriores reportaron entidades internacionales, Caloes señala que hasta el momento, esas rebajas no se han percibido en el plano nacional.
Anteriormente, la misma organización explicó que esto podría deberse al volumen de mercancía que comercia El Salvador con respecto a otras economías más grandes como Estados Unidos o China.
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Incertidumbre
Si las previsiones actuales de la OMC se confirman, el crecimiento del comercio se desacelerará drásticamente en 2023, pero se mantendrá positivo.
Sin embargo, el organismo observa que existe una “gran incertidumbre sobre las previsiones debido al cambio de política monetaria en las economías avanzadas y a la naturaleza imprevisible de la guerra iniciada por Rusia en Ucrania”, según recuerda el economista de este organismo, Coleman Nee.
Para 2023, si se concretizan los riesgos de degradación, el crecimiento del comercio podría ser negativo (-2.8%), pero si vuelven las buenas noticias podría llegar al 4.6%, según la OMC.
La semana pasada, Okonjo-Iweala afirmó que el mundo se dirigía hacia una “recesión mundial”.
“Los responsables políticos están confrontados a difíciles dilemas en la búsqueda de un equilibrio óptimo entre la lucha contra la inflación, el mantenimiento del empleo, y la realización de objetivos importantes como la transición hacia energías limpias”, aseguró el miércoles.
“Una reducción de las cadenas de suministro solo agravaría las tensiones inflacionistas, generando a plazo una ralentización del crecimiento económico y una reducción de los niveles de vida” advirtió, sin embargo.
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Menos importaciones
La demanda de importaciones se reducirá en todo el mundo por el efecto de la ralentización del crecimiento, a su vez causada por diversos factores en las grandes economías.
En Europa, el alza de los precios de la energía como consecuencia de la guerra en Ucrania provocará una compresión de los gastos en los hogares y un aumento de los costes en el sector manufacturero.
En Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria para frenar el impacto que ha tenido la inflación tendrá repercusiones en los gastos sensibles a los tipos de interés, como los sectores de la vivienda, del automóvil y de la inversión en capital fijo.