La situación económica que ha golpeado al país, incluso desde los peores meses de la pandemia de Covid-19, continúa sin dar tregua a la población, la cual ha tenido que tomar fuertes decisiones para poder enfrentar el alza en el costo de la vida y, principalmente, en el costo de los alimentos.
Los datos de inflación, a septiembre, reflejan que hay una tasa del 7.5% que, pese a ser menor con respecto a agosto, sigue siendo muy alta si se compara con los índices de enero de 2021, lo que podría indicar que desde inicios del año pasado, el precio de los productos y bienes de consumo ha venido aumentando cada vez más.
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Una reciente encuesta realizada por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA), señala que el tema económico es la principal preocupación entre los ciudadanos, por lo que consideran que es el mayor problema y obstáculo que hay en el país.
En ese sentido, también destaca que hasta un 40% de los salvadoreños, encuestados en los 14 departamentos del país, habría tenido que recurrir a endeudarse para poder subsistir, es decir, para poder comprar alimentos o poder pagar servicios mes a mes.
Asimismo, la misma encuesta reveló que el 99% de los salvadoreños se ha visto afectado por el alza en el costo de la vida, aunque en diferente medida, pues los que han experimentado mucho esas alzas corresponden a un 68.5%, los que las han experimentado algo representan el 17.9% y solo el 12.7% afirma que el impacto ha sido poco.
Estos datos coinciden con los datos oficiales de la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc), los cuales apuntan que el precio que debe pagar una familia de cuatro miembros en el área urbana por sus alimentos es de casi $239 al mes, mientras que una familia en iguales condiciones en el área rural debe pagar más de $179.
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Esas cifras son relativamente altas si tomamos como referencia el salario mínimo actual, pues una familia que se sostiene solo con un salario ($356) debe destinar más del 65% de ese dinero solo para comida, dejando el 35% restante para el pago de facturas por distintos servicios, además de otras necesidades como salud, transporte o recreación.
“El incremento de la canasta básica hace que la gente considere que la economía es el principal problema que enfrenta el país. Esto ha llevado a la población a tomar decisiones como endeudarse”, apunta el rector de la UCA, Andreu Oliva.