“La propuesta de tokenizar un bono soberano en una cadena de bloques ahora está oficialmente muerta”, afirmó el economista y miembro de la Escuela de Políticas Públicas de Londres, Frank Muci, en un análisis sobre la fallida iniciativa del gobierno de Nayib Bukele para emitir el Bono Volcán o Bono Bitcoin.
Muci explica las razones por las cuales considera que la propuesta no tenía sentido desde el inicio y cómo ha mutado a otra idea muy diferente a la inicial.
Y arranca su análisis citando a Javier Bastardo, un colaborador de Forbes y portavoz de Tether/Bitfinex, quien escribió que El Salvador “modificará el esquema de inversión de la emisión de deuda pública (Bono Volcán) a rondas de financiación de capital privado mediante la iniciativa Volcano Energy (una empresa conjunta con el gobierno, el sector privado empresas y empresas criptográficas)”.
Ante ello, el economista explica que “en otras palabras, alguna empresa conjunta recaudará capital para financiar la capacidad de energía eólica y solar, pero no habrá deuda ni bonos. Tampoco habrá energía geotérmica del volcán como se anunció originalmente. Esta publicación es un obituario, un réquiem por el vínculo del volcán y la locura que eran las criptomonedas hace apenas dos años. Es importante que nunca lo olvidemos”.
Tanto Muci como Bastardo se refieren a Volcano Energy, una empresa que anunció a inicios de junio de este año que invertiría $1,000 millones en construir una planta de energía renovable y, en un futuro, una granja de minería de Bitcoin en El Salvador.
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Entre los inversionistas del sector de criptomonedas que formaron Volcano Energy está el bitcoiner Max Keiser, quien funge como presidente ejecutivo de la compañía y es, a su vez, asesor del presidente Bukele en lo relacionado al Bitcoin.
Según informó en junio dicha empresa, la inversión inicial a corto plazo sería de $250 millones para construir la planta energética en las afueras de Metapán, en Santa Ana, pero no precisaron cuándo iniciaría dicho proyecto y hasta la fecha no han ampliado la información.
Una idea “descabellada”
Respecto a la idea original de emitir el Bono Volcán por $1,000 millones, el economista inglés opina que “era descabellada”, ya que planteaba que la mitad de esos fondos financiarían la construcción de la “Ciudad Bitcoin” o “Bitcoin City” para los mineros de bitcoins.
“Eso fue una locura, sobre todo porque el precio de las ciudades nuevas suele ser de varios miles de millones de dólares”, afirma.
Pero además señala que la economía del país no estaba para esos gastos. “El Salvador necesitaba desesperadamente recortar el gasto público y aumentar los impuestos para evitar un impago desordenado de sus deudas existentes. No podía permitirse proyectos de infraestructura a medias por valor de cientos de millones de dólares”, apunta.
Y sobre el uso de los otros $500 millones que serían para comprar bitcoins, Muci destaca que eso tenía solo ventajas para los inversores pero no para el país.
“La idea (hasta donde cualquiera puede decir) era que los tenedores de los bonos volcán obtendrían la mitad de las ventajas si el precio del bitcoin subiera, pero ninguna de las desventajas si bajara: bueno para los inversores y malo para El Salvador. No hace falta decir que pedir prestado en nombre de los contribuyentes de un país pobre para apostar en criptomonedas es profundamente irresponsable”, indica.
Además considera que el producto, es decir el bono Bitcoin, tampoco tenía sentido, porque incluía un instrumento tradicional de renta fija para inversionistas típicos de bonos de mercados emergentes, como por ejemplo un fondo de pensiones, lo cual contrastaba con los inversores de criptomonedas.
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“El comprador típico de opciones criptográficas tiene menos de 30 años, tiene el 90% de su patrimonio neto en monedas y no sabe ni le importa qué es un bono. Estos son grupos que no se superponen. No había ningún comprador natural para el Bono Volcán”, menciona el especialista.
Otro factor que para Muci tampoco tenía coherencia es la plataforma que emitiría los bonos, ya que está bajo investigación de las autoridades de Estados Unidos, debido a prácticas que incluyen el ocultamiento de información a inversionistas sobre pérdidas millonarias.
“En lugar de emitir a través de Binance o FTX, en ese momento los intercambios no regulados más populares, optaron por Bitfinex, que está prohibido en los EE. UU., el mercado de criptomonedas más grande del mundo”, señala el economista inglés.
Bitfinex Securities anunció en abril de este año que había sido autorizada por la Comisión Nacional de Activos Digitales en El Salvador para gestionar los $1,000 millones en Bonos Bitcoin.
El análisis de Muci también contempla los detalles legales de la propuesta de Bukele y lo que implicaría. “A medida que se acercaba la fecha de emisión del 15 al 20 de marzo no había ningún prospecto ni documentación legal formal. Eso sólo podría significar una cosa: que El Salvador planeaba emitir el Bono Volcán como un token sin contrato de deuda según la ley local de El Salvador (y no la ley de Nueva York como todos sus otros bonos)”.
Ante ello, agrega que si en algún momento se incumpliera el pago de esos bonos “los inversionistas tendrían que demandar al gobierno de El Salvador (aunque no está claro cómo sin un contrato)”, pero plantea que hacer eso no es una perspectiva “tentadora” debido a que la Corte Suprema de Justicia responde a Bukele desde mayo de 2021.
La estocada final
Muci apunta que dos días antes de la supuesta emisión del Bono Bitcoin, “las cosas se pusieron locas”, pues el medio estadounidense Financial Times publicó que el bono sería emitido por la empresa estatal de energía térmica La Geo.
“Y así el mundo supo que el Bono Volcán no sería una deuda del gobierno (que tiene miles de millones de dólares en ingresos fiscales) sino que sería el pasivo de una empresa estatal de la que nadie había oído hablar”, destaca el experto.
El economista cita que La Geo tiene sólo $136 millones en ingresos anuales y el bono le cargaría con $65 millones en gastos por intereses, “llevando a La Geo a la quiebra” y advierte que eso haría que el bono “fuera mucho más riesgoso para sus tenedores”.
Y, por último, Muci dice que el momento no podría haber sido peor, ya que los precios de las criptomonedas tuvieron una caída histórica, por lo que concluye que “la propuesta estaba muerta al nacer, y todo lo que el gobierno pudo hacer fue desviarla y ganar tiempo”.
¿Quién es Frank Muci?
Frank Muci es miembro de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres (LSE, por sus siglas en inglés). Según el perfil publicado en el portal de la institución, Muci es un profesional del desarrollo económico internacional con experiencia asesorando a gobiernos de América Latina, Medio Oriente, África y Europa del Este sobre políticas de crecimiento, diversificación económica y gestión de las finanzas públicas. El economista escribe sobre temas financieros y de criptomonedas.