La revista estadounidense Science es una de las más prestigiosas a escala mundial cuando de divulgación científica se trata. Es el órgano de expresión de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés). En uno de sus más recientes artículos buscó responder a la pregunta de si los criptoactivos como el Bitcoin pueden ser utilizados, en la práctica, como monedas. Es decir, como el instrumento para el intercambio de bienes y servicios de todos los días.
Para hacerlo, los investigadores se centraron en el primer país que declaró a Bitcoin como moneda de curso legal: El Salvador. Y la respuesta es contundente: a pesar de todos los esfuerzos y la enorme inversión de su gobierno para impulsarlo, ha sido imposible que este activo sea adoptado como moneda en este país centroamericano.
Su utilización es marginal y, en la actualidad, corresponde a un pequeño grupo de turistas entusiastas de esta cultura o a personas que ya desde antes usaban la criptomoneda para invertir. La época de mayor uso fue el primer mes de vigencia de la ley que transformó al Bitcoin en moneda de curso legal en El Salvador, justo en el marco del cobro del bono de $30 con el que la administración Bukele pretendió incentivar su adopción.
Para llegar a estas conclusiones, dijeron los investigadores, tuvieron que recurrir a fuentes alternativas, pues ninguna información relativa a la apuesta por el Bitcoin está disponible para el público. Una de ellas fue una encuesta presencial, cara a cara, hecha a 1,800 hogares, con el apoyo de la empresa de sondeos sociales CID-Gallup.
Esta estaba compuesta por 74 preguntas enfocadas, sobre todo, a la implementación que está haciendo la población del Bitcoin como moneda de curso legal, incluyendo el software creado por el Gobierno de El Salvador para su adopción, Chivo Wallet, para el que se invirtieron $3.5 millones para su desarrollo. En la práctica, Chivo Wallet demostró ser uno de los eslabones más débiles de la cadena, pues el poco tiempo en el que se desarrolló impidió que todos sus sistemas funcionaran correctamente.
Para los autores del estudio, que la encuesta se realizara de manera presencial era crucial para su éxito.
“Dado que la adopción de bitcoin a través de Chivo Wallet requiere acceso tanto a un teléfono móvil como a una conexión a Internet, una encuesta por teléfono o Internet, que dependa de que los encuestados tengan acceso a cualquiera de los dos métodos de comunicación, subestimaría mecánicamente los costes de adopción”, escribieron. En su encuesta entrevistaron a familias de los 14 departamentos del país e incluyeron a participantes de zonas rurales.
Sin embargo, la encuesta no fue la única herramienta para verificar el volumen del uso de la criptomoneda. Complementaron el análisis con la verificación en la Blockchain de todas las transacciones en las que intervino el ecosistema de Chivo Wallet.
“No sólo estudiamos los volúmenes totales de transacciones realizadas a través del monedero Chivo, sino que también analizamos por separado los patrones de depósitos y retiradas, e identificamos coherencias entre los resultados de la encuesta y los resultados de la cadena de bloques”, escribieron.
Los resultados
La encuesta arrojó que el 40 % de los encuestados había descargado la aplicación Chivo Wallet en septiembre de 2021, cuando fue lanzada. Mes a mes, la cantidad fue bajando, hasta que, en 2022, la cantidad de descargas llegó a 0.
Uno de los elementos que llamaron la atención de los investigadores es que, al contrario de la propaganda gubernamental, Chivo no sirvió para bancarizar a una población que no lo estaba. Quienes más descargaron la aplicación fueron personas que ya estaban familiarizadas con pagos electrónicos.
“Estos resultados sugieren que la introducción de Chivo Wallet proporcionó principalmente un medio de pago adicional entre los que ya estaban bancarizados en lugar de estimular una mayor inclusión financiera entre los no bancarizados”, escribieron.
El estudio arrojó que un 50 % de los encuestados afirmaron que no usan Bitcoin porque no lo entienden y no confían en él. Adicionalmente, mostraron reservas en un porcentaje parecido respecto al software de Chivo Wallet en sí. La volatilidad de la moneda solo ocupó un 10 % entre las razones para no usar el criptoactivo.
Por tanto, el gobierno pretendía que el Bitcoin fuera usado por personas que no estaban lo suficientemente educadas en ese momento siquiera para darle uso. Eso hacía coherente que solo 1 de cada 5 de los encuestados dijera que siguió usando Chivo Wallet después de cobrar el bono de $30. Y, sin embargo, no lo hicieron para hacer transacciones en Bitcoin, sino en dólares.
En cuanto a las empresas, solo las más grandes siguieron aceptando la criptomoneda para pagos. Pero no se quedaron con sus ganancias en esta, sino que decidieron, casi siempre, cambiarla inmediatamente por dólares.
El 71% convirtió las ventas en dólares y luego las retiró como efectivo, el 17% convirtió las ventas en dólares y las guardó en Chivo Wallet, y sólo el 12% de las empresas almacenó sus ventas en bitcoin dentro de Chivo Wallet.
“Encontramos que el 11% de las empresas han aumentado los precios desde que el bitcoin se convirtió en moneda de curso legal, lo que es coherente con la hipótesis de que las empresas podrían estar transfiriendo los costes relacionados con la criptodivisa a los clientes”, dice el estudio.
“Es un problema de fundamento. Los salvadoreños ya tenemos una moneda de aceptación mundial, que es estable. Pasar a un activo digital, volátil, especulativo, era como migrar del mejor de los mundos al peor. En lenguaje de cristianos, era una tontera. La solución a un problema que no existía”, dice el economista Rafael Lemus.
Hace unos días, el presidente en licencia Nayib Bukele, publicó en sus redes, triunfante, que el precio de Bitcoin había subido y, con ello, aseguraba que su apuesta había salido bien. El estudio de Science le remarca que no es cierto.
“La apuesta no fue al precio sino al uso, lo cual es un fracaso de cientos de millones”, comentó la economista Tatiana Marroquín a través de su cuenta en X.