Las cifras del Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador, recientemente actualizadas, indican que el Producto Interno Bruto (PIB) relacionado con la producción de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca en nuestro país ha tenido un crecimiento constante en los últimos dos años, lo que contrasta con los datos relacionados con la cosecha de granos básicos en el mismo periodo.
¿Es cierto que en El Salvador en 2023 se cosechó, se pescó o se crió más ganado que en 2021? Es difícil de creer, sobre todo cuando el ciudadano promedio ha vivido en carne propia un incesante aumento de precios en los alimentos, que supera por mucho el de los demás productos.
El PIB es un indicador del tamaño que tiene una economía o un sector de esta. Las cifras, por tanto, no cuadran.
Según los datos recogidos por la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), 2022 y 2023 fueron años terribles para su actividad, pues el mal clima, los altos costos (insumos agrícolas, semillas, alquiler de tierras) y el desinterés por dedicarse a un trabajo poco rentable se tradujeron en pobres cosechas.
El año recién pasado, se registró la peor cosecha en una década, con solo 17.2 millones de quintales de maíz, frijol, maicillo y arroz. No hay que ir muy atrás en el tiempo para encontrar un año con buena producción agrícola. Ese es 2021, cuando la siega llegó a los 28.65 millones de quintales, suficiente para cubrir la demanda de la población salvadoreña, que se coloca en unos 27 millones.
Por tanto, el año recién pasado, el rendimiento fue un tercio menor que en 2021. Entonces, ¿por qué el Producto Interno Bruto fue un 12 % mayor en 2023?
Luis Treminio, presidente de CAMPO, busca una explicación y aventura una respuesta: quizá se deba a un aumento en alguno de los otros sectores distintos a los granos básicos. Y su principal candidato es la caña de azúcar que, como ya lo expuso El Diario de Hoy, es el único producto agropecuario que sigue mostrando un aumento constante.
La caña de azúcar tiene vocación exportadora. Por lo tanto, una buena manera de verificar un aumento de su tamaño son las exportaciones. Según los datos de Comercio Internacional del BCR, las ventas hacia fuera de nuestras fronteras de este ítem aumentaron en un poco más del 3 % entre 2022 y 2021. En 2023, el alza fue de un poco más del 2 %.
La explicación, por tanto, no disipa la duda. ¿Aumentó, entonces, la ganadería? Es poco probable, pues productores del sector han señalado su declive. El Diario de Hoy entrevistó a una persona que se dedica a la venta de ganado de engorde. Hace cinco años, cuenta, mantenía lotes de 35 a 40 animales y ahora solo posee 11. Su negocio, por tanto, se ha reducido en un 75 %. Incluso está en medio de un proceso de embargo a la mitad de su propiedad, pues los resultados de los últimos años no le han permitido enfrentar sus compromisos. Y esta persona señala a la autorización para importar carne desde Colombia como “el tiro de gracia al sector”.
“Es parte de una política que ha privilegiado la importación por encima de la ayuda al productor nacional. No cabe duda de que el gran negocio es de los importadores”, dice.
Por otro lado, las importaciones de carne han aumentado en la presente gestión respecto a las de sus tres predecesores. En los gobiernos de Antonio Saca, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén se importó un promedio total de 91.6 millones de kilogramos por periodo. En el de Nayib Bukele, esa cifra ha crecido hasta los 159.5 millones, es decir que ha aumentado en un 75 % respecto a la media de los mandatarios anteriores.
¿Lo hizo el café? Tampoco, pues la Asociación Salvadoreña de Beneficiadores y Exportadores de Café (ABECAFE) reportó hace una semana una baja de 105,000 quintales de café para el ciclo cafetero 2023-2024 en El Salvador. Esto representa una reducción del 16.2% respecto al periodo anterior.
“Vender algo que no existe”
Para el economista Alfonso Goitia, está claro que desde el Estado salvadoreño se están haciendo ajustes con las cifras macroeconómicas que no se corresponden con la realidad. Un ejemplo es el del crecimiento de la economía.
El Banco Central de Reserva lo colocó en 3.5 % para 2023, cuando todos los organismos internacionales serios (como la CEPAL o el Banco Mundial) lo señalan muy cerca del 2 %. Para hacer cuadrar los datos, modificaron a la baja el PIB de los años anteriores.
Y otro tanto ha ocurrido con la Inversión Extranjera Directa: la institución modificó al alza los números posteriores a mayo de 2021 y disminuyó los de 2020. El saldo de ese año, el de la pandemia, pasó de $293 millones a solo $24 millones.
Ahora, las modificaciones han llegado a las cifras relacionadas con lo más concreto: la comida y el bolsillo de los salvadoreños, pues que se produzcan más alimentos en un país se traduce en una reducción en los precios.
“Revisando los datos de la producción agrícola, ya tenés claro que están encubriendo las deficiencias del Gobierno. La forma de ocultarlo es modificando las estadísticas. Están tratando de vender algo que no existe”, comenta Goitia.
“Parecen inconsistentes algunos datos”, comenta, por su parte, el economista Otto Rodríguez, vicepresidente del Banco Central de Reserva entre junio de 2019 hasta abril de 2021.
Otro conjunto de datos que genera algunas dudas son los relacionados con el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE), que mide la evolución de la actividad económica de las diferentes industrias incluidas en el cálculo del Producto Interno Bruto, como el de la agricultura y la ganadería.
En este último caso, los números son curiosos: se mantuvieron constantemente por debajo del umbral de los 100 puntos desde octubre de 2021. De golpe, a partir de octubre de 2023, superaron ese límite. Y ya no bajaron.
Y esto no se corresponden con la realidad si se toma en cuenta que, justo a finales de octubre, el país recibió los embates de la tormenta tropical Pilar, que menguó los cultivos de frijol.
Según los datos actualizados por el BCR, en la administración de Nayib Bukele el PIB de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca ha aumentado en un 13 % respecto a cuando este tomó las riendas.
En el caso de Mauricio Funes, el alza fue del 5 % y, en el de Salvador Sánchez Cerén, de menos de un 1 %. Por tanto, según estas estadísticas, la producción de este sector ha vivido un crecimiento dos veces superior al de sus dos predecesores juntos. Haciendo uso de la sana crítica, ¿usted cree que ahora se produce más comida en El Salvador que hace 10 años?
“Es un artificio estadístico el que hay allí. Es increíble, imposible. Cuando este sector ha sido tan golpeado”, dice Alfonso Goitia.
El gobierno se jacta de la construcción y el turismo
Desde la administración de Nayib Bukele, han señalado como sus dos más grandes estandartes al sector de la construcción y a del turismo.
El primero, aumentó en un 43 % al cierre de 2023 respecto a 2019 y el segundo, que se puede reconocer en el largo “actividades de alojamiento y servicio de comidas”, lo hizo en un 32 %.
Sin embargo, no se trata de crecimientos extraordinarios, si se lo compara con lo registrado en el periodo de Mauricio Funes, pues, entre 2009 y 2013, el sector de la construcción creció en un 42 %, solo un punto por debajo de la marca de Bukele. Y en el turismo, el alza fue aún mayor en la administración del efemelenista.
Y el actual gobierno sí palidece frente al del ahora asilado en Nicaragua en el crecimiento del PIB relacionado con las industrias manufactureras, es decir, las fábricas. En el de Funes, subió en un 23 %. En el de Bukele, en 9 puntos menos, según los datos revisados del BCR.