El dinero que el público deposita en un banco no está, necesariamente, físicamente allí. Lo está, más bien, contablemente, pues lo usual es que, quien tiene su dinero en una institución financiera, lo hace para resguardarlo. Por ello, los bancos deben tener solamente una fracción de estos depósitos. A esto es lo que se llama reservas de liquidez, que funcionan como un colchón en caso de un retiro masivo de efectivo por parte los clientes de un banco. Así, la entidad tiene la capacidad de responder de inmediato. Lo más saludable es que sean de, al menos, un cuarto del total, es decir, del 25%.
Previo a la pandemia, el promedio de las reservas de liquidez de los bancos en El Salvador se colocaba en esta cifra, a la que se sumaba, según explica el economista Otto Rodríguez, una reserva extra en torno al 8%. Por ello, esta disponibilidad se colocaba en torno al 32%. Ese era, precisamente, el nivel que tenía en diciembre de 2019, justo antes del inicio de la pandemia de Covid 19.
Durante la crisis, el gobierno requirió a las instituciones bancarias muchos recursos: estaba en juego salvar vidas. Por ello, las reservas cayeron mucho más allá del umbral recomendado, cuando descendieron al 15%.
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“Eso, en medio de la pandemia, era entendible y aceptable. Para eso sirven estas reservas: para enfrentar dificultades que no están previstas”, comenta Otto Rodríguez, quien da un seguimiento riguroso a los datos que sobre el tema publica la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF).
Es un trabajo de hormiga, pues debe revisar, uno a uno, los estados financieros de cada entidad bancaria. Con esa información consolidada, ha podido determinar que las reservas de liquidez de los bancos locales nunca han recuperado los niveles adecuados.
Para noviembre de 2023 (último dato disponible), se colocaron en un 19.3%, que es más alto que lo registrado en diciembre de 2022. Sin embargo, el economista menciona un dato peligroso: hay una entidad bancaria que solo cuenta con un 16.6% de reservas de liquidez (lo que ese expresa como “mínimo” en la gráfica que acompaña este texto).
“Esto es peligroso. Si un solo banco está en números rojos, puede poner en crisis a todo el sistema bancario. Y esto es un problema mayúsculo para una economía”, comenta Rodríguez.
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Los bancos son entidades que trabajan con base en la gestión del riesgo. Es una de las políticas que con más fuerza sostienen. Por eso prevén posibles escenarios de crisis y toman medidas para paliar.
Es posible que los bancos hayan vislumbrado que, debido a la alta carga que representa para las finanzas del Gobierno la deuda de corto plazo (pagadera a un año), era muy probable que esta administración no honrara sus compromisos con ellos y cayera en impago. Eso es lo que sostiene el economista Rafael Lemus.
Por ello, para evitar llegar hasta allí, le lanzaron al Gobierno una oferta que no pudo rechazar: transformar la deuda de corto plazo en una con vencimientos más largos, de 2, 3, 5 y 7 años. Así se aseguraron sus pagos y salvaron a al menos uno de ellos, que, si esa medida no se hubiera tomado, podría haber llegado a números rojos.
“Es un paliativo en toda regla. Si al Gobierno se le entrampa uno de esos pagos, podría generar un problema. Pero esta no es la solución: la presión volverá cuando se acerque de nuevo la fecha para pagar esos compromisos”, comenta Rodríguez.
Para Rafael Lemus, otro elemento al que hay que estar atento es el tipo de instrumento en el que los bancos locales han tenido que invertir: se trata de uno de baja liquidez (cuesta mucho transformarlos en efectivo).
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“El gran problema es que esas reservas de liquidez tienen pegada la deuda del gobierno con los bancos, que está en torno a los $1,500 millones… otra cosa fuera que su dinero estuviera invertido en otros instrumentos, como las Letras del Tesoro de Estados Unidos o de Alemania, que se pueden convertir en efectivo en horas. Imagínese que lo quieran hacer con los instrumentos del gobierno local. ¿Cómo va a ser el Gobierno para entregar $300 millones de inmediato”, comenta.
Que el sistema bancario entre en una crisis es peligroso para una economía en su conjunto. Otto Rodríguez publicó por primera vez los datos relativos a noviembre de 2023 en su cuenta en X, el 26 de diciembre. Uno de los pocos comentarios que tuvo correspondió a la cuenta de Eduardo Cader, presidente de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), gremial que aglutina a uno de los sectores más importantes en la construcción del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
“Desalentador. Pero hay que seguir ‘espadeando’”, escribió Cader.