El Banco Mundial (BM) prevé que El Salvador crecerá menos este año de lo que proyectaba en junio pasado al bajar su estimación de 3.2% a 2.9%, según los datos divulgados este miércoles.
De acuerdo a esas previsiones del organismo, la economía salvadoreña será la que menos crecerá de los países de Centroamérica, pues Costa Rica está a la cabeza de la lista con un crecimiento del 4.0%, luego sigue Guatemala con un 3.7%, al igual que Nicaragua con el mismo porcentaje.
Después está Honduras con una proyección de 3.5%, en penúltimo lugar de la tabla aparece El Salvador con el 2.9% y a la cola se queda Panamá con 2.4% de crecimiento.
VER: Banco Mundial estima que El Salvador crecerá 3.2% en 2024
Asimismo, en los próximos dos años (2025 y 2026), el Banco pronostica un bajo crecimiento para el país, comparado con los vecinos de la región (ver gráfico).
La estimación que hace el BM contrasta con la proyección del Banco Central de Reserva (BCR) que en junio elevó hasta un 4 % el crecimiento económico para el cierre de 2024.
En cambio, a nivel de América Latina y el Caribe, el BM elevó una décima su previsión de crecimiento hasta el 1.9 % en 2024 y la redujo una décima hasta el 2.6 % en 2025, unas cifras "bajas" a nivel mundial que ponen de relieve los "persistentes obstáculos estructurales" de la región.
El organismo presentó su informe 'Panorama general: impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento', que cuenta con una actualización de las perspectivas de crecimiento difundidas en junio de 2024.
VER: BCR eleva a 4 % su proyección de crecimiento económico en 2024
La ligera subida es fruto de que "algunos países están haciéndolo un poco mejor que lo esperado", pero es tan "ligera" que no se le puede dar "demasiada importancia" y es también resultado de "las caídas en las tasas de interés", explica a EFE William Maloney, economista jefe para la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
La zona ha recuperado "el crecimiento al nivel que tenía antes de la pandemia" y la inflación "se ha controlado en gran medida", pero "el problema sigue siendo la disminución del dinamismo a largo plazo", es decir, que "las perspectivas de crecimiento son relativamente débiles", añadió.
De entre las principales economías de la región, el BM redujo en seis décimas sus expectativas de crecimiento para México por "las tasas de interés más altas, la disminución del fortalecimiento del peso y cierta disminución de la inversión", hasta el 1.7 % este año y el 1.5 % el que viene.
En el caso de Brasil, el organismo aumentó en ocho décimas sus previsiones para este año hasta el 2.8 % y mantuvo en el 2.2 % las del año que viene.
Argentina mantiene las estimaciones con respecto a las cifras previstas en junio y decrecerá el 3.5 % este año, mientras que crecerá el 5 % el año que viene.
Sobre Colombia, el BM elevó dos décimas las previsiones de 2024 hasta el 1.5 % y para el año que viene las situó en el 3 %, dos décimas menos de lo estimado en junio.
En cuanto a Chile, crecerá el 2.5 % este año, una décima más de lo previsto, y el 2.2 % en 2025, la misma cifra.
Perú, por su parte, incrementará el 3.1 % en 2024, dos décimas más de lo anticipado, y el 2.5 % el año que viene, una décima menos.
El BM mantuvo las expectativas para Ecuador en un crecimiento de solo tres décimas este año y 1.6 % el que viene. Y sobre Guatemala mejoró las de este año en siete décimas hasta el 3.7 % y en cinco décimas las del siguiente, hasta el 4 %.
Los obstáculos estructurales de Latinoamérica
Algunos de los obstáculos estructurales que impiden que el crecimiento de la región sea mayor, según Maloney, es que se invierte un 3.5 % del PIB en infraestructura, mientras "por ejemplo en Asia se invierte más del 6 %".
"Los sistemas educativos públicos no están a nivel mundial, tenemos problemas de seguridad pública y dificultades para hacer negocios en la región", afirmó.
Tampoco se está beneficiando, por el momento, del 'nearshoring' (acercar la producción a los mercados próximos) ya que todavía "no se ven muchos flujos de capital hacia la región".
"Hay una falta de visión por parte de los gobiernos en cuanto a cómo colocarnos en las nuevas cadenas de valor", afirmó.
La región tiene, por ejemplo, un "enorme potencial" en la transición energética como posible fuente de energía limpia, que no está aprovechándose.
"En general tenemos que revisar nuestros ecosistemas empresariales y los sistemas de innovación para que las empresas locales puedan absorber tecnología y aumentar su productividad", explicó.
Los impuestos a la riqueza
En el informe presentado este miércoles, el BM estudia los impuestos a la riqueza como alternativa para generar espacio fiscal, igualar los ingresos y estimular el crecimiento.
"Sería muy bueno si pudiéramos bajar el peso de los impuestos que se encuentran sobre el sector productivo y desplazar estos impuestos sobre la riqueza", dijo Maloney.
En la actualidad, América Latina y el Caribe tienen algunos de los impuestos a las corporaciones más altos a nivel mundial, con un promedio de 24.7 %, por encima del promedio de la OCDE del 23,9 % y de Asia, del 19 %.
Sin embargo, la región recauda solo el 2.7 % de sus ingresos a través de impuestos a la riqueza, en comparación con el 12.8 % en América del Norte y el 4.3 % en Europa occidental y central.