¿Se ha preguntado alguna vez, cuando se sube a un avión, qué tan seguro está en las alturas y de quién depende que no tenga fallas?
Estar a más de 10,000 metros de altura puede generar ese tipo de inquietudes, pues todo pasajero quiere llegar a su destino bien y a tiempo.
La clave está en el buen mantenimiento y en las periódicas reparaciones que reciben las aeronaves para prevenir tragedias.
De ese minucioso trabajo se encargan en el Centro de Mantenimiento, reparación y revisión de Avianca (MRO por sus siglas en inglés), situado en Medellín, Colombia.
Esta especie de taller de aviones no solo repara y da mantenimiento a las aeronaves de Avianca, sino también ofrece ese servicio a otras compañías aéreas de la región, según explicó el gerente de mantenimiento de la empresa, Fabián González.
Son entre 150 y 180 aviones a los que les dan mantenimiento mayor al año y alrededor de 300 con pequeños trabajos de reparación, tanto de aerolíneas colombianas como de otras compañías de Estados Unidos, Chile, entre otros países, indicó González.
El ejecutivo ofreció un recorrido la semana pasada por el Centro de Mantenimiento a periodistas de medios de Latinoamérica para explicar detalladamente cómo hacen el trabajo en cada área clave y todas las medidas de seguridad que toman en cuenta los expertos para que los viajeros sientan que están seguros en el aire.
De acuerdo con el ejecutivo, cada pieza y cada herramienta de un avión es revisada y calibrada bajo estrictas medidas de seguridad y con mecanismos de control que les permiten saber qué día un avión no debe volar, porque debe ir al taller para prevenir emergencias, pero si las hay estar preparados para responder a tiempo sin poner en riesgo a los pasajeros.
Por ejemplo, comentó que un cambio de motor o del tren de aterrizaje son tareas programadas que se hacen después de ciertos recorridos o ciclos que ya cumplió un avión; hay otras revisiones que les deben hacer después de una cantidad específica de horas de vuelo y otras que son obligatorias vuelen o no las aeronaves.
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Bajo auditorías permanentes
González afirmó que el MRO, en el que trabajan 900 colaboradores directos y 150 indirectos, es sometido a 200 días de auditorías aleatorias al año, por lo que deben tener todo en óptimas condiciones para recibir las certificaciones que les permitan seguir operando.
“No nos peinamos solo para la foto, sino que nos peinamos siempre”, dijo el gerente en tono bromista para ejemplificar que todo debe estar bien calibrado y en su sitio siempre en el Centro de Mantenimiento para las auditorías que hacen las autoridades de aviación, tanto colombianas como internacionales, además de las que realizan los países que reciben el servicio de mantenimiento en sus aviones. “Todos los procesos son milimétricamente custodiados, porque nuestra razón de ser es la seguridad”, acotó.
Explicó que para poder tocar siquiera un tornillo de un avión las leyes de Colombia les exigen que los trabajadores del MRO sean técnicos de aviación civil certificados, con tres años de estudio en una institución calificada y tener por lo menos un año de entrenamiento.
“Todos los trabajos que se hacen en el avión tienen escrito cuál es el número de serie de la herramienta con la que se ejecutó para llevar el control de si esa reparación quedó bien realizada. Pero si la herramienta sale mal calibrada tenemos la obligación de repetir todos los trabajos que hicimos en el avión con esa herramienta dos meses antes de la fecha final de calibración de dicha herramienta. Eso es seguridad”, aseguró.