La falta de una técnica adecuada para la construcción de casas de adobe, probablemente, ha sido lo que ha provocado daños en más de 248 viviendas ante los constantes sismos que se reportan en San Lorenzo y lugares aledaños, en el departamento de Ahuachapán, desde el domingo anterior.
Así coincidieron algunas personas consultadas y que residen en el caserío Los Grijalvas, cantón Las Pozas, en San Lorenzo.
Las personas, además, lamentaron que las autoridades municipales y del gobierno no habían llegado, hasta la mañana del martes, a realizar una inspección de los daños de las casas, que suman cerca de veinte en dicha comunidad.
Uno de los residentes, Antonio Rodríguez, expresó que construyó su vivienda hace una década. Aunque ya había resistido varios sismos, los últimos generaron siete grietas en diferentes puntos de la estructura.
“La verdad da más temor porque una casa de adobe más fácilmente puede caerse. (Pero) por eso se hacen así, porque uno no tiene (dinero) para construir con mezcla, cemento y block. La voy a reparar porque para construir no hay dinero, lo que se tiene que hacer es reparar”, lamentó.
El señor, de 64 años, no salía de su asombro de lo que ocurre en el caserío porque prácticamente no hay casa que esté sin alguna grieta.
San Lorenzo es un municipio agrícola; cultiva maíz, frijol y maicillo. Pero en los últimos años se ha destacado por la producción del loroco y jocote barón rojo. Aunque también porque en su historia reciente se registró un enjambre sísmico, que destruyó varias casas en el centro de la ciudad y, además, su templo católico.
Entre el 17 de diciembre de 2006 y el 8 de enero de 2007, la red de monitoreo sísmico del Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET) registró 1,139 sismos, de los cuales al menos 157 fueron reportados como sentidos por la población.
Aquella actividad causó daños en más de 1,500 viviendas ubicadas en Atiquizaya, San Lorenzo, Turín, El Refugio y Ahuachapán, de acuerdo a un documento del SNET.
“De acuerdo a los daños observados en las viviendas, es evidente que estos fueron originados por dos razones fundamentales. En primer lugar, se cita la falta de capacidad de las viviendas de adobe de resistir fuerzas laterales, y en segundo lugar, se observaron muchas viviendas con sistemas constructivos deficientes. También cabe indicar que en el caso de aquellas viviendas construidas con un sistema estructural adecuado, específicamente aquellas con marcos estructurales de concreto, no sufrieron ningún tipo de daños”, señaló el documento en el punto de discusión final.
A pesar de que ya transcurrieron diecisiete años de ese evento, las causas de los daños en las viviendas, probablemente, continúan siendo las mismas.
“Todas las casas de adobe han sufrido daños. Antes las casas se llamaban de trinchera y eran grandes adobes; pero ahora entre más delgado son los adobes, más sensibles son las casas. En esta comunidad son más sensibles las casas y como no tenemos otro material de cómo construirlas (debido a los costos)”, reconoció una residente del caserío, Katya Rolín.
A varios kilómetros del caserío Los Grijalva, las autoridades han concentrado sus esfuerzos para remover los escombros de las casas dañadas en el cantón La Danta, Ahuachapán.
VER: Habitantes del cantón La Danta piden ayuda para rehacer sus casas tras sismos
Contrario al primer caserío, los habitantes de este último han recibido la promesa de que sus casas serán reconstruidas; pero esta vez ya no de adobe sino que de concreto.
Uno de sus residentes, Victor Ortiz Castro, relató que, el domingo, se encontraba solo en su casa cuando ocurrió el primer sismo.
“Se cayeron dos paredes, una me alcanzó a rozar”, expresó.
La casa de Victor fue demolida por miembros del Ministerio de Obras Públicas (MOP). Según comentó, dicha dependencia gubernamental y el Ministerio de Vivienda le han prometido rehacer su casa de bloque y cemento, con medidas de 5 X 7 metros.
Dicha promesa se ha esparcido por todo el cantón.
Miembros de la familia Martínez Castro relataron que las últimas noches han sido difíciles ya que han tenido que dormir a la intemperie debido al miedo de que la vivienda les caiga ante los sismos que han seguido ocurriendo.
Las pocas sábanas que tienen no alcanzan para cubrir a los seis miembros de la familia.
“Me da sentimiento cuando mi hija de 3 años me pide entrar a la casa; ella no entiende que es peligroso”, comentó Ronald Martínez, de 38 años.
Él pidió algún tipo de ayuda para rehacer su vivienda. En tanto, Miriam Delmy Castro de Soto, de 59 años, comentó que el reciente temblor le recordó al terremoto de 2001; pero en esa ocasión no se había derrumbado nada de su casa.
“A mi esto me afecta mucho. Tanto esfuerzo de años, pero Dios sabe por qué pasan las cosas”, comentó la mujer.
Mientras que el director de Protección Civil, Luis Amaya, señaló en conferencia de prensa que habían contabilizado 248 viviendas afectadas por el enjambre sísmico; de las cuales, 16 colapsaron, 90 presentan daños leves y 142 son consideradas habitables.
El director de albergues del Ministerio de Gobernación, Josué García, señaló que tienen un albergue activo con nueve familias, 28 personas en total. De ellas, 13 son adultos, cuatro adultos mayores y 11 menores de edad.