Para José Miguel Vivanco, reconocido defensor de derechos humanos, el carácter de Nayib Bukele es claramente “autoritario y personalista” y eso se ha reflejado en su respuesta a la ola de violencia de finales de marzo, cuando 82 salvadoreños fueron asesinados en solo tres días.
La respuesta del gobierno, dijo Vivanco a El Diario de Hoy en una entrevista reciente, ha sido retrógrada, violatoria de derechos humanos y exclusivamente punitiva. Pero no solo eso, además ha introducido medidas que pueden penalizar la labor periodística, además de restringir derechos fundamentales sin aval para hacerlo.
Ante la interrogante de si puede combatirse la criminalidad siguiendo las reglas del juego democráticas, el experto chileno señala que es una “vulgaridad” decir que como no se pudo superar la crisis de inseguridad en democracia, ahora toca probar la vía de concentración de poder.
Sin embargo, le resta importancia a estas declaraciones y las considera “eslóganes para consumo interno” que más sirven para azuzar a su base.
Ejemplos positivos
Por otro lado, Vivanco recuerda que hay países que han logrado superar amenazas de grupos criminales y terroristas sin destruir su Estado de derecho. Entre estos, señala a España, que fue capaz de derrotar la amenaza de ETA “dentro de la democracia”. Con salvedades, también resalta el caso de Colombia que ha dio fin a un conflicto armado sin romper el sistema democrático. En Colombia, sin embargo, no puede obviarse los abusos de poder de Álvaro Uribe y escándalos notorios como el de los falsos positivos, bajo el que se presentaba como bajas en combate de las filas de la guerrilla a personas que nada tenían que ver con el conflicto.
Del lado opuesto, considera que está el caso de Alberto Fujimori en Perú, a quien ve como un “ejemplo similar al de Bukele”. En Perú, Fujimori está pagando una condena por abusos de poder.
“Simplificar estos temas y tratar de conseguir popularidad sobre la base de que no se pudo en el pasado (resolver la criminalidad) con reglas democráticas y hay que cambiar el rumbo no es aceptable”, señala Vivanco.
Sin embargo, en el caso salvadoreño, Vivanco sigue viendo una concentración alta y acelerada de poder y una cooptación casi total de las instituciones que podrían controlar al poder Ejecutivo.