El Ministerio de Salud de Costa Rica confirmó este jueves el octavo caso de la viruela del mono en el país, el cual corresponde a un hombre extranjero de 34 años que no ha sufrido complicaciones graves en su salud.
La información oficial indica que el 9 de octubre el paciente comenzó los síntomas como cefalea, artralgias, fiebre, escalofríos, fatiga, rash cutáneo, tos y congestión nasal, y que en la actualidad no se encuentra hospitalizado.
"El Ministerio de Salud mantiene el seguimiento de la evolución clínica correspondiente, contactos directos, trazabilidad y aislamiento", detalló la entidad.
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El pasado lunes, la Comisión Nacional de Vacunación de Costa Rica decidió que por el momento no comprará vacunas contra la viruela del mono debido a que existe una tendencia a la disminución de casos en el continente y porque en el país hay una contención de los casos.
Hasta el momento, las autoridades de Costa Rica contabilizan 8 casos de la viruela del mono, pero ninguno ha sufrido consecuencias graves de la enfermedad.
Las autoridades detectaron el primer caso de viruela del mono en Costa Rica el pasado 20 de julio en un estadounidense residente, quien había viajado al exterior.
El pasado 12 de octubre, la Organización Mundial de la Salud informó que el 90 % de casos de viruela del mono notificados en la última semana se habían registrado en el continente americano.
A nivel global, a ese día los casos notificados eran más de 70.000, entre los cuales hubo 26 muertes.
En cuanto a la región de Centroamérica, hasta este jueves por la tarde la OPS reportaba: 66 casos en Guatemala, 16 en Panamá, los 11 de El Salvador, ahora ocho en Costa Rica y seis en Honduras Aún no se reporta ninguno en Nicaragua y Belice. En total, son 107 casos confirmados en el istmo centroamericano hasta la fecha, cuatro contagios sospechosos y ningún deceso por la enfermedad.
La viruela símica, endémica en África oriental y central, es menos peligrosa que la viruela convencional (erradicada a nivel global hace 40 años) y suele manifestarse con una fuerte fiebre que deriva rápidamente en erupciones cutáneas, especialmente en la cara.
Su transmisión se produce a través del contacto con heridas, fluidos corporales, gotículas y material contaminado, y su periodo de incubación suele ser de seis a trece días, aunque puede llegar hasta las tres semanas.