El médico salvadoreño Jorge Panameño opina que el hecho de que una tercera persona se haya curado de VIH, tras un trasplante de células madre, representa una esperanza para las personas que son portadoras de dicho virus.
Pero aclaró que el aprendizaje más importante que el caso deja es que el donante para ser el trasplante tenía una mutación que es muy rara en los seres humanos y que apenas se ve en el 1% de la población.
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Dicha mutación altera la molécula llamada Receptor CCR5, que es uno de los lugares que el virus aprovecha.
Agregó que desde hace cuarenta años, cuando inició la pandemia del VIH, se sabía que uno de los problemas por los cuales no se puede curar la enfermedad es que se oculta en ciertos lugares denominados santuarios y que ahí no pueden penetrar los medicamentos sin hacer un daño “catastrófico” a las personas.
“El hecho de que con el trasplante haya habido curación significa que es la médula ósea donde está ese santuario; ahí es donde está localizada esa infección crónica. Entonces son dos cosas importantes a entender; primero que las células que contienen este Receptor CCR5 son las que están involucradas en la permanencia del virus en el organismo humano y que, además, estas zonas están ubicadas en la médula ósea. Antes se hablaba del cerebro, de testículos en el varón; ahora esto viene a mostrarnos que el problema está ahí, en la médula ósea. Esto ya es un gran avance”, expresó el médico infectólogo.
Panameño dijo que dichas situaciones ayudarán a la ciencia a orientar dónde está el problema y que abren el camino hacia nuevas modalidades de tratamiento ante los medicamentos que ya bloquean el CCR5.
“El trasplante, como muy bien lo aclara el artículo, no es una opción universal porque no es viable. Primero está su costo, que en algunos casos puede superar los $300,000 a más; entonces no es una cosa que esté disponible para todo el mundo. En segundo lugar, el trasplante de médula ósea también tiene sus peligros, su riesgo y conlleva, incluso, a mortalidad asociada. En tercer lugar, se requiere de tecnología especial para desarrollar esa parte de médula ósea que en El Salvador aún no tenemos. Pero en realidad se les planteó a las personas en quienes se usó ese tratamiento como terapia no para el VIH sino que para la leucemia que padecían”, señaló el infectólogo.
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Explicó que dichos casos son complejos pues primero se requiere destruir toda la médula ósea natural de la persona afectada para luego suministrar el trasplante; pero que estos hallazgos tienen el valor “importantísimo” de demostrar dónde se aloja el virus para que se desarrollen tratamientos que sean dirigidos a dichas zonas. Actualmente existen tratamientos, introducidos hace más de veinte años aproximadamente, que no curan la enfermedad pero que permiten a las personas vivir por un largo tiempo.
Para el caso de El Salvador, el profesional señaló que la enfermedad está presente aunque guarda “cierta estabilidad”. Sobre el número de casos que se registran a la fecha en el país señaló que hay “cifras limitadas que el Estado provee”.