Irene y Leticia son dos mujeres profesionales que han ganado la batalla al cáncer de mama, una enfermedad considerada como el tipo de cáncer más común en todo el mundo y la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres (Organización Mundial de la Salud - OMS).
Ambas se reunieron para el lanzamiento de la campaña contra el cáncer de mama de la Fundación Edificando Vidas, la cual este año se ha dedicado al sueño de cada paciente de vencer esta enfermedad.
Relatar sus historias de vida es para ellas una forma de transmitir un mensaje a todas las mujeres y hombres para que tomen conciencia y se den cuenta de que el diagnóstico temprano puede salvar vidas.
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En el año 2020, cuando el país entró en confinamiento debido a la pandemia de COVID-19, Irene Abrego Bonilla recibió una de las noticias más impactantes de su vida: fue diagnosticada con un cáncer de mama agresivo.
Esta mujer, ahora de 49 años, y que se desempeña como gerente de proyectos en una empresa local, describe esos momentos como algo "muy difícil", no solo por lo devastador de la noticia, sino también por las limitaciones en la atención hospitalaria en ese momento.
"Fue un proceso sumamente difícil, ya que en ese momento estaban cerrando la atención en los hospitales; las consultas eran complicadas y el apoyo para los pacientes era aún más limitado", expresó.
Pese a las adversidades, Irene agradece a Dios y a la Fundación Edificando Vidas, quienes le brindaron el apoyo necesario tanto en sus tratamientos como a nivel emocional y espiritual.
El Instituto Nacional del Cáncer, de Estados Unidos, se refiere al cáncer agresivo como un tipo de cáncer que "crece y se multiplica rápidamente".
En dos semanas, Irene debía someterse a una mastectomía, un servicio que estaba suspendido en el ISSS debido a la emergencia por COVID-19, lo que complicaba su atención médica. Su caso tampoco pudo ser atendido por el Instituto del Cáncer, ya que no contaban con una unidad de Cuidados Intensivos.
Con la ayuda de su familia, su empresa y otros “ángeles” que se sumaron, logró ser operada en un hospital privado.
Irene relata que siempre mantuvo sus chequeos periódicos y se hacía una mamografía cada año; sin embargo, el cáncer apareció sin previo aviso.
"Uno puede pensar: 'Soy joven, no me va a pasar a mí', pero esto llega en momentos en que uno ni siquiera lo espera. En mi caso, me hacía mis controles anuales de mamografía. Tenía una mamografía de seis meses atrás donde no aparecía nada, y de pronto aparece un cáncer agresivo", relata.
Con firmeza, señala que la actitud y la fortaleza para enfrentar la batalla contra el cáncer vienen primero de Dios.
"Tener el sueño de seguir luchando, de seguir viviendo y de seguir adelante es sumamente importante para dar la batalla", enfatiza.
Durante el proceso, Irene descubrió que su abuela paterna también tuvo cáncer de mama. "Es importante conocer el historial familiar para entender los riesgos que cada una de nosotras tiene", apunta.
"Si hubiera dejado pasar más tiempo y no hubiera reaccionado cuando me hice mi autoexamen, no estaría aquí contando mi historia", puntualiza.
"El cáncer llegó a mi vida como un torbellino”
Leticia de Bolaños tiene 48 años, es psicóloga de profesión y sobreviviente de cáncer de mama.
Tras ser diagnosticada con un tipo de cáncer de origen hormonal, tuvo que someterse a una mastectomía radical. "Perdí la mama izquierda", comenta.
"El cáncer llegó a mi vida como un torbellino, como una tormenta, como algo que no esperaba. Lo veía de lejos, pero nunca creí tenerlo tan cerca", relata.
Para esta mujer valiente, cuando el cáncer irrumpe en la vida de una persona, solo quedan dos opciones: "o te rindes y dejas que el cáncer te consuma, o luchas y enfrentas la realidad".
"Gracias a la Fundación Edificando Vidas descubrí que había una posibilidad de lucha y que no estaba sola (...) Todas estas mujeres maravillosas que nos apoyamos entre nosotras hacen que el proceso sea un poco más llevadero. No es fácil, pero sí es posible", explica.
Leticia es voluntaria en la Fundación, participa en los grupos de apoyo y ofrece charlas a mujeres que están atravesando por esta difícil situación.
"Es mucho más fácil hablar con una paciente cuando tienes experiencia de primera mano y ya has pasado por eso. Puedes decir con certeza: 'Sé por lo que estás pasando'", afirma.
Tras superar el cáncer, Irene se encuentra en una fase de vigilancia. Cada cuatro meses se somete a una serie de exámenes para descartar una recaída, además de seguir un tratamiento por cinco años.
Al igual que Irene, Leticia mantenía sus chequeos periódicos y cada año se realizaba una mamografía. La noticia, al principio, no fue clara, ya que tras los resultados de su examen solo se le informó que sería remitida a oncología.
"En ese momento mi pregunta fue: '¿Tengo cáncer?' Y la respuesta de la secretaria fue: 'Sí, tiene cáncer'. Es decir, fue un chequeo de rutina, como los que hacía todos los años, tanto de la parte ginecológica como de mamografía", detalla.
"El cáncer no se puede prevenir de ninguna manera, pero sí podemos detectarlo a tiempo. La detección temprana nos brinda una mayor calidad de vida. Es decir, si el cáncer se descubre en una etapa temprana, las posibilidades de vencerlo son mayores. La vida físicamente no vuelve a ser la misma, ya que el cáncer deja limitaciones, pero espiritualmente y anímicamente soy mejor que antes, mucho mejor que antes", subraya.
Para ella, su familia ha sido el motor que la ha impulsado a seguir adelante. Describe a su iglesia y Dios, su familia y la Fundación Edificando Vidas como sus tres grandes pilares.