Edwin Hernández, de 29 años, creció en las playas de San Diego, La Libertad, y Karla, con 32 años de edad, es nutricionista y emprendedora en su propia clínica desde hace un año. El pasado 26 de marzo, día del accidente, ambos se transportaban sobre el tramo de la carretera entre el desvío de El Faro, en el Puerto de la Libertad, y Playa San Diego.
Salían de una vigilia en preparación para su boda religiosa que se efectuaría el próximo 23 de abril.
Según descripción del papá de Karla, un vehículo Nissan Rogue, de color negro, invadió el carril por el que se conducía la pareja y provocó un impacto frontal. Karla recuerda que Edwin advirtió sorprendido y giró el vehículo para recibir la mayor carga del impacto y alcanzó a protegerla, estirando su brazo derecho hacia ella.
El joven ingeniero quedó inconsciente por un breve instante. Solo Karla mantuvo el sentido tras el impacto.
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“Mi teléfono se rompió, no podía hacer llamadas. Vi que había quedado el teléfono de él, como era de huella, le agarré la mano, lo desbloqueé y ahí fue donde ya llamé a mi papá”, recuerda Karla.
“Terminaron en una cuneta de 4 ó 5 metros de profundidad”, dice José Alfredo Mirón, de 53 años, padre de Karla, quién recibió la llamada y acudió a la zona del accidente, desde su residencia en San Salvador.
Él llamó a la policía del sector de La Libertad para solicitar asistencia médica, mientras lograba aproximarse.
Ambos vehículos quedaron con daños severos y el presunto causante del accidente no se encontró en la zona cuando la policía llegó.
Tanto Karla como Edwin recibieron asistencia de emergencia y fueron trasladados por vehículos del Sistema de Emergencia Médica.
Edwin, quien laboraba en una empresa de productos lácteos, murió antes de llegar a un centro público hospitalario de San Salvador. “Esos últimos minutos que tuve con él, lo que se puso a hacer fue cantar alabanzas, pedirle a Dios fuerzas”, dice Karla.
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Ella fue ingresada en un centro privado de Santa Tecla, en donde se le detectó un desgarre abdominal con sangrado interno, a nivel del intestino grueso.
Dicho centro no contaba con Unidad de Cuidados Intensivos y fue trasladada a otro centro privado en la Colonia Escalón, de San Salvador, en donde se le extirpó un fragmento de 60 centímetros de intestino grueso, a través de una colostomía.
Sobre el conductor implicado en el accidente, “desconocemos si iba en estado de ebriedad o bajo los efectos de una sustancia que le imposibilitaba conducir en un estado normal”, dijo el padre de Karla, en un llamado a la conciencia, responsabilidad al volante y a responder ante los accidentes, amparados en los beneficios de la Ley y el Fondo para la Asistencia de Víctimas de Accidentes de Tránsito.
Karla se encuentra reconfortada con el apoyo de sus padres y los cuidados de su hermana Jennifer y su hermano.
La familia de Karla ha incurrido en gastos que rondan los 20,000 dólares y se someterá a una nueva cirugía de reconstrucción dentro de seis semanas.
Amigos y colegas de Karla habilitaron la cuenta de ayuda 3040662606, de Banco Agrícola, para colaborar con la familia.