Como era habitual, Carlos Ernesto Santos Abarca, de 22 años de edad, salía a correr todas las mañanas en los alrededores de la Colonia Monserrat en San Salvador.
A las 9:00 de la mañana del 1 de enero, el joven salió de su casa vestido con ropa deportiva y con una botella de agua en su mano, listo para trotar.
Según el relato de los familiares, Carlos practicaba deporte desde pequeño, y había encontrado en ello una manera de sobrellevar su padecimiento psiquiátrico diagnosticado durante la pandemia.
Para la familia del joven no era extraño que él saliera, por lo que fue normal que ese día fuese a correr.
Un par de horas más tarde, comenzaron a preocuparse debido a la ausencia de Carlos, ya que el tiempo transcurría y el joven no regresaba a casa.
Según relata Virma Abarca, tía de Carlos, cerca de las 11 de la mañana de ese mismo día, recibió una llamada, en donde una de las hermanas del joven le informaba que éste había desaparecido.
Desde ese momento la familia no se quedó con los brazos cruzados, e interpusieron una denuncia de desaparición en un puesto de Policía cercano a su lugar de residencia.
Como es de esperarse, la intriga comenzó a reinar en el hogar, sobre todo porque vecinos comentaban haber visto al joven cuando se dirigía a correr.
“Esa noche fue sin dormir” recuerda Virma.
Un mes después de lo ocurrido, la familia recuerda que las autoridades les solicitaron la computadora y el móvil de Carlos para continuar con la investigación, pues hasta esa fecha no había avances en el caso.
Ante la tardía reacción por parte de la policía para dar seguimiento a la desaparición, la familia señala que la autoridad fue deficiente en su labor, ya que no registraron los datos de la computadora y el celular del joven, sino hasta febrero.
La esperanza es lo último que muere
A tres meses de la desaparición, en marzo, la familia reavivó la esperanza de encontrar a Carlos tras enterarse que vecinos de su colonia aseguraban haberlo visto en los alrededores del parque Cuscatlán y cerca de la Colonia Tutunichapa.
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Sus familiares se mantuvieron en constante comunicación con los investigadores para agilizar el proceso de búsqueda, incluso ofrecieron pistas, pero sus esfuerzos no dieron frutos. La información proporcionada sólo quedó anexa al expediente del caso porque entraba en vigencia el régimen de excepción.
Ante ese panorama, la familia decidió formar parte del Bloque de Búsqueda de Personas Desaparecidas, que es apoyado por La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD).
Desde la entrada en vigencia del régimen de excepción, las autoridades no brindan información sobre casos de desaparecidos, y el tema se ha visto opacado por la agenda de gobierno.
Ante el nulo acompañamiento del estado en casos de desapariciones, las organizaciones ayudan a los familiares de las víctimas a continuar en la búsqueda de desaparecidos.
En el caso de Carlos, FESPAD ha brindado ayuda en el proceso de búsqueda, debido a la indiferencia por parte de las autoridades.
Durante ese acompañamiento, la familia Santos ha realizado distribución de afiches en San Salvador con el número de contacto de la familia para dar con el paradero del joven.
Gracias a las acciones de búsqueda, la familia pudo obtener un nuevo indicio, pues según la tía del joven, una mujer, que no se identificó, contactó con ellos para reportar que Carlos fue visto en los alrededores del edificio de la Fiscalía General de la República ubicado en Santa Elena.
Con la intención de no perder la pista, se desplazaron al lugar para rastrearlo. Al no encontrar a nadie, solicitaron las grabaciones de las cámaras de vigilancia a la misma fiscalía mediante un escrito formal; sin embargo, a esta fecha, no reciben respuesta.
Tocando fondo
Tras ocho meses de incansable búsqueda, el jueves 25 de agosto, la madre de y la tía de Carlos ofrecieron una conferencia de prensa ante medios de comunicación nacionales e internacionales con la determinación de dar con el paradero de su familiar.
Eneida Abarca, madre del desaparecido, con su quebrantada voz por el llanto y en tono de autoridad le preguntó a las instituciones gubernamentales encargadas de estos casos “¿dónde está Carlos?
En dicha conferencia Eneida declaró ante los medios de comunicación que durante el proceso de búsqueda lo único que ha recibido por parte de las autoridades es indiferencia, pues la fiscalía la ha bloqueado; señaló además que la fiscal del caso argumenta estar ocupada con el régimen de excepción.
Ante el actuar de las autoridades en este y otros casos, Kerlyn Belloso, colaboradora jurídica de FESPAD, asegura que el régimen de excepción se ha convertido en una excusa para no dar tratamiento a los casos de desaparecidos.
Mientras tanto, la familia Santos Abarca, exige a las autoridades que cumplan con la obligación de investigar para que este caso no sea una cifra más.