La Universidad de El Salvador (UES) en apoyo con la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA por sus siglas en inglés), la Universidad Nacional Antónima de México (UNA) y la Universidad de Kyoto, desarrolla el proyecto Reducción de Riesgo de Desastres Compuestos Asociados a Grandes Terremotos y Tsunamis en la Costa del Pacífico Norte y Centroamérica (SATREPS) el cual será ejecutado a partir de junio de 2024.
Este ambicioso proyecto en el que además participan otras instituciones estatales y privadas, tiene como objetivo principal fortalecer la gestión de riesgo de desastres en El Salvador.
El rector Juan Rosa Quintanilla señaló que este será ejecutado principalmente en la zona del Puerto de Acajutla, el embarcadero más importante del país por donde ingresa al país el 50% de productos importados.
Quintanilla lo calificó como un “proyecto de mucho impacto para la región” a través del cual se desarrollarán una serie de actividades en zonas profundas del mar, como la colocación de sismógrafos submarinos.
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Para ello se hará uso de sensores GNSS y la técnica de almacenamiento de conexión directa (DAS por sus siglas en inglés) lo cual permitirá tener una mejor comprensión de la actividad sísmica y la amenaza de tsunamis en la costa salvadoreña, explican los expertos.
“A través de esta tecnología los equipos de investigadores recolectarán datos sobre la dinámica de la corteza terrestre y su vibración natural en el área de convergencia entre las placas tectónicas de Cocos y Caribe”, señaló por su parte el ingeniero Nelsón Granados , decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la UES, desde donde se lidera la investigación.
“Por primera vez en la historia del país, en donde con el acompañamiento de la UNAM vamos a incorporar un buque que tendrá la capacidad de poder establecer los grandes sensores que permitirán determinar los movimientos sísmicos y que en coordinación con lo que se estabilizará en tierra permitirán hacer modelos tipográficos que servirán para la toma de decisiones en la gestión de riesgo”, puntualizó por su parte el rector Quintanilla.
Financiamiento de la cooperación japonesa
SATREPS es un proyecto financiado JICA. La agencia no dio a conocer el monto de la inversión, no obstante señaló que se encargará de todo el equipo tecnológico requerido así como el aporte científico necesario para acompañar al equipo de expertos e investigadores salvadoreños.
“Es un honor y un placer volver a trabajar con UES, UNAM y con la Universidad de Kyoto, las cuales son universidades prestigiosas en cada país. Estoy segura que van a tener resultado excelente para mejorar la protección de estos países”, expuso Hiromi Nai, representante de JICA.
7 sismógrafos en el fondo del mar
Por su parte el ingeniero Granados se refiere además a la necesidad de desarrollar herramientas que permitan cumplir con los principios que marcan el objetivo ante momentos de desastres como son evitar la pérdida de vidas humanas y la reducción del impacto económico.
“Un tsunami en pequeña escala, cuando tenemos un oleaje de más de 3 metros, ya hemos visto los efectos catastróficos que eso ocasiona en la zona costera de nuestro país: hay pérdidas en los negocios, incluso pérdidas de vida, en los animales, en los cultivos, y esto viene afectar la seguridad alimentaria”, explica.
Genta NAKANO, profesor asistente del Instituto de Investigación para la prevención de desastres de la Universidad de Kyoto, añade que este estudio permitirá saber cuál es la magnitud de los sismos que se están generando en el fondo del mar, una lectura que no se puede tener con sismógrafos terrestres, asimismo permitirá conocer la cobertura que puedan presentar y la posibilidad de que ocurran en el futuro.
Para el desarrollo de SATREPS, que contempla 7 sismógrafos en el fondo del mar, añade se formaran tres grupos de investigadores. El primero va a trabajar en la construcción del escenario “que tenemos”; el segundo grupo se concentrará en la evaluación de riesgos de desastres compuestos y el tercero en propuestas para reducción de riesgos.
“En base a los estudios científicos vamos a proponer diferentes técnicas de ingenierías de cómo se pueden reducir, y también vamos hacer simulación de evacuación más eficaz (…)”, explica.
NAKANO agrega que para 2025 se estará colocando los sismógrafos en el fondo marino, y se espera para que 2026 se pueden tener los datos de la investigación.