Con velas, flores y pancartas con los rostros de seis sacerdotes y sus dos colaboradoras asesinados por un comando militar en 1989, centenares de estudiantes universitarios, feligreses cristianos y religiosos se congregaron este sábado 12 de noviembre para participar en la tradicional procesión de "los farolitos", una misa y un acto cultural al grito de "¡Vivan los mártires de la UCA!".
“Si los Mártires estuvieron vivos y vieran lo que estamos viviendo en nuestro país levantarían su voz y dirían: Esto es atropellar a la juventud por ser pobre, atropellar a personas que deberían ser respetadas y deberían considerar que son inocentes si no podemos demostrar que realmente han cometido algún delito, que es la mayoría de los jóvenes que están siendo detenidos”, declaró el Rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), padre Andreu Oliva.
El sacerdote jesuita se refería al régimen de excepción impuesto por el gobierno desde marzo y que ha llevado a la cárcel a más de 57,000 personas, acusándolas de ser de pandillas o tener vínculos con estas, pero también hay más de 3,000 denuncias de detenciones arbitrarias y otros abusos, así como la muerte no esclarecida de 90 de los detenidos en los presidios.
“Los Mártires fueron grandes defensores de la justicia, grandes predicadores del respeto profundo a la dignidad de cada persona humana y a los derechos humanos”, destacó el padre Oliva en declaraciones a la radio YSUCA.
La procesión recorrió las calles del campus de la UCA. En la calle principal del campus, alumnos elaboraron coloridas alfombras con imágenes de los masacrados.
En una gran alfombra estamparon el lema del 33º aniversario del crimen: "Porque la lucha es justa, la esperanza no desfallece".
El padre Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero, lamentó que “el pueblo está dividido y enfrentado por enemistades, rencores y conflictos. El egoísmo lo ha enemistado consigo mismo. No es pueblo aquel cuya inmensa mayoría no sabe si comerá mañana".
Sin embargo, subrayó, "esta noche los mártires nos renuevan la invitación a defender a quienes los poderosos despojan de su dignidad y su libertad".
“El Papa ha recordado a la Iglesia salvadoreña en Roma, que mientras haya injusticia, mientras no se escuchen los reclamos justos de la gente, mientras no haya signo de madurez en el caminar del pueblo de Dios, debe levantar su voz contra el mal”, expresó el sacerdote jesuita.
Andreu Oliva: "La UCA no aprueba la reelección presidencial "
La madrugada del 16 de noviembre de 1989, en medio de una ofensiva guerrillera sobre San Salvador, efectivos del ahora proscrito batallón Atlacatl cometieron el múltiple crimen en el campus de la UCA.
Las víctimas fueron el hispano-salvadoreño Ignacio Ellacuría (rector de la UCA), los españoles Ignacio Martín Baró (vicerrector), Segundo Montes, Amando López y Juan Ramón Moreno, además de los salvadoreños Joaquín López, Elba Ramos y su hija Celina.
En septiembre de 1991, un tribunal juzgó a nueve militares que figuraban como autores materiales sin tomar en cuenta a los autores intelectuales, según organismos humanitarios.
En ese juicio, solo el coronel Guillermo Alfredo Benavides fue declarado culpable de todos los asesinatos, y el teniente Yusshy René Mendoza fue responsabilizado de la muerte de la menor Celina.
Ambos exoficiales recobraron su libertad con una ley de amnistía de 1993, pero Benavides fue encarcelado nuevamente para completar su sentencia de 30 años, tras declararse prescrita la amnistía en 2016.
El 16 de enero de 1992 con la firma de acuerdos de paz gobierno-guerrilla izquierdista, finalizó la guerra que dejó más de 75.000 muertos, 7.000 desaparecidos y pérdidas millonarias a la economía.
Omar Serrano, vicerrector académico de la casa de estudios, dijo a EFE que el legado de los jesuitas es "un testimonio y un ejemplo" a 33 años de su asesinato, porque "quisieron iluminar con su racionalidad la realidad".
"Decir la verdad, denunciar la injusticia, denunciar la corrupción siempre ha tenido un precio" y "siguen siendo un ejemplo y una inspiración para nosotros hoy que estamos en un momento difícil para el país, en el que decir la verdad lo mete en problemas a uno", acotó Serrano.
El padre José María Tojeira, quien era provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica cuando se perpetraron los asesinatos, publicó en Twitter que “hace treinta y tres años me tocó decir ante los féretros de los jesuitas: "No han matado a la Compañía de Jesús, no han matado a la UCA". Hoy otros jesuitas y laicos/as siguen demostrando con sus vidas y servicio que es cierto lo dicho hace 33 años”.