Pedro (nombre ficticio), un niño de 12 años, alumno de sexto grado de un prestigioso centro de estudios, murió por suicidio. Por largos meses había estado sufriendo en la escuela bullying.
Pedro dejó una carta a sus familiares y cercanos en el que daba explicaciones. Narró el trato que recibía de parte de algunos de sus compañeros, reveló los nombres de sus agresores y cómo sus burlas y constantes ataques afectaron su vida llevándolo a una profunda depresión.
Para el doctor Miguel Fortín Magaña, especialista en psiquiatría y psicología forense, el bullying solo es una de los factores que está afectando a los niños y jóvenes para llegar a un estado depresivo que en sus mayores niveles de manifestación conducen al suicidio.
Según la encuesta Nacional de Salud Mental 2022 del Instituto Nacional de la Salud, tres de cada cien adolescentes, entre 13 y 17 años, están en riesgo de suicidio por ideación, planeación y autogestión.
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Los expertos evaluaron el riego suicida en los últimos seis meses, al momento de tomar la muestra en noviembre de 2022, valoraron cuatro factores: depresión y desesperanza; ideación, planeación y autolesión; aislamiento/ soporte social y falta de apoyo familiar.
Los adolescente presentaron mayor puntaje, respondiendo estar de acuerdo y totalmente de acuerdo a las preguntas referidas a factores como desesperanza, poca visión de futuro, manifestación de ideas, intento a lastimarse intencionalmente, percepción de poco apoyo y cohesión familiar.
La encuesta reveló que el 3.8% presenta un riesgo suicida por depresión y desesperanza; el 3.4 % por ideación, planeación y autolesión, y el 5.3% autoaislamiento, soporte social.
Asimismo el estudio concluye que las personas en las que los adolescente depositan mayor confianza (90.6%) son sus padres, es decir 9 de cada 10 acuden a sus padres en caso de problemas o emergencias.
“La complicación más seria de la depresión es el suicidio, pero ¿qué cantidad de escuelas (en el país) tienen psicólogos entrenados para ser psicólogos clínicos?”, cuestiona el doctor Fortin Magaña.
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El experto explica que, según las estadísticas mundiales, el 10% de las depresiones, que no reciben un tratamiento adecuado, terminan en suicidio, y de acuerdo a la OMS, la depresión en adolescentes constituye la segunda causa de morbilidad en el mundo.
“Todo esto es muy lamentable, porque es totalmente prevenible”, acota Fortin Magaña.
Para la terapeuta Iliana Paniagua se debe poner especial atención cuando hay cambios de comportamiento en la persona, el aislamiento, aumento en el consumo de sustancias como bebidas alcohólicas, o cambios en su rutina normal, en patrones de sueño o alimentación.
Ambos expertos coinciden en que el suicidio es un acto íntimo que se oculta muchas veces desde la familia, no obstante se debe estar alerta ante la presencia de conductas de riesgo o cambios que podrían esconder una ideación o deseo suicida, como los ya mencionados.