Un promedio de dos hamacas en el mes, de diferentes tamaños y colores, a petición del cliente, y algunas atarrayas para la pesca en los ríos son parte de los trabajos que elabora el artesano Cecilio González en el caserío El Chilamate del cantón Pilas, zona rural del distrito de Lislique, en La Unión Norte.
González, de 77 años, es el único artesano adulto mayor que ha quedado en el caserío. Dice que hace décadas había más personas que se dedicaban a ese rubro. El oficio lo aprendió a la edad de 10 años, cuando en ese tiempo como materia prima usaban las plantaciones del maguey para hacer el hilo. “Lo que más me costó aprender fue sacar del maguey los hilos, y eso se usaba para las hamacas, los lazos y las atarrayas”, explica.
Cecilio cuenta que este 2024 no trabajó en la pequeña agricultura debido a problemas de salud, los doctores le recomendaron no seguir trabajando con la cuma ni exponerse al sol. Es así como decidió dedicarle más tiempo al trabajo de artesano.
“Yo viajo hasta La Unión a comprar el hilo para las hamacas y el plomo para hacer las atarrayas; hay días que trabajo de cuatro a seis horas y lo hago por rato, y con esa poca ganancia que me queda me ayuda para el sustento del hogar junto a mi esposa”, manifiesta Cecilio.
La meta para fin de año de Cecilio y su esposa Josefina Mungía, de 70 años, es ahorrar y comprar madera para cambiar la parte del techo de la casa que ya está dañado. La pequeña vivienda que construyó en 1982 es de madera y tierra.