PNUD: El 70% de la población salvadoreña vive de un trabajo informal

El 70% de las personas en El Salvador están ocupadas con un empleo informal; lo que significa que no cotizan al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), entre otras implicaciones, de acuerdo al “Mapa socioeconómico: Guía para los nuevos 44 municipios de El Salvador” que fue elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Muchas de estas personas se dedican al comercio de frutas, verduras, ropa, realizan viajes independientes en sus vehículos u otro tipo de emprendimiento.

Muchos salvadoreños comenzaron a emprender tras la emergencia sanitaria que provocó el nuevo coronavirus, desde inicios de 2020, con la finalidad de buscar nuevas formas de ingresos económicos en sus hogares.

Entre los principales hallazgos que expone el documento, presentado durante la última semana de agosto, está que en los niveles de ocupación es importante conocer la calidad del empleo.

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Esto a raíz que en la mayoría de los municipios salvadoreños la población está ocupada con un empleo informal.

“Un empleo informal, además de carecer de seguridad social, suele estar asociado con menores ingresos. En Morazán Norte y San Miguel Norte, ambos de la región oriental, esta cifra alcanza el 94%; es decir la mayoría de los ocupados carecen de seguridad social. En contraste, en La Libertad Este (50 %) y San Salvador Centro (51 %), la mitad de la población ocupada posee un empleo informal”, indicó una parte del documento.

Doña Vilma Saldaña, de 49 años, comercializa hortalizas en la galera del mercado municipal número I, en el distrito de Ahuachapán, en Ahuachapán Centro.

Llega a las 6:00 de la mañana; pero para ello debe de levantarse, como mínimo, una hora antes porque viaja desde el distrito de Tacuba, en el mismo municipio.

Relató que las ventas han caído considerablemente en los últimos dos meses; al punto que consideró que sus ganancias han bajado casi el 100%.

“Si vendemos ganamos; si no, no ganamos. Tenemos familia que mantener también; de nosotros depende la familia y si no tenemos un trabajo, no tenemos alimento”, señaló la ahuachapaneca.

Los pocos productos que comercializa los compra temprano a los mayoristas, en el mismo centro de abasto, para buscar obtener ganancias. 

“Aquí agarramos las cosas para ir sobreviviendo; para eso venimos”, señaló doña Vilma, quien tiene 26 años de vender en la localidad.

Inició “por la necesidad” de llevar el sustento a sus tres hijos ya que ella no tuvo la oportunidad de contar con estudios para prepararse en una carrera universitaria.

“Antes los padres no lo ponían a estudiar; tal vez había estudio pero no le daban a uno de decir ‘mire estudie’”, lamentó. Ella no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela.

La jornada laboral de la comerciante dura doce horas ya que se retira de su puesto a las 6:00 de la tarde.

Su situación le impide contar con una seguridad social. “Si nosotros nos enfermamos debemos de tener el dinero para movernos de un lado para otro (ir al médico). La familia, por igual, depende de nosotros”, analizó.

A nivel nacional, el 27% de las personas cuentan con seguro médico (público o privado), de acuerdo al “Mapa socioeconómico: Guía para los nuevos 44 municipios de El Salvador”.

Sin embargo, cuando se desglosa por municipio, el porcentaje en Ahuachapán Centro es del 21.7%; es decir está por debajo de la media, a nivel nacional, de las personas que cuentan con un seguro médico.

En El Salvador únicamente hay dos municipios donde el porcentaje de personas ocupadas con un empleo informal no sobrepasan el 51%.

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Se trata de La Libertad Este con un 49.6%, convirtiéndose en el municipio con la tasa más baja a nivel nacional. El otro es San Salvador Centro, con un  50.9%.

Mientras que Morazán Norte, San Miguel Norte y La Unión Norte, son los tres municipios donde el porcentaje sobrepasa el 90%, con 93.9%, 93.6% y 91.4%, respectivamente, refiriéndose a que la mayoría de su población está ocupada a través de un trabajo informal.

El presidente de la Cámara de Comercio de La Unión, Raúl Castro, explicó que, probablemente, la razón de esos porcentajes se debe a que son zonas agrícolas.

Pero reconoció que la ocupación en la agricultura está “bastante reducida” por lo que las personas buscan, de manera individual, otras opciones para cubrir sus necesidades.

“Una de ellas es precisamente el emprendedurismo donde en las poblaciones más habitadas, como Anamorós, el mismo Santa Rosa de Lima, la gente se dedica a vender productos de utilidad alimenticia, sobre todo. Por eso se ha incrementado los vendedores ambulantes en cada una de estas ciudades donde hay una mayor dinámica económica”, explicó el presidente de la gremial.

Analizó que una de las complicaciones del trabajo informal es que las personas que están en dicho sector no están previendo para el futuro; es decir que consumen “lo que venden”. 

“La consecuencia es que cuando sean personas mayores y que no han tenido un trabajo formal ¿cuáles van a ser las prestaciones que van a tener”, reflexionó Castro.

Otras de las implicaciones es que al ser un sector informal no tributan por las ventas que realizan al no entregar facturas; además de que al no contar con la cobertura médica deben depender del sistema público, salvo que tengan la capacidad económica para asistir a clínicas privadas.

Las ventas

Para doña Gladis Hernández, de 80 años, ocuparse en un trabajo informal no únicamente representa no contar con muchas prestaciones, como la seguridad social, sino que también dedicar largas horas en sus negocios esperando la llegada de personas para, en su caso, le compren guineos, limones u otros productos que adquiere en el mercado de Ahuachapán para luego ser comercializados.

Para colmo, reconoció, desde hace varias semanas se ha experimentado una disminución considerable de compradores.

Los comerciantes comentan, entre sí, que “las ventas están malas” y que “hay más vendedores que compradores”.

Doña Gladis llega a las 5:00 de la mañana y se retira a las 4:30. Se ubica en la Avenida Francisco Menéndez Norte, entre la 10a. y 12a. Calle Poniente, frente al mercado número I.

Ella no tiene un puesto estable, se ubica en la calle a pesar de que la mitad de su vida se ha dedicado al negocio.

Otra comerciante, Elsa García, señaló que, junto a su compañero de vida, cultiva hortalizas en la zona rural para venderla en el mercado de la misma localidad.

A la preocupación de que deben vender para obtener ganancias que ayuden a la economía de su hogar, se suma a que, en ocasiones, el Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) no les permite que se ubiquen en las calles.

“Nosotros así andamos rebuscándonos; nos quitan a cada rato, no tenemos un puestecito para vender. Lo menos que nosotros vendemos son $10-$15 y no nos alcanza. Vendemos menos también y desde las 5:00 (de la mañana) estoy aquí; me voy a las 3:00 (de la tarde)”, agregó la ahuachapaneca, quien tiene 14 años comercializando en  esa ciudad.

Tiene tres hijos, de 8, 16 y 18 años. Llegó al mercado “por la necesidad de mantener a mis hijos; sólo en la casa no llega nada (de fondos)”, puntualizó.

El “Mapa socioeconómico: Guía para los nuevos 44 municipios de El Salvador” indica que el país tiene un 48.0% de la población femenina ocupada. 

El porcentaje representa las mujeres en edad de trabajar, de 16 años a más, que se encuentran ocupadas.

En Ahuachapán Centro dicho porcentaje está levemente por encima del dato nacional ya que es del 49.7%; es decir que casi la mitad del total de su población (180,790) se encuentra ocupada.