Dora Isabel Martínez no oculta su felicidad porque el trabajo que inició hace dos décadas la Asociación Comunal de Mujeres de la Barra de Santiago (AMBAS), en Jujutla, Ahuachapán, y que es apoyado por el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador, FIAES, este año dejó datos alentadores para la protección de tortugas marina; donde las especies están en peligro de extinción.
Dorita, como le llaman de cariño, es la viverista de Barra de Santiago desde hace ocho años; es decir, que se encarga de cuidar los huevos desde que llegan al vivero hasta que eclosionan y las tortugas son liberadas en el mar.
Además se encarga de hacer la estructura del vivero y elaborar las canastas que son colocadas en los nidos donde se depositan los huevos, a la espera que las tortugas nazcan.
El trabajo incluye llevar un dato minucioso de cuántos huevos logran eclosionar y los que no.
Desde agosto de 2022, que se comenzó a ejecutar el proyecto de protección y conservación de tortugas marinas en playas del área de conservación El Imposible-Barra de Santiago, fueron recolectados 102,919 huevos de tortuga marina.
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La cifra superó en 16,919 la meta que AMBAS y FIAES habían estimado, que era la incubación de 86,000 neonatos.
Hasta el 26 de enero habían liberado 91,677 neonatos; otros huevos aún estaban en proceso de eclosión.
Martínez señaló que la cifra demuestra que las tortugas encuentran las condiciones adecuadas, tanto en Barra de Santiago y El Tamarindo, en San Francisco Menéndez, que es la otra playa donde se ejecuta el proyecto, para la anidación.
Pero un dato que también llena de satisfacción a Dorita es que este año dos tortugas de la especie Prieta llegaron a anidar en Barra de Santiago, lo que permitió la liberación de 82 neonatos de dicha especie. La misma está considerada en peligro de extinción. La viverista señaló que desde que ella comenzó a desempeñar dicha función, en el 2014, sólo ha llegado una o dos tortugas a anidar cada año, entre noviembre y enero.
La otra especie de tortuga marina que llega a Barra de Santiago es la Baule; sin embargo, desde el 2020 no se registra una anidación.
El Tamarindo y Barra de Santiago registran presencia principalmente de la especie Golfina, que junto a la Baule y Prieta buscan ambas playas, en el occidente de El Salvador.
Dorita dijo que una de sus satisfacciones es que los huevos de tortuga marina ya no llegan al mercado negro, es decir, no son comercializados para el consumo humano.
“El deber de nosotros es decir (a las personas) que dejen de consumir huevo de tortuga porque son especies que están en peligro de extinción y aquí estamos viendo si las rescatamos para que sigan produciendo más”, dijo la viverista.
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Una de las partes importantes para lograr superar la cantidad de huevos cuidados en el vivero son los llamados tortugueros.
Ellos son personas de la comunidad que recorren las playas, durante las noches y madrugada, a la espera del arribo de las tortugas que llegan para depositar los huevos.
Sin perturbar a la tortuga, extraen los huevos del agujero donde son depositados y luego son entregados a los dos viveros.
La fundadora de AMBAS, Rosa Aguilar, relató que las personas reciben un reconocimiento económico por esa labor. Son $2.50 los que la asociación, con el financiamiento de FIAES, da a las personas por cada docena de huevos. Sin embargo, ellos deben dar dos huevos adicionales de contrapartida.
“Desde el 2003 hasta esta fecha nos sentimos orgullosas de haber ayudado tanto al ser humano como a la fauna, como la protección y conservación de la tortuga. Ahora la gente entiende que es mejor tener los viveros y no que el huevo se vaya al mercado negro”, expresó Aguilar.
Cien tortugas fueron marcadas en esta temporada de anidación. Las entidades ya han tenido experiencias que tortugas que han sido marcadas, han sido ubicadas en México, lo que ayuda a conocer el plan de ruta que muchas de ellas llevan. El marcaje incluye dónde nace la tortuga, entre otros datos.
“En los tres años que hemos realizado marcaje de tortugas, marcamos dos tortugas Prieta. A una de ellas, en diciembre de 2020 aquí en Barra de Santiago, fue reconocida al mes siguiente en una playa de Barra de la Cruz, en Oaxaca, México. El año pasado identificamos una proveniente de Oaxaca, así definimos el patrón de rutas que estas especies tienen”, dijo el técnico de AMBAS, Eder Caceros.