A pesar de las advertencias, “nadie creía que Rusia atacaría”. Así lo afirmó una sobreviviente de la guerra en Ucrania que ha obligado a 4. 8 millones de refugiados a salir del país, según los últimos datos difundidos hasta el 7 de junio por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
De todos ellos, más de 3 millones cuentan con protección temporal en los lugares de acogida. Además, hay otros 7.1 millones de personas que han abandonado sus hogares y viven en otros puntos de Ucrania, según la última estimación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Hasta el 25 de mayo, Acnur contaba 3,974 civiles muertos y 4,654 los heridos por ataques y bombardeos, lo cual representa una situación bastante complicada para los ucranianos.
Tal es el caso de Margarita, una mujer de 55 años, que ha sido testigo del horror ocasionado por la invasión Rusa a Ucrania y que ante el inminente peligro tomó la decisión de dejar el país donde nació para refugiarse en El Salvador.
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En declaraciones a El Diario de Hoy relató lo difícil que fue salir de ese ambiente de guerra considerado como “el peor acontecimiento de toda su vida”.
Su relató comenzó :“Solo vivíamos la vida normal, trabajábamos, crecieron los hijos. Íbamos una vez al año al mar…”.
“Rusia nos atacó”
Mientras avanzó con su testimonio, llegó hasta el “inesperado” momento de aquella madrugada del 24 de febrero del 2022. Detalló que el reloj marcaba las 4:30 a.m. cuando comenzó a escuchar el sonido de las fuertes explosiones.
En ese instante, no logró comprender qué era lo que estaba pasando, pero quien lo entendió todo fue su esposo, por lo que expresó: “Rusia nos atacó”.
Tanto para ella como los ucranianos ese momento marcó un antes y un después dado que el ataque se intensificó durante el día y la noche pues escuchaban más explosiones y veían los aviones de combate volando arriba del techo de sus casas.
“Sin encender luces”
Margarita recuerda que después del ataque, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, prohibió que se encendieran las luces de las casas por las noches. Esto con el fin de “permanecer escondidos”.
Fue por eso que en su vivienda tuvieron que utilizar candelas y establecer un plan de resguardo que implicaba turnos para dormir. Ella explicó que quien se mantenía despierto debía vigilar y avisar sobre el comienzo de los bombardeos en la casa o apartamentos de su barrio para correr a refugiarse en el sótano.
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“Nadie creía que Rusia atacaría”
Al preguntarle la reacción de los ucranianos, ella manifestó que “al empiezo todos estaban en choque total, pues a pesar de que en las noticias dijeron que Rusia atacaría a Ucrania nadie quería creerlo, pero después (tras el ataque) expresaban enojo”.
Uno de los momentos que le ocasiona dolor es cuando recuerda que muchas personas se fueron a la estación del metro a esconderse por la noche con sus hijos y durmieron en el transporte público.
Al avanzar en el relato destacó que los ucranianos poseen una “defensa psicológica”, pues a pesar de las muchas advertencias del ataque, no creían que de verdad fuera a ocurrir. Además, cuando comenzó la invasión estaban convencidos de que “pronto terminaría la guerra”.
Margarita era una de ellas y por eso una de las cosas más difíciles fue tomar la decisión de evacuar.
“Fue difícil de mi lado”
Este medio conversó también con su hija, Alina. Una joven de 32 años que se encontraba en El Salvador cuando ocurrió el ataque. Bajo ese panorama de terror, la invadió la angustia e impotencia por poder hacer nada para ayudar a su mamá y familiares.
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“Fue difícil de mi lado, porque yo estaba lejos aquí (El Salvador) y desde antes de la guerra yo llamé a mi mamá porque todas las noticias decían que se iba a atacar Ucrania. Siempre tuve miedo, y dos meses antes le llamé y dije ‘mamá hay que evacuar ahora, pero ella no creyó’”, indicó.
La angustia y ansiedad le hacían sentir que el tiempo no pasaba puesto que segundo a segundo permanecía viendo noticias. La joven precisó que durante 20 días pasó insistiendo e intentando convencer a su madre que debía evacuar lo más pronto porque su vida corría peligro.
Hubo días en que perdió apetito y el sueño debido a la preocupación, pero finalmente sucedió algo que la hizo cambiar de opinión. “Después que sobre voló este avión de combate, ella tuvo tanto miedo y como los bombardeos estaban cada vez más cerca, ella empezó a pensar ‘necesito evacuarme’”, comentó.
Fue ayudada por voluntarios
Ante esa decisión, Alina pidió inmediatamente ayuda a sus amigos y excompañeros de estudio que tras el conflicto se convirtieron en voluntarios.
“Ellos la evacuaron por medio de tierra desde la ciudad de Járkov que está al oeste de Ucrania y la llevaron hasta el occidente. Le tomó dos días de viaje y después ella tomó un autobús hacia Eslovaquia y viajó por 15 horas”, dijo.
En esa fecha, la joven viajó a Europa para trasladar a su madre de Eslovaquia a El Salvador y fue el 28 de marzo cuando Margarita llegó por primera vez a este país.
Pasados dos meses, ella manifiesta gustarle el trato de la gente y el clima. No obstante, el amor a su país permanece en su corazón. “Me gusta mucho aquí (El Salvador, pero quiero regresar a casa (Ucrania)”, expresó.
Familias desintegradas
La invasión rusa ha desintegrado a muchas familias en Ucrania. Por ejemplo, Margarita dejó atrás a su esposo, hermana, prima y tíos. Y en su familia, fue el hijo menor el primero en huir y buscar refugio en un país europeo.
Alina recuerda que su hermano se fue al comienzo de la guerra. “Tenía rostro de un niño porque acaba de cumplir 18 años. Él salió por medio del tren de evacuación y fue muy difícil porque permaneció 18 horas parado debido a que no había asiento”, describió.
Además, mencionó que su hermano aceptó salir de Ucrania luego de que un avión de combate sobrevoló dos veces afuera del edificio donde vivían. “Mi hermano me dijo ‘pensé que vida se había acabado’, por que el sonido que produce ese avión es como que alguien está cortando algo con machete”, concluyó.