Los restos de José Marvin Salmerón, de 53 años, fueron velados en la sala de una funeraria a la altura del monumento a La Madre, en el barrio Honduras, en la ciudad de La Unión. Salmerón murió el viernes 10 de junio recluido en el penal de Izalco en el contexto del régimen de excepción.
Salmerón trabajó durante 21 años como taxista trasladando a sus clientes a diferentes lugares de la ciudad y otros municipios.
Fue detenido por los policías el pasado 23 de mayo en su casa de habitación en la colonia Bellavista de La Unión, y recluido en el centro penal de Izalco; padecía de enfermedades crónicas. Fue trasladado al hospital nacional Jorge Mazzini, pero debido a su gravedad lo llevaron al Rosales, donde murió, confirmaron familiares.
Sus restos serán sepultados este domingo 12 de junio en el cementerio privado del municipio de Conchagua, luego de una misa de cuerpo presente en la parroquia San Carlos Borromeo.
De acuerdo con sus familiares, Salmerón era un paciente con diagnóstico de diabetes, por su misma enfermedad le amputaron un dedo del pie izquierdo, tenía un estricto tratamiento y curaciones, pero estando recluido en el penal le violaron sus Derechos Humanos y a la Salud.
Durante su velación, los familiares y amistades cercanas al taxista manifestaron que la familia se enteró del lamentable suceso al reconocerlo en una fotografía en las plataformas digitales de Twitter y Facebook, de una persona a la que trataron de bajar de un carro de traslado de reos a una camilla. Enseguida, se pusieron en contacto con las autoridades del centro penal y del hospital.
“Fue duro para la familia enterarnos de su muerte al reconocerlo en esa fotografía que subieron en el internet, hasta después de eso fue que la policía llegó a la casa donde él vivía para avisar que había muerto”, agregó una pariente.
Salmerón tenía dos meses de haber vendido el taxi para cubrir los gastos médicos que le estaba generando su enfermedad y la amputación del dedo. Pese a esas condiciones de salud, le trabajó a otra persona quien le prestaba un carro particular para que hiciera los viajes o carreras cortas a sus fieles clientes.
A Salmerón también lo detuvieron hace varios años, la Policía lo acusaba de resistencia, incluso en esa ocasión recibió varios golpes en su cuerpo. Por ese delito del que le acusaban quedó en libertad, aseguraron sus familiares.
Sus compañeros taxistas, los vecinos, familiares y sus amistades rechazan que Salmerón haya estado involucrado con las pandillas, y consideran que su caso es una más de las detenciones arbitrarias que están haciendo los soldados y policías amparándose al régimen de excepción.
Isabel Rivera, su excompañera de promoción del bachillerato de 1988, también era su cliente. Lo recuerda como un hombre aplicado y que era dedicado como buen padre, tenía la custodia de sus hijos y siempre que andaba trabajando andaba pendiente de llevarles la comida.
“Estoy impresionada por lo que pasó porque nadie puede decir que lo conocieron como miembro de pandillas ni de ninguna organización delincuencial, su muerte ha sido injusta y por eso ha dolido a todos aquellos que le conocieron”, Isabel Rivera.
Las capturas que en el marco del régimen de excepción ha hecho el gobierno salvadoreño ya sobrepasan las 39,000, según datos del Ministerio de Justicia y Seguridad.
Mientras tanto, al menos 35 personas que habían sido detenidas bajo el régimen de excepción han muerto mientras estaban en centros de detención, bajo la responsabilidad de agentes del Estado.